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  • Lorenzo Barrientos Vito

Más de un siglo de golf a orillas del estrecho de Magallanes

Miércoles 7 de Diciembre del 2022
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Víctor Hernández
Sociedad de escritores de Magallanes

Parte II y final

El segundo capítulo de esta secuencia se circunscribe en primer lugar, inevitablemente en el marco de las reformas estructurales que vivió el país en general, y Magallanes en particular, desde mediados de la década del sesenta del siglo pasado. Dentro de esta nueva realidad administrativa y jurídica, varias instituciones de la provincia perecieron, o porque fueron obligadas a cesar en sus funciones, -lo que apuró su disolución-, como en el caso de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego por ejemplo; o porque no pudieron adaptarse a los cambios que demandaba el nuevo escenario político y socioeconómico, como ocurrió con las diversas Sociedades Mutualistas de Socorros Mutuos que se extinguieron cediendo su patrimonio a sus socios (as) o con la misma Federación Obrera de Magallanes, cuyos gremios terminaron por ingresar a la Central Unica de Trabajadores (Cut).

En este convulso período de cambios, el Magallanes Lawn Tennis Club y el Magallanes Golf Club previendo una posible desaparición de sus organizaciones, establecieron varias conversaciones para imaginar un futuro común, que entre otras resoluciones,  consideraba la venta de sus antiguas canchas de juego para luego, comprar un campo o parque mucho más extenso, donde se pudiera practicar, junto con el tenis y el golf, otras actividades deportivas en un sitio con más áreas verdes y que permitiera a su vez, a la comunidad puntarenense disfrutar de nuevos espacios naturales. 

Imbuidos de este espíritu societario, en la reunión celebrada el 13 de diciembre de 1965, el directorio del Magallanes Golf Club junto con detallar los beneficios del inédito convenio, comunicaba a sus miembros la tentativa de crear en conjunto con el Magallanes Lawn Tennis Club un proyecto de trabajo con el propósito de adquirir un bien raíz bajo la modalidad de una Sociedad Inmobiliaria. Desde ese momento, comenzó a incubarse la idea de vender los terrenos ubicados en los alrededores de Bahía Catalina.

Complejo traslado

al sur de la ciudad

Por aquel entonces, en asamblea general de socios realizada el 9 de octubre de 1967, los miembros del club de tenis adquirieron al contado, por la suma de 25.000 escudos, la antigua villa Los Pinos, un complejo de 35 hectáreas, ubicado en el kilómetro 5 y medio sur, en Río de los Ciervos. La compra fue protocolizada una semana más tarde, en la notaría de Orlando Godoy Reyes, donde se estipulaba que los 545.000 escudos restantes, se pagarían en un plazo de tres años; otros 25 mil en los próximos tres meses; 220 mil más, en el transcurso de un año y los últimos 300 mil, en dos años, como plazo final.

Es importante hacer esta aclaración, por cuanto el directorio del club de tenis, emprendió la iniciativa de emitir bonos socio, invitación que se extendió a toda la comunidad magallánica. Quien suscribía un bono socio recibía el título de accionista provisorio. Cada acción tenía a su vez, un valor de 2 mil escudos pagaderos hasta en 20 cuotas mediante letras de cambio. En la ciudadanía se interpretó esta medida como una alternativa al proyecto municipal que buscaba recuperar el parque María Behety como un espacio que concentraba el deporte, la recreación y la competencia deportiva. 

Este sistema sufrió los embates de las medidas económicas adoptadas por el gobierno de la Unidad Popular, que cuestionaba la existencia de sociedades deportivas constituidas por accionistas, lo que en la práctica paralizó la compra del predio. Incluso, en 1973, el antiguo propietario del inmueble llegó a solicitar el embargo de la propiedad, engorrosa situación que fue salvada con recursos personales del socio Juan Chanceaulme. 

Recordemos que villa Los Pinos había sido propiedad del matrimonio conformado por José Menéndez Behety y Teresa Montes Thurler, heredado en 1953 por uno de los hijos Arturo Menéndez Montes, quien, catorce años más tarde, negoció la venta del campo al club de tenis. 

