Cinco errores no forzados del gobierno en materia de justica
El gobierno del Presidente Boric, como todos los gobiernos, presenta en su gestión aspectos claros y oscuros que son consecuencia natural del diseño y la implementación de su gestión de gobierno. En el sentido indicado hay momentos muy buenos o muy malos que generalmente se asocian a las designaciones de los ministros y su gestión posterior. Un ejemplo de las claridades se radica en la figura del ministro de Hacienda que ha estado a la altura de una situación económica compleja y que afecta a las personas de menores ingresos.
Pero, hoy me referiré a un punto muy bajo que tiene que ver con errores cometidos en el Area de Justicia y que culminaron con la renuncia de la ministra de Justicia y su jefe de Gabinete, entiendo que solicitada por el Presidente de la República, y en esta gestión puedo apreciar 5 situaciones que pudieron evitarse.
Cada nuevo gobierno que se instala, en nuestra particular democracia, debe lidiar con la necesidad de innovar en su gestión respetando aspectos tradicionales y útiles del sistema político, procurando no afectar la eficiencia y eficacia en su quehacer. En este entendido tiene todo el derecho y el deber de modificar el sistema de gestión para procurar implementar las acciones que debería de cumplir sus promesas electorales y en ellos se ha intentado innovar en las profesiones u oficios de los ministros de Estado, así por ejemplo, hace muchos años se designó a un ingeniero comercial en la cartera de Salud, profesional que renunció en un tiempo breve. El Ministerio de Justicia tiene una labor de suma importancia que tiene que ver con la coordinación con otro poder del Estado, el Poder Judicial, de modo tal que es recomendable que el ministro o ministra sean abogados y no cualquier abogado, si no que un litigante o que tenga conocimiento del funcionamiento del Poder Judicial en su quehacer cotidiano. Designar a un profesional distinto te expone a un problema de comunicación que es importante en el diálogo de los poderes del Estado y que debe ser constante, en señal de respeto y de cooperación, pues al final de cuentas los tres poderes deben procurar el bien común y no existen de manera inconexa con los otros. Claramente la designación de una ministra de profesión socióloga en esta cartera ha sido un error, como bien lo planteó Rafael Gumucio en una columna se trata de “La ministra que nunca fue”.
La implementación de la nueva institucionalidad de la niñez no ha tenido la rapidez, dedicación y modificaciones que la realidad aconseja. Se supone que el Servicio Mejor Niñez debía cambiar las bases del trato del Estado con nuestra niñez y ello no ha acontecido. Una breve explicación: toda política pública requiere el plan y la disposición de bienes materiales y de personas para su ejecución y ello claramente no ha acontecido, no existe ni diseño, plan que se manifieste en la determinación de medios y personas encargados de ejecutarlos con la mirada de gestión pública de este gobierno. Prueba de lo anterior es que no hay ningún cambio evidente, ni de acciones, ni de medios que permitan asumir que la implementación es diversa a lo que teníamos.
La designación de Fiscal Nacional ha sido un procedimiento desordenado, sin racionalidad y que ha carecido de las virtudes mínimas, por parte del Poder Ejecutivo, para concretar la designación de un cargo vital para la vida institucional chilena. No hay mucho más que agregar en esta parte.
El otorgamiento de los indultos en un procedimiento desprolijo que ha comprometido al propio Presidente de la República al no tener a la vista los antecedentes de mérito de los postulantes, generando casi un engaño a la primera autoridad es suficientemente grave para justificar la renuncia.
Finalmente, la falta de liderazgo en los temas propios de la cartera ha generado un vacío en un ámbito que no es discutido todos los días, pero es vital para la convivencia humana: la justicia.
Lamentablemente, esto no se trata de la persona, si no que se trata de la institucionalidad Estatal que hoy se ve peligrosamente afectada.