Las barreras arquitectónicas que afectan a nuestros mayores
A raíz del último artículo, recibí como retroalimentación que una dificultad de los más mayores para ocupar los espacios públicos son las denominadas barreras arquitectónicas de nuestras ciudades. En el caso de Punta Arenas el estado en que se encuentran muchas calles con sus veredas son verdaderos obstáculos para el desplazamiento seguro de ellos. Es evidente que en los últimos gobiernos comunales se han mejorado importantes sectores donde ellos residen. Un gran avance. Pero faltan más en sectores en que la densidad de población adulta mayor es más importante y corresponden a sectores más antiguos de la comuna, en que por años no ha habido intervenciones.
Para un desplazamiento más fácil de los mayores, debemos necesariamente romper con estas barreras, para que el caminar por sus barrios sea seguro.
Las barreras arquitectónicas son aquellos obstáculos físicos que impiden que grupos de la población puedan llegar, acceder o desplazarse en un edificio o dentro de él. Por ello, se pueden definir como barreras arquitectónicas urbanas aquellas que guardan relación con los espacios públicos por donde desplazarse, que tienen que ver con el estado de las aceras como hemos señalado. Pero también cuando se instalan en estas obras peldaños o desniveles que impiden un tránsito expedito. De allí que las construcciones urbanas más antiguas, realizadas en otros momentos históricos deben adaptarse a las actuales necesidades de la población, no sólo para mayores. Ya que tales barreras impiden el uso a distintos grupos de la comunidad. Especialmente cuando alguien presenta alguna discapacidad o usa ayudas técnicas en su desplazamiento. Por ejemplo, las jornadas que organiza Agaci para caminar como ellos por nuestra ciudad, nos hace reconocer todas las dificultades que se les presentan en esta habitual y tal vez simple necesidad de deambular por el centro de la ciudad. Así también, quienes usan bastones o sillas de ruedas tienen grandes dificultades para hacerlo en forma segura y efectiva. Por ello, un buen y adecuado diseño es lo más seguro para todos. Necesitamos hacer nuestras ciudades más seguras, que faciliten el desplazamiento para todos sus habitantes.
Pero no sólo es el diseño de estos espacios comunes en nuestras ciudades. También existen las barreras arquitectónicas en los edificios que dificultan el acceso y uso por parte de los mayores. Escaleras, falta de rampas, pasamanos y una diversidad de ayudas que permiten un mejor y apropiado uso.
Por ello los nuevos edificios consideran no sólo el acceso universal para sus usuarios sino que permiten desplazarse dentro de ellos, o sea que su uso sea el apropiado y efectivo. Hay que hacer que antiguas edificaciones de nuestras ciudades sean más amigables para todos. Es una tarea pendiente que impide el apropiado uso, no sólo de instituciones públicas sino de muchos servicios para la población. Siempre hay que preguntarse y actuar para que el acceso y desplazamiento en los distintos servicios sea el apropiado y oportuno para todos.
Felizmente es en el transporte mayor donde se ha privilegiado tener acceso universal, que permite que quienes usan sillas de ruedas o ayudas técnicas puedan hacerlo adecuadamente. Queda pendiente mejorar los accesos desde los distintos paraderos a esos buses. Allí se ubican las barreras arquitectónicas para el transporte. Algo todavía recién esbozado y no considerado en el diseño urbano de nuestras ciudades. Tarea importante para quienes tienen esta labor en nuestras ciudades. Desde el diseño y la remodelación de los espacios urbanos debe considerarse este uso de todos los grupos de la población.
Otro capítulo importante es cómo quebramos las barreras o dificultades que ocurren dentro de las habitaciones y casas de nuestros mayores. Una gran tarea que va asociada al envejecimiento es la adaptación de sus hogares a sus actuales condiciones y cuáles serán las necesidades futuras. Tema que debe ser abordado por sus familias o redes. Lamentablemente es la más compleja de abordar y donde más barreras hay.
En algún momento hay que buscar y acondicionar la casa o los espacios que ocuparán de ella para esta etapa de la vida. Como ocurre en nuestras ciudades las nuevas edificaciones cumplen con esto. Diseñar una nueva casa para un mayor o discapacitado la hace amigable o fácil de usar. Pero las casas más antiguas no lo son y necesariamente las familias deben en algún momento del envejecimiento de sus mayores buscar y acometer estas tareas. Es una obligación por realizar. No siempre está en la preocupación de los mayores. Razón por la cual es una tarea para sus redes familiares o sociales. Hay que definir el mejor momento para hacerlo y prepararlas para su mejor uso. Con áreas seguras de desplazamiento. Buena iluminación y ventilación. Fácil acceso a servicios o los requerimientos que ellos tengan.
El envejecimiento poblacional es una realidad en nuestros territorios. Por eso, es un desafío para quienes están encargados de diseñar los espacios públicos, hacerlos amigables para todos. Pero también es tarea para las familias y su preocupación por sus mayores el adaptar y preparar las casas para sus viejos. Tarea ineludible que les facilita la vida y su vejez. No hay que dejar más tiempo para hacerlo posible. A todos nos va a tocar hacerlo. Ya sea como familiares o como mayores. Por eso debemos tenerlo presente y actuar en consecuencia.