En tanto, una nueva institución demostraba interés para ocupar la villa Los Pinos. La Armada de Chile entregó por intermedio del capitán Jorge Fellay en 1971, una propuesta institucional que en lo esencial, buscaba crear al interior del predio, un lugar de esparcimiento para los oficiales. 

Mientras el Magallanes Lawn Tennis Club y la III Zona Naval avanzaban en las conversaciones, la Junta General Extraordinaria de Socios del Magallanes Golf Club decidía, en reunión efectuada el 15 de noviembre de 1972, vender los terrenos del club ubicados en Bahía Catalina a la Empresa Nacional del Petróleo (Enap) por la suma de 1.800.000 escudos. Se acordó además, destinar los fondos obtenidos de aquella transacción en la compra de un terreno abierto en villa Los Pinos y de una casa para la práctica del golf. En este sentido, se definió también, aportar dinero en villa Los Pinos para que se instalara la cancha de golf de acuerdo a las especificaciones técnicas proporcionadas por los jugadores y comprar el 50% de las acciones compartiendo con el club de tenis la tuición de la propiedad. 

No fue necesario aplicar este plan, toda vez que, a medida que transcurrían los meses, se acrecentaba la posibilidad que el gobierno de la época expropiara los antiguos terrenos que pertenecían al club de tenis como al de golf. Estos últimos, sin embargo, consiguieron vender su propiedad a la Enap y ya para noviembre de 1973 estaban en condiciones de negociar favorablemente su ingreso a villa Los Pinos, que recibía ahora el nombre de Club de Campo Río de los Ciervos.

Con el dinero recaudado por la venta de la cancha, más algunos recursos propios de la institución, los golfistas cancelaron 2.553.000 escudos al Club de Tenis, lo que permitió a éstos, sanear la delicada deuda que mantenían por la compra del predio y a su vez, reembolsarle a Juan Chanceaulme las platas que había facilitado anteriormente.

Estas medidas, sin embargo, no bastaban para hacer andar al Club de Campo. Se requería además, dotarlo de una infraestructura acorde, que permitiera retomar a mediano plazo, tanto las actividades del tenis como del golf. El problema fue asumido por el Departamento de Bienestar de la III Zona Naval que reanudó conversaciones con los directorios de ambos clubes, hasta que el 17 de octubre de 1974 se procedió a ceder gratuitamente el 51% de las acciones de dichos terrenos a la Armada de Chile, creándose oficialmente, el 11 de diciembre de ese año 1974, el Club Naval de Campo Río de los Ciervos, cuyo primer directorio quedó conformado por el almirante Eduardo Allen, como presidente; José Floegel, vicepresidente; Arnaldo Alarcón, secretario; el capitán Alfredo Gallegos, prosecretario; capitán Francisco Sanz tesorero; y como directores, los capitanes Lorenzo Lindermann y Carlos Rivera, junto a los socios Juan Chanceaulme y Dusan Pivcevic.

Se estableció que la recién creada corporación de derecho privado, cuyos miembros eran oficiales de la Tercera Zona Naval y socios civiles, tenían “como base de formación el acercamiento de la comunidad magallánica y la Marina de Chile desarrollando en común actividades deportivas, sociales y de recreación, para lo cual, conforme a los acuerdos suscritos, la Armada toma la administración general del Club y compromete la ejecución de diversas obras que permitirán su buen funcionamiento y desarrollo futuro”. En el documento fundacional se determinó también, que los primeros socios civiles serían los antiguos integrantes del Magallanes Lawn Tennis Club como asimismo, del Magallanes Golf Club y aquellos que en su momento suscribieron los llamados bono socios originales. 

Al saber la noticia que la villa Los Pinos se había transformado en el Club Naval de Campo Río de los Ciervos, su antiguo propietario, Arturo Menéndez Montes escribió una sentida correspondencia en diciembre de 1974 en que expresa:

“…Estoy muy satisfecho pues todo el proceso terminó felizmente y esa Propiedad, construida con tanto cariño y dedicación por mis padres y en donde viví una larga y feliz etapa de mi vida, con mi señora y familia, está ahora en las buenas manos de Uds., que sabrán mantener el parque y las construcciones en las magníficas condiciones en que fueron entregados, hace ya varios años, y harán asimismo los trabajos necesarios para que esa propiedad sea un Club de Campo digno de esta hermosa y querida ciudad de Punta Arenas…”.

