Familia acusa negligencia médica en contra de bebé de dos años
Juanito debía nacer por cesárea, pero el parto no fue respetado, sufrió asfixia y hasta fracturas en el Hospital Clínico de Magallanes. Su padre Jorge Adalis Oyarzún Torres acusa negligencia en dicho centro asistencial, donde, además, indica que han enfrentado como familia un trato displicente y cruel, que los llevó a iniciar la campaña “Justicia para Juanito”.
El padre explica que el 9 de septiembre de 2020 su hijo Juanito debía nacer por parto cesárea en el Hospital Clínico de Magallanes, el cual estaba pactado y firmado, atendiendo su gestación en Daro (Policlínico de Alto Riesgo Obstétrico) como embarazo de alto riesgo.
“Este parto por cesárea no fue respetado, obligándose así a un parto normal, con resultado de asfixia y riesgo vital. Por ello, fue intubado a respiración artificial. Sin embargo, en el trayecto de maternidad a neonatología, pierde la intubación accidentalmente, por lo que es nuevamente intubado. Al menos los tres primeros días eran cruciales, ya que Juanito no respiraba por sí solo, tenía el estómago comprimido, y las manos y pies contraídos, también se encontraba con muchas manchas azules en todo el cuerpo”, comentó.
Jorge recuerda que, durante el embarazo, esperaron a Juanito con cariño y es que en ningún momento del embarazo hubo algún signo de alarma.
El ingreso de Milena Vásquez (la mamá de Juanito) al Policlínico de Alto Riesgo Obstétrico no fue porque Juan presentara signos de alerta en él, si no porque la mamá se había practicado una cesárea anterior y padece de artritis reumatoide, en control con tratamiento. Además, ella es de estatura baja (estatura) y el bebé en cada control iba creciendo más allá de lo esperado.
Luego de este traumático nacimiento y mientras Juanito luchaba por vivir con graves consecuencias, la progenitora fue llevada a una sala donde había otra madre con su bebé recién nacido, lo que, a juicio del padre, fue una desconsideración por parte del Hospital Clínico.
“Al final ambas mamás lloraron juntas tras el horrible y triste diagnóstico que presentaba nuestro hijo”, apuntó.
“Juanito logró sobrevivir, pero, a raíz de la asfixia, generó un trombo seno-venoso (un coágulo sanguíneo) en el cerebro, por el cual se debió realizar un tratamiento por siete meses con anticoagulante inyectable dos veces al día, en diferentes partes del cuerpo, para intentar disolver dicho coágulo. Tras meses de pinchazos, le bajó el tamaño, pero no pudo ser disuelto en su totalidad”, explicó el papá.
Juanito presentó hipotonía y un trauma alimenticio al no tener apego ni ser amamantamiento al nacer. Ello, porque la mamá lo asistía sólo dos horas por día y, luego cuatro horas. El padre, en tanto, tenía sólo dos horas un día a la semana.
“Nuestro hijo pasó tres meses hospitalizado y, mientras practicaba la succión, se alimentaba por sonda nasogástrica, la que era pegada con cinta adhesiva en su nariz y rostro, pero se removía con facilidad, y debía ser cambiada frecuentemente, generando así un trauma ya que constantemente la sonda entraba por sus fosas nasales, y muchas veces, en vez de entrar directo al estómago, salía por su boca. Estos movimientos generaron miedo, malestar, dolor y ocasionó que Juanito genere un reflujo gástrico. Ahora se alimenta con un botón gástrico”, relató el progenitor.
Una fractura sin
ninguna explicación
Al mes y medio de vida, y con las visitas de los padres restringidas, se encontró una fractura de fémur izquierdo en Juanito. El porcentaje que en este tiempo él había avanzado en su succión logró ser entre un 60 a un 70 por ciento, pero retrocedió a cero, asociando la alimentación con llanto y dolor.
Ante la fractura de fémur, le explicaron que podía ser por osteogénesis imperfecta. Esto fue descartado completamente. Sin embargo, mientras estaba en evaluación para esta enfermedad, Juanito fue sometido a la terapia Vjota en fase 1 y fase 2 que se considera más agresiva, la cual está contraindicada para personas que tienen osteogénesis imperfecta. Por un examen genético realizado de manera particular por los padres, se descartó este diagnóstico, pero si hubiese tenido la enfermedad, con esta terapia el kinesiólogo le hubiera quebrado varias partes de su pequeño cuerpo.
Además de eso, se quejó por lo que considera un mal trato a los padres, quienes debieron ver sufrir a su pequeño hijo, por un tratamiento con el que no estaban de acuerdo y que le pudo haber costado la vida. Ello además del trauma.
A Juanito se le realizaron malas punciones en las inyecciones de anticoagulante, generándole grandes hematomas en las piernas de varios centímetros.
El cambio de sonda
En marzo del 2021, a tres meses de colocada la sonda, ésta se fisuró en la parte final donde encastra con la boquilla. Al llevarlo de urgencia al hospital, un médico le intentó extraer la sonda gástrica desde su estómago y, como si fuera un adulto, se la tiró hacia el exterior y sin anestesia. “Esto provocó una evidente tortura en Juanito, luego la misma doctora corta en 3 partes la sonda, dejando 2 centímetros a ras de estómago, cuando esta medía aproximadamente 20 centímetros de largo, injerta una sonda más delgada y procede a pegar ambas sondas, con cinta transparente de hospital. Además, estas sondas tienen una duración de 6 meses. La de Juanito la dejaron 1 año 7 meses con 11 días y, a pesar de estar desde noviembre del 2021 para cambio de urgencia, pasó el tiempo y en julio del 2022 fue recién citado a cambio de ésta”, señaló el padre.