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Trabajo social, 97 años de historia en Chile

Por Walter Manuel Molina Chávez Viernes 11 de Noviembre del 2022
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Walter Manuel Molina Chávez
Trabajador Social.
Doctor en ciencias de la educación.
Postdoctorado en ciencias sociales

El trabajo social chileno está próximo a cumplir 100 años. Ello, a partir de una iniciativa del Dr. Alejandro del Río Soto-Aguilar (1867-1939), destacado médico higienista y uno de los pioneros de la medicina social en Chile. A partir del liderazgo de este visionario médico chileno, quien dirigía la “Junta Central de Beneficencia Pública”, institución encargada de la dirección, administración y construcción de hospitales, “Casas de Socorro”, Asilos de ancianos y Orfanatos. En ese rol directivo, el Dr. Del Río propone crear la primera Escuela de Servicio Social en Chile y Latinoamérica, cuya primera directora fue Jenny Bernier (1931-2016) iniciando sus clases el 4 de mayo de 1925. Inicialmente, la duración de la formación profesional se extendía por dos años y posteriormente en 1932 se extendió a tres años. Según Cerda (2020) el plan de estudios de esta naciente profesión consideraba asignaturas como: Instrucción Cívica, Psicología, Higiene, Deontología (ética profesional), caso social individual, entre otras materias. Como se observa, el currículum de la primera escuela donde se formaron las y los primeros asistentes sociales tuvo una impronta formativa que enfatizaba los aspectos médico-sociales, considerados parte relevante en la solución de los problemas y necesidades de la sociedad chilena de la época. Posteriormente, en el año 1950, un grupo de asistentes sociales convoca a una jornada de análisis de la realidad social de la época, que en pleno gobierno del inefable Gabriel González Videla (1946-1952), estaban decididos a denunciar y visibilizar las estructuras sociales anacrónicas que desde su punto de vista eran la verdadera explicación de la pobreza, insalubridad y desigualdad social en Chile. En este complejo escenario histórico, les asistentes sociales realizaron jornadas de reflexión y análisis, cerrando estos debates con dos grandes acuerdos que marcarían el desarrollo de la profesión en Chile. El primero, declara oficialmente el 11 de noviembre como el día del Asistente Social y, el segundo, crea la Federación de Asistentes Sociales de Chile que años más tarde se transformaría en el Colegio de Asistentes Sociales fundado (1955).

De este modo, se consolida una historia de casi 100 años del trabajo social chileno. Se trata de una historia de profesionales dedicados a contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de todo un pueblo que ha transitado por múltiples escenarios de conflictos y luchas sociales aportando a logros concretos en materia de bienestar social y desarrollo humano integral.

A 72 años de los hechos relatados, el Trabajo Social se ha consolidado como profesión y una disciplina académica que investiga, que genera conocimiento e interviene en sociedades donde el vínculo o lazo social se hace más frágil y la solidaridad humana cada vez más compleja y desafiante.

Hoy es una profesión/disciplina que hace parte de las ciencias sociales, y que desde ese lugar, aporta al análisis, comprensión e intervenciones sociales complejas: situada, arraigada en los territorios, en los sujetos y colectivos sociales en escenarios locales y globales contemporáneos. Así, cada 11 de noviembre en Chile conmemoramos el día de las y los profesionales del Trabajo Social, es decir, celebramos una profesión que emergió a la vida social “con las manos en la masa” y que desde entonces trabaja con esa materialidad histórico-social que una brillante historiadora chilena (Illanes,2006) nombra como el cuerpo-sangre del pueblo, es decir, un ser que habla  desde su necesidad, generando acción, protesta, movilización y respuestas creativas a las distintas crisis de supervivencia popular que han marcado la historia de Chile y del trabajo social crítico latinoamericano.

En virtud de ello, vaya un gran y fraternal saludo a todas y todos los/las/les profesionales y estudiantes del trabajo social en un nuevo aniversario de la profesión.