Sin embargo, pese a los buenos augurios, los golfistas aún deberían sortear una serie de contratiempos antes de volver a celebrar sus tradicionales competencias.

Recomenzar

para mejorar

Aunque parezca contradictorio, pasaron algunos años antes que se volviera a practicar golf en Magallanes. Recién en el verano de 1978 en una pequeña cancha de 3 hoyos de par tres, se reiniciaron las actividades de esta tradicional disciplina deportiva. El diario La Prensa Austral tituló en su edición del 5 de febrero: “Empieza la temporada de golf en la nueva cancha”, y emitió la siguiente nota: 

“Aun cuando el campo de juego no se encuentra totalmente en condiciones, el golf ya comenzó a usar las instalaciones que tiene ubicadas en el sector posterior del Club de Campo. El domingo pasado se llevó a efecto la primera competencia de carácter preparatorio, en la cancha que actualmente cuenta con sólo 3 hoyos, dado que los restantes se están confeccionando para su posterior empleo en competencia que ya se están programando”. 

En la jornada inaugural que marca el inicio de la etapa moderna del golf en la región, participaron los jugadores Juan Espinoza, Ernesto Castañón, Daniel Alarcón, Jorge Bizaca, Pedro Anguita, Teresa Ihnen, Maribel Ihnen, Ernesto Fernández de Cabo, Francisco Fernández de Cabo, Jaime Arancibia Tagle, Fernanda Castañón, Carmen Paz Alarcón, Thomas Boyd y Beatriz Banciella. 

En tanto, en junio de 1980 el Club Naval hacía una interesante descripción de la rama de golf y del terreno de juego: “La cancha es objeto de cuidados permanentes. Durante toda la temporada 1979-1980 se hicieron nuevos greens (3), tees de partida (13) y bunkers de arena (3), así como también tendido de cañerías plásticas para riego, eliminación de pasto alto con guadaña y mantenimiento de los farways”.

La referencia anterior coincidía con el período del directorio encabezado por César Murúa Polanco, quien, en una de las primeras medidas de su administración, decidió reincorporar al Magallanes Golf Club a la Federación Chilena de este deporte, lo que permitió en lo sucesivo, la calendarización de nuevos torneos. Así por ejemplo, nació el famoso Abierto de Magallanes, que año tras año cobra mayor prestigio, al tratarse de una competencia en varias categorías y con presencia de destacados jugadores, tanto  nacionales como del extranjero. Desde 1987 hasta 2017, fecha que marca el centenario del club, los ganadores fueron los siguientes:

En varones, Felipe Alcaíno, en 1987; Juan Ignacio Basagoitía en 1988, 2014, 2015 y 2016; Sebastián Urrejola en 1990 y Sebastián Aninat en 1991; Ernesto Fernández de Cabo en 1992, 1993, 1996, 2004, 2008, 2010 y 2013; Jaime Arancibia en 1995 y 2009; Tom Almojuela en 1997 y 2000; Manuel Morales en 1998 y 1999; Martín Figueroa en 2001, Carlos Beros en 2002 y Guillermo Ibacache en 2003; Antonio Costa en 2005 y 2007; Damián Muriel en 2006; Carlos Romano en 2011 e Iván Ursic en 2012.

En damas, luego de los triunfos de Susana Dola en 1992 y de Ana María Fajardo en 1993, hubo un intervalo de tres años, hasta que la competencia se reanudó en 1996 con la victoria de Marybel Ihnen. Después, se impusieron Patty Marlor en 1997; Gloria Soto en 1998; Liliana Ortiz en 1999, 2002, 2003, 2009, 2011, 2012 y 2013; María Cleta Baeza, en 2000; Patricia Gil en 2001, 2004, 2006, 2014 y 2015; Mercedes Lavado en 2005; Gabriela Orthusteguy en 2007; Nasha Sesnic en 2008; María Mercado en 2010 y Concepción Benítez en 2016.

