El petitorio del Cuerpo de Bomberos
Con el descrédito creciente de las instituciones del Estado, si existe alguna entidad que se aparte de tal desvalorización es la de Bomberos.
Su servicio abnegado es irremplazable y ha evitado no sólo controlar miles de incendios, sino, en rigor, salvar vidas. Más allá de los adelantos tecnológicos, el factor humano de arrojo y compromiso a toda prueba siempre será necesario y parece que cobrará una importancia mayor a la hora de enfrentar una de las consecuencias del calentamiento global: los siniestros forestales y los de generación espontánea por recalentamiento.
Todo este trabajo esmerado y eficiente tiene como base el voluntariado. Ello, pese a que existen países donde esta labor es remunerada. Pero, para el presidente nacional de Bomberos, ser voluntarios no es un ideal, sino una realidad práctica y eficiente que ha demostrado desde 1851 su plena vigencia y fortaleza.
Así, desde hace más de un siglo y medio, Bomberos nos entrega en forma gratuita un servicio de emergencias inconmensurable y resulta más loable cuando desde su generalato se busca obviar la mirada economicista y mantener la riqueza que para ellos implica optar por el carácter voluntario de sus miembros.
Entendiendo tal predicamento, es deber de la sociedad entregar a estos voluntarios todo el apoyo necesario para que puedan seguir cumpliendo sus funciones en forma abnegada.
En tal contexto, parece justo lo expuesto ayer por el Superintendente del Cuerpo de Bomberos de Punta Arenas, quien, junto con agradecer los apoyos recibidos tanto del gobierno regional como del municipio, recordó que sigue pendiente la construcción de un cuartel en el sector de Archipiélago de Chiloé, para emplazar allí a la Segunda Compañía. Se trata de un proyecto que ya espera por diez años ser materializado.
Es importante que el gobierno regional siga destinando recursos para dotar y modernizar las unidades rodantes de las distintas compañías, así como se implemente una línea para entregarles el material de protección de la salud, sobre todo los equipos de respiración.
Como sociedad, debemos compensar la disposición y horas de trabajo que en forma desinteresada entregan las mujeres y los hombres que conforman Bomberos, garantizando tanto su seguridad, como su constante capacitación y el acceso al mejor equipamiento posible, entendiendo que han optado por los principios de solidaridad y filantropía para servir a sus coterráneos.