Pactos constituyentes, ¿aprendiendo de las lecciones?
Los ciudadanos han sido nuevamente convocados a participar en las elecciones del domingo 7 de mayo para elegir a las personas que integrarán el Consejo Constitucional, el nuevo cuerpo colegiado que tendrá el desafío de redactar una propuesta para reemplazar la Constitución de 1980.
El tema constitucional ha pasado a un segundo plano frente a la catástrofe que vive el país por la sequía y la ola de incendios forestales, pero siguió carcomiendo y tensionado a los partidos de la esfera de ex concertacionistas durante el fin de semana.
Cabe recordar que el Consejo Constitucional estará integrado por 50 miembros, además de representantes supranumerarios de los pueblos originarios, manteniéndose el principio de paridad que primó en la anterior Convención Constituyente.
Dentro del cronograma, hoy se vence el plazo para que los independientes fuera de pactos electorales reúnan las firmas que dispone la ley para poder declarar sus candidaturas. Idem respecto de la presentación de las listas que barajarán los partidos y las alianzas políticas.
Con esta premura, profundo impacto causó la decisión del Partido Socialista de privilegiar su vínculo electoral con Apruebo Dignidad -conformado primordialmente por los partidos del Frente Amplio y el PC- versus con sus socios de la era de transición democrática.
Las reacciones no se hicieron esperar. Figuras señeras como Heraldo Muñoz, ex canciller y ex timonel del PPD, no dudaron en descalificar lo sucedido, sosteniendo que “dinamita al Socialismo Democrático”.
Con presión desde La Moneda, desde las esferas socialistas calificaron el acuerdo PS-Apruebo Dignidad como un paso que fortalece al gobierno. Sin embargo, desde el PPD se sostuvo que, si bien puede ser interpretado como un buen resultado para el Frente Amplio y el PC, en ningún caso beneficiará a la actual administración gobernante.
Al cierre de esta edición, se seguían procurando acercamientos y volvió el viejo léxico de los pactos por omisión, todo con la finalidad de no dividir más a las fuerzas oficialistas y, por ende, no debilitar su presentación en el Consejo Constitucional.
Lo cierto es que lo sucedido puede tener tremendas repercusiones para los esfuerzos de lograr una nueva Carta Magna y puede ser un desgarro profundo que impida que se genere un pacto más amplio y más confiable en la centroizquierda de cara a la alternancia política en La Moneda.