En Malta logró un segundo lugar mundial para seguir acumulando éxitos en el ajedrez
Desde fines de los ’90, comenzaron a sobresalir en cuanto torneo de ajedrez se organizara. Los hermanos Rodrigo y Matías Hurtado Bahamonde, ex alumnos del Liceo San José de Punta Arenas, desde que eran niños se encantaron con el deporte ciencia, y aunque cada uno sacó adelante su carrera universitaria, continúan participando en torneos, estudiando, practicando y leyendo. Y cosechando éxitos, porque a fines de octubre recién pasado, Matías Hurtado logró el segundo lugar en su categoría, en el Campeonato Mundial Amateur de Ajedrez, realizado en Malta, país al que asistieron ochenta participantes de distintas nacionalidades.
Nacido el 28 de agosto de 1991, Matías Hurtado siguió los pasos de su hermano Rodrigo (2 de noviembre de 1987), mientras que su otra hermana, Ignacia, de 16 años, aún no se entusiasma del todo con el tablero de las 64 casillas. Sin embargo, todos son un orgullo para sus padres, Heriberto y Blondina, pero mucho más para su abuela Violeta Díaz, que en un enorme álbum de fotos ha reunido todos los recortes de sus nietos ajedrecistas, desde sus comienzos.
Respecto de su reciente éxito, Matías detalló que “es un torneo que va rotando todos los años y ahora se realizó en la República de Malta, del 20 al 30 de octubre. Este era mi primera experiencia a nivel mundial, pero mi hermano ya había participado en 2018 en Italia, donde salió en el lugar 14 y nos motivamos a seguir. En 2020 yo iba ir a competir a Grecia, pero por la pandemia se suspendió, lo cual me dio tiempo para entrenar más y llegar bien preparado a este torneo y por suerte se nos dio todo bien, porque Rodrigo salió cuarto en su categoría sub 2300 y yo salí segundo en sub 2000”. Esas categorías son por ranking internacional, apuntó.
El haber competido en varios torneos panamericanos a nivel juvenil, sub 18 y sub 20, en 2015 comenzó a participar en Panamericanos amateur: Brasil (quinto lugar), Buenos Aires (séptimo) y Panamá (octavo), hasta que se dio la posibilidad de ir a la isla de Malta, en medio del Mediterráneo.
En su categoría participaron 80 ajedrecistas, aunque en todo el torneo hubo 200 ajedrecistas. “Ganó un mongolés de 13 años, muy buen jugador, que venció en todas sus partidas. Yo salí segundo, empatado con un francés. Estuvo durísimo, son nueve rondas, cuatro horas promedio de partidas todos los días”.
Influencia paterna
Recuerda que fue su padre quien motivó primero a Rodrigo a practicar ajedrez, con apenas seis años, aunque posteriormente, Matías partió jugando con solamente 5 años. “Le seguí los pasos y después a la par fuimos escalando, ganando torneos, fuimos campeones nacionales juveniles, en una muy buena generación, que igual ayuda a subir el nivel”, destaca, pese a que con los años tuvo que combinar los estudios de ajedrez con los universitarios. En todo caso, expresa que le hubiese encantado vivir del ajedrez, algo imposible en Chile.
“Con Rodrigo lo tomamos muy en serio, con mínimo tres horas de entrenamiento al día. En lo personal, cuando entré a la universidad, seguí practicando activamente en los campeonatos que organiza la Umag, en los torneos nacionales, pero ya no tenía ese entrenamiento a full de cuando éramos juveniles. Luego me titulé, entré a trabajar en la empresa Salfa y me hago el tiempo para tomarlo como un deporte en serio. Sigo entrenando con mi profesor, Luis Dobson, que está viviendo en Iquique, pero entrenamos vía Zoom dos a tres veces a la semana para mantener el nivel de competición y obtener resultados afuera”, resaltó.
Potenciar el entrenamiento
Esa diferencia de realidades de entrenamiento la notó en esta competición mundial. “Hay países como Rusia, Armenia, India, que son potentes a nivel mundial y tuvimos la suerte que, por la guerra, no participó Rusia en este Mundial y esa fue una pequeña ventaja para nosotros, pero si le damos el espacio suficiente al entrenamiento y la dedicación, se logran cosas”, manifiesta el ajedrecista, junto a un tablero y un libro de uno de sus principales referentes, el ruso Gary Kasparov. “Para mí, es el mejor jugador de todos los tiempos. Tiene muchos libros, este es el tomo II y cuenta cómo fue formándose, y estudiando a los campeones del mundo desde el primero hasta el actual, por lo que siempre le fue sacando un poquito de cada uno de sus aptitudes, ventajas y debilidades; gracias a eso se pudo formar como el mejor de todos los tiempos”, asegura.
