Necrológicas

¿Refugio climático?

Por Alfredo Soto Martes 31 de Enero del 2023

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Es un hecho que la primera impresión o un salto de comprensión al concepto de refugio climático, para nuestro territorio, sea poco entendible o más bien mal interpretado, en lo que se refiere a nuestra región con toda su magnífica geografía, por ese altísimo valor que, no sólo sus habitantes le dan, sino reconocido a nivel mundial, tendemos a caer en un gravísimo error de pensar que, “refugio”, es donde podremos recibir, casi como un “Arca de Noé” todas las especies que pudiesen vivir junto a nosotros, en estas extensas manifestaciones geográficas, incluido entre ellos, los seres humanos. Y, rápidamente nos incomodamos en creer, que nuestro patrimonio, con su poder y pureza ecológica, en sus océanos, sus englaciadas cordilleras, que se transforman por sí misma en grandes atractivos para el mundo, se conviertan en un lugar para habitar y sustentar la vida, por la calidad que posee en cuanto a contrarrestar los embates del nocivo cambio climático.

Los expertos dicen que “la Patagonia chilena es un área geográfica que puede contribuir a contrarrestar el efecto del calentamiento global desde la perspectiva de la mitigación y adaptación al cambio climático”. Está claro que nuestra región por sus características, reúne todas estas condiciones y virtudes que la hacen visible, a los ojos de quienes quieren establecer sus actividades de carácter investigativas, porque en otros lugares pareciera que ya no hay nada que se pueda hacer.

Me provoca cierta inquietud y debo reconocer, que en primera instancia, me producen ciertas dudas al respecto y en mi humilde opinión, se están haciendo muchas cosas con esta mirada hacia el sur del sur y que según mi experiencia, así también, están detrás de estas “miradas ecológicas” una que otra ansiedad o ambición, de que se abran oportunidades también, para instalar nuevas industrias y habilitar nuevas capacidades para aumentar la población, sólo con fines exclusivamente de aprovechamiento de un territorio altamente potente en cuanto sus recursos y particularidades.

En la medida que la tecnología vaya avanzando y la “brecha” existente del modo de interconexión con otros lugares del orbe se vaya estrechando, claro que sí, correríamos muchos riesgos, que se nos filtraran “oportunistas” para colocar mano a nuestra naturaleza y hacer de ella, lo que nadie de nosotros, los magallánicos y antárticos chilenos, quisiéramos. Y, a propósito de Antártica chilena, en una reciente conferencia de historiadores de esta temática, ya enuncian con pesimismo, y que de todas maneras a pesar de la excelencia del Tratado Antártico, durante su vigencia ha sido muy ejemplar, pero al mismo tiempo, se percibe casi al tenor de una lógica incontenible, de que sin este instrumento jurídico, muchas potencias de países altamente industrializados, irreparablemente tomarían curso en sus acciones exploratorias, de intentar poseer, lo que no se ve por encima, pero sí por debajo de extensas planicies de hielo, que hoy por hoy están siendo amenazadas por el aumento excesivo de las temperaturas. Sería pecar de inocente, que ese mismo interés no sea provocativo para instalarse en nuestra región, que siendo subantártica, está hoy día muy avanzada en sus interconexiones con otras regiones locales como así también del mundo.

Dejemos en claro entonces y en este corto tránsito escrito, para que quienes tengan las dudas que les comparto, el concepto de “Refugio Climático” es para entender que nuestro territorio, son las soluciones que se consideran y que están basadas en la misma naturaleza patagónica, de la que nos sentimos orgullosos de vivir en ella y que forman parte de la comprensión de este concepto nuevo e inquietante y que fuertemente se proponen como una manera de adaptación y mitigación al cambio climático. Estemos atento entonces a través de diversos medios como se van concretando los lineamientos generales del uso de estos “refugios climáticos” resaltando en rigor una manifestación única de conservar y proteger lo que está, resaltando su valor de cuidado por enmarañados ecosistemas como son las turberas, bosques, fiordos, canales, lagos y glaciares.

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