Necrológicas

¿Libertad sin responsabilidad?

Por Abraham Santibáñez Sábado 12 de Noviembre del 2022

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Cuando nació Elon Musk en 1971, en Pretoria, Sudáfrica,  la historia de la computación estaba todavía en sus inicios. La gran novedad ese mismo año fueron los microprocesadores  que hicieron posible los tablets y otros equipos portátiles. Aunque esa historia sigue en construcción, Musk, convertido en el hombre más rico del planeta, quiere darle un golpe de timón: hacer que la libertad de expresión en las redes sociales no tenga límites. Está empezando con Twitter.

El anuncio ha sido recibido con recelo, ya que no hay certeza de qué entiende Musk por libertad de expresión. El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Volker Türk, lo instó a garantizar que los Derechos Humanos sean fundamentales para la gestión y desarrollo de la plataforma. El sucesor de Michelle Bachelet recordó que Musk ha prescindido de todo el personal que se dedicaba a la inteligencia artificial ética, a excepción de dos personas, lo que “no es un comienzo alentador”.

Como sea, no hay más remedio que esperar.

Musk tenía 18 años cuando emigró, junto a su madre a Canadá (y de ahí a Estados Unidos). En Sudáfrica habían gozado de la gran fortuna de su padre quien dijo una vez que:  “Teníamos tanto dinero que a veces ni siquiera podíamos cerrar nuestra caja fuerte”. El alto nivel de inteligencia de Musk, cercano al índice de Einstein, lo impulsó a crear una fortuna propia. Hoy es el hombre más rico del mundo.

Todo empezó cuando todavía vivía en su país natal.​ A los diez años aprendió a programar.​ A los doce diseñó un juego del espacio llamado Blastar, y se lo vendió en el equivalente de 500 dólares a una revista.

El resto, hasta la polémica compra de Twitter, fue una suma de éxitos.

Inició y completó diversos cursos de nivel universitario. En 1995 se matriculó en Stanford para hacer un doctorado en Física Aplicada y Ciencia de Materiales, pero a los dos días lo abandonó para iniciar su propia empresa. Hoy es un magnate. Fundó SpaceX, cofundó Tesla Motors y Neuralink, OpenAI y PayPal, sistema de pagos remotos que se usa en Chile. Musk ha sido el principal impulsor del desarrollo del coche eléctrico, el cohete espacial Falcon 9 y el Hyperloop. Este último es un tren que puede viajar a alta velocidad, libre de la resistencia del aire o la fricción.

La negociación con Twitter fue compleja. Se concretó hace un mes y Musk ha declarado que compró la empresa para asegurar la libertad de expresión. Esto se lograría mediante cambios en la estructura de Twitter y una aplicación nueva que englobaría servicios de mensajería instantánea, llamadas, redes sociales, incluso informaciones todo financiado mediante pago.

El primer problema ha sido la protesta de los actuales usuarios de Twitter. El segundo, es más grave y ya ha generado fuertes polémicas.

¿Cuál es el sentido de la libertad de expresión, según Musk?

No es fácil dar la respuesta, ya que ha vivido largamente en Estados Unidos, pero nació en Sudáfrica cuando había allí fuertes restricciones. En esos años, en las escuelas de Periodismo, más que hablar de ética se enseñaban las leyes imperantes, de modo que los futuros profesionales no tuvieran problemas con la justicia.

La aspiración de Musk parece ir por esa misma ruta: diga lo que quiera, pero hágase responsable. Mejor sería que dijera: diga lo que quiera, pero respete la verdad y la dignidad de las personas.

Sería mucho mejor.

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