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¿Cuán frágiles son nuestros adultos mayores?

Por Ramón Lobos Vásquez Miércoles 9 de Noviembre del 2022

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Todos conocemos a adultos mayores que aparentemente se ven sanos o sin problemas de salud, pero que enfrentados a situaciones tal vez menores o menos graves en cuanto a compromiso de salud o simplemente a factores sociales como la viudez, tienen un deterioro en la condición de salud. Expresado como pérdida de la funcionalidad o autonomía. Cuando debe priorizarse la atención de salud en los mayores no solamente el imperativo está en atender a quienes son afectados por eventos de salud, sino que también a aquellos que estando sanos presentan esta fragilidad. Desarrollando acciones protectoras que permitan que estos condicionantes no les afecten o tamponar ese efecto para que no se exprese totalmente. La condición de fragilidad puede afectar hasta un 20% de los adultos mayores revelando la importancia de esta condición de ellos.

Buscar, identificar y desarrollar medidas protectoras en esos mayores es central e importante. No se puede esperar que el deterioro se produzca para actuar. No solamente se deben realizar acciones preventivas y que mejoren las condiciones de salud de quienes se mantienen sanos; sino que ello se deben crear programas preventivos que favorezcan el envejecimiento activo y acciones protectoras por parte de los sistemas de salud y sociales de nuestra comunidad.

La identificación y búsqueda de aquellos más frágiles es también una tarea importante y necesaria para disminuir la cantidad de adultos mayores que requieren intervenciones de salud en número y cantidad importantes. El proceso de envejecimiento va actuando de forma persistente sobre los adultos mayores, generando condiciones en que la reserva fisiológica que todos tenemos como capital se va perdiendo de acuerdo a las condiciones de salud, las enfermedades o los diversos eventos que van sucediendo a través de la vida.

Lo más complejo que le puede ocurrir a cualquier adulto mayor es la pérdida de la autonomía o funcionalidad o hacerse más vulnerable a los eventos adversos que pueden ocurrir en su vida. Esa pérdida que ocurre puede acarrear una mayor morbilidad o llevar a la muerte; por eso la importancia de intervenir y tratar.

Un adulto mayor es un individuo que enfrentado a alguna situación de estrés físico, social, mental o psicológico desarrolla mayor riesgo o expresión de mayor deterioro. Por ello, no basta la atención en salud para asegurar que se mantenga sano y activo en su comunidad. De ahí que la evaluación debe y necesita ser interdisciplinar.

¿Cómo se consigue eso? Ya parece ser bastante difícil acceder a prestaciones en salud, buscar esta integración pareciera ser tarea mayor.

Hace más de 20 años se está aplicando en Chile la evaluación funcional de los Adultos Mayores. Anualmente en atención primaria existe esta potente herramienta para evaluar desde estas distintas dimensiones a cada adulto mayor, de tal manera de identificar las áreas falentes sobre las cuales actuar en cada uno de ellos. Desarrollando focalización del trabajo social, psicológico o clínico en una población de adultos mayores. Aspecto que debe ser conocido por la familia o entorno social de cada mayor para asegurar la intervención en las áreas que lo requiera.

La importancia se centra en que la familia o el entorno social de cada adulto mayor tenga clara la situación, es decir, que el envejecimiento lo ha tensionado. De tal manera de poder identificar y desarrollar acciones preventivas como red o bien efectuar acciones activas para mejorar los condicionantes de salud de su adulto mayor.

Cada familia debe anticipar acciones o decisiones que deberán desarrollarse. Entender y comprender que un resfrío puede ser potencialmente complejo si no evoluciona en tiempos determinados. La viudez o quedarse solo para un mayor puede significar una situación que debe acompañarse no solamente en el duelo social, sino tal vez en tiempos e intensidades mayores. Una depresión puede ser potencialmente compleja de manejar y la familia debe saber cómo actuar y qué esperar en la evolución.

Conocer si un adulto mayor es sano o es frágil marca la diferencia en cómo esa familia o red social debe actuar en cada evento de salud o en cada situación que le comprometa. Qué debe esperar o cuándo debe desarrollar más acciones para mantenerlo bien .

No hay sólo adultos mayores sanos o enfermos. También están los frágiles que significan no sólo una mayor acción de los agentes de salud o sociales sino también marcan una alerta para la familia o red. Por eso se debe actuar en forma oportuna previendo o anticipando escenarios.

Hay que acostumbrarse a preguntar si nuestro mayor es sano o frágil.

Así como la etiqueta de frágil, en un envoltorio, nos condiciona a actuar con las cosas que nos rodean; así también nos deben motivar a trabajar con nuestros adultos mayores.

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