Necrológicas

– José Luis Ampuero Pena
– Guillermo Antonio Soto Santana
– María Angela Muñoz Bustamante
– María Matilde Ibarrola González

“No hay nada más bonito que una persona que fallece deje tanta vida”

Miércoles 28 de Septiembre del 2022

Compartir esta noticia
560
Visitas

No hay absolutamente ningún gesto más lindo, el que una persona fallecida deje vida a tantas personas, porque un cuerpo puede dar muchos órganos”.

Así, con estas palabras, Graciela Ignacia Andrade, de 29 años, destaca la importancia de la donación de órganos. Es la historia de la profesora de artes marciales (karate) y estudiante de Derecho de la Universidad de Magallanes que fue trasplantada de riñón, gracias a un donante que le dio una segunda oportunidad de vida.

Ayer, 27 de septiembre, se conmemoró el Día Nacional del Donante de Organos y Tejidos, fecha instaurada en memoria de Pamela Toledo Ortiz, una niña de 12 años, quien en vida manifestó su voluntad de donar. 

En este contexto, la deportista magallánica llama a conversar el tema en familia, de manera que ellos sepan de la decisión.

Graciela tiene lupus eritematoso sistémico, lo que gatilló diversas enfermedades como la insuficiencia renal. “Fueron 8 años sometida a diálisis, conectada a una máquina tres veces a la semana, hasta que surgió la posibilidad del trasplante”, relata.

Admite que el tratamiento de hemodiálisis es súper desgastante. “En resumen te quita vida, y la única opción era un trasplante”.

En 2011 se le declaró la falla renal y al año siguiente entró en lista de espera para trasplante.

La falta de donante conllevó a que su hermana Macarena le regalara el riñón que tanto anhelaba, luego de que los exámenes de histocompatibilidad resultaran positivos. Un día de mayo de 2019 entró a pabellón en el hospital de Valdivia. En su caso, la recuperación fue lenta.

“El trasplante significa libertad, y una vida, porque antes no la tiene, porque la vida es el hospital, los doctores manejan la vida de sus pacientes”, plantea.

Por ello la invitación de Graciela es a informarse, conversarlo en familia, dejarlo planteado como posibilidad, porque es ella la que tiene la decisión final frente a un fallecimiento.