Lucha mental
Para quien no comprende en profundidad que el ajedrez no es un simple juego de mesa, sino que una disciplina deportiva como cualquier otra, y que requiere entrenamiento, estudio y análisis de los rivales, vaya este testimonio del referente regional: “Es difícil entender el ajedrez, incluso a mí que llevo tanto tiempo. Yo entreno de dos maneras: una con libros, estudiando la táctica y estrategia de cualquier gran maestro, entendiendo cómo piensan ellos. Y además, con mi profesor Luis Dobson, ensayamos las aperturas, cómo uno va a salir jugando. El me prepara partida a partida, estudiando al rival, si es un jugador agresivo o no. Esto lo vemos a través de una base de datos donde están los jugadores que tienen ranking internacional y uno puede ver sus partidas. Si me tocaba con uno, lo buscaba con mi entrenador y sabíamos al otro día, lo que iba a jugar. Ellos hacen lo mismo, y me estudiaban, por lo que tenía que adaptarme y cambiar mi manera de juego, porque podía caer en una trampa. Es una lucha de mente”.
De hecho, ese estudio concienzudo le permitió ganar a un competidor indio que se había titulado campeón del mundo, en Grecia, en 2021. “Le gané en una partida de cuatro horas y media y las quince primeras jugadas las tenía estudiadas y sabía cómo me iba a jugar. Eso fue gracias a mi profesor. Estuvimos cuatro horas estudiando antes del partido”, recordó.
Cuatro horas de juego que pueden darse sin problemas en estos torneos, porque oficialmente es de 90 minutos para cada jugador “y 30 segundos de incremento por cada jugada que yo haga, esto quiere decir que si mi rival juega, apreta reloj y se suma 30 segundos y yo igual. Las partidas pueden llegar a cuatro horas y media fácilmente”. De hecho, antes del Mundial, con su hermano se prepararon en un torneo en Mallorca, clave para el éxito futuro.
Esto, claro, porque a nivel nacional “hay pocos torneos, y no podemos salir a competir de la mejor manera y tampoco queríamos llegar al Mundial sin haber jugado partidas oficiales como entrenamiento. Nos sirvió mucho el torneo de Mallorca, aunque en lo personal, no me fue bien, pero esas nueve partidas nos permitieron llegar con mejor ritmo al mundial. Mi hermano, por ejemplo, jugó una partida de cinco horas y cuarto”, ejemplificó Hurtado.
Apoyo
En todo caso, poco a poco han logrado tener más apoyo, en este caso, del gobierno regional, para ir al Mundial. “Nos aportaron con los pasajes internacionales y la estadía. En Salfa, que es donde trabajo, también me apoyaron harto. Mi hermano trabaja para un Programa de Integración en los colegios y tiene su consulta particular. No hay mucho tiempo y por eso vamos a estos torneos, que si bien son de carácter amateur, son durísimos”.
Actualmente, Matías Hurtado está a la espera que de abra el calendario de la Federación Internacional de Ajedrez, “y ver dónde es el próximo Mundial, mi objetivo es ser campeón del mundo, estoy entrenando para serlo el próximo año. Y todos los sábados nos juntamos en el Club Español para jugar torneos; tenemos los Patagónicos en abril, donde juega Ushuaia, Río Grande, Punta Arenas, y uno que otro torneo que tenemos que ver con mi hermano. Y quizás ir al Nacional de clubes representando a Punta Arenas, porque Magallanes siempre se ha caracterizado por tener buenos jugadores”, subrayó.
Promoción
Tras su exitoso paso por el Mundial, Matías Hurtado recibió el saludo del rector de la Universidad de Magallanes, José Maripani, entusiasta jugador de ajedrez, donde además de las felicitaciones de rigor, se planteó la idea de promover más aún esta disciplina. “La reunión sirvió para proyectarnos a futuro, porque con mi hermano, fuimos la última generación que logró tener un campeonato nacional, entonces, no vienen niños atrás con buena formación. Por eso, queremos ‘repatriar’ al profesor Luis Dobson desde Iquique, traerlo de vuelta, buscar la manera de formar semillero, niños con proyección a nivel nacional y por qué no, internacional. Pero para eso tenemos que empezar de abajo, y armar una selección buena para los nacionales universitarios, que si bien no nos va mal, sí falta fuerza en el equipo, que siempre somos uno o dos los que estamos fuertes”, proyectó el ajedrecista, un convencido de los múltiples beneficios que otorga la práctica de este deporte.
Virtudes del juego
“Tiene muchas virtudes. Una es el tema de la concentración, la toma de decisiones, que te sirve en dos ámbitos, y ya competir te forja el carácter. Concentración, cálculo, toma de decisiones, y claro, cuando uno era niño, si bien teníamos el Súper Nintendo o el Play Station, no teníamos el celular, y quizás ahora los niños no se motivan tanto y puede ser una de las razones. Por eso creo que faltan formadores en la región. Cuando era niño, se jugaban los torneos de La Prensa Austral, que convocaban hasta 400 niños y era súper motivante y ya no se ve tanto eso. Antes, cada colegio tenía su rama de ajedrez y eso se ha ido perdiendo, igual que el crédito deportivo por ajedrez en la Umag, también se perdió y que queremos retomar en 2023. Y ojalá que este logro sirva para motivar a más niños. Tenemos la idea con el rector y otras entidades de ir a hacer simultáneas, para que no seamos siempre los mismos, nos gustaría ver caras nuevas. Hay muchos talentos que se pierden, hemos tenido niños hace 5-6 años con muy buen futuro, pero falta ese apoyo en conjunto, para que no se pierda este deporte en los colegios”, finalizó Matías Hurtado.