En la categoría seniors resultaron vencedores, Gonzalo Campos en 1992; Ernesto Mrugalski en 1993; Daniel Alarcón, en 1995; Jaime Viteri en 1996 y Alvaro Alemparte en 1997. Mario Mertens triunfó en 1998 y 1999; Sergio López Bain en 2000 y Juan Ursic el 2001. Posteriormente se iniciaba la hegemonía de Guillermo Ibacache con su quinquenio entre el 2002 y 2006; y luego de las victorias de Sian Som Li en 2007 y de Leonardo Castex en 2008, un cuatrienio entre el 2009 y el 2012, saga que fue interrumpida por los títulos obtenidos por Gabriel Alvarez en 2013, 2014 y 2015 y el logro de Sergio López Pereira en 2016.

Otros torneos significativos que integran el calendario anual son el Campeonato Glorias Navales que se disputa ininterrumpidamente desde 1983; el trofeo Arthur King que empezó a implementarse en la temporada 1996-97 y el Hoyos en Uno, que data de 1950. En este sentido, hay que destacar el certamen Mauricio Braun Menéndez instituido en 1966 que sobresalía entre los anteriores, porque el estímulo principal consistía en que, quien ganara tres versiones seguidas o cinco versiones alternadas obtendría en propiedad una bandeja donada por el propio Braun Menéndez y aunque hubo jugadores que alcanzaron a vencer en cuatro ocasiones, como Ernesto Mrugalski o Ernesto Fernández de Cabo, el trofeo se lo adjudicó finalmente Juan Carlos Beros Petrich, que se impuso en las ediciones de 2002, 2005, 2010, 2013 y 2017. 

La asociatividad ha sido una de las características más acusadas de la institución en las últimas décadas como lo atestiguan las tradicionales competiciones interclubes. El equipo de Magallanes participó sin mucho éxito en 1982 en el zonal sur de golf. En cambio, en 1983 y 1984, logró imponerse luego de tres cotejos, al fuerte conjunto de Santa Lucía Golf Club de Comodoro Rivadavia de Argentina. Después de algunos años, se volvieron a sostener torneos amistosos contra equipos trasandinos, en especial, hay que destacar, las ocho versiones del match entre Magallanes con el elenco de Ushuaia realizadas entre 1999 y 2003, match que finalizó empatado a cuatro victorias por bando, lo que motivó la realización de un partido de desempate en la localidad del club “Las praderas de Luján” a 80 kilómetros de Buenos Aires. El triunfo final correspondió al cuadro magallánico que se alzó con la Copa Confraternidad, trofeo donado por el diplomático argentino Julián Tettamanti, y que premiaba al ganador de esta justa deportiva entre los equipos de golf más australes del mundo. 

Los continuos viajes entregaron roce y experiencia a los jugadores regionales. El año 2008 el Magallanes Golf Club obtuvo el triunfo más importante de su centenaria historia al ganar el campeonato nacional de clubes norte-sur. Se trató de un torneo dividido en dos grupos cuyos vencedores se encontraron en la final. Magallanes superó en encuentros de ida y vuelta a los equipos de 7 Ríos de Los Angeles, Santa Elvira de Valdivia, Las Bandurrias de Osorno y Los Lirios de Rancagua. En el match decisivo, los golfistas puntarenenses vencieron a su similar, el campeón de la zona norte Granadilla de Viña del Mar. El conjunto austral estuvo conformado por Adolfo Suris, Jaime Arancibia, Ernesto Fernández de Cabo, Luis Rodríguez, Carlos Beros, Leonardo Castex, Mario Mertens, Sebastián Vargas y Sergio López.

Para conmemorar el centenario del club en 2017, se encargó erigir en el lugar donde se ubicaba la antigua cancha, en la actual villa El Golf, un bloque revestido de mármol con letras doradas bajo relieve, diseñado por el arquitecto Dante Baeriswyl Rada, obra que en la parte superior contiene una placa de acero producida por la escultora Paola Vezzani González.  Además, se levantó una cartela materializada en madera por José Martínez Martín.

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