Proceso constituyente, los necesarios aprendizajes
Aunque ha pasado un tanto inadvertido porque aún estamos en periodo de vacaciones, está en plena marcha el proceso constituyente que busca generar una segunda propuesta de nueva Constitución.
Según algunas interpretaciones, se trata de un nuevo proceso independiente del primero, tras el triunfo de la opción Rechazo en el plebiscito constitucional del 4 de septiembre pasado, que descartó el anterior texto propuesto por la Convención Constitucional.
Sin embargo, otras interpretaciones estiman que este segundo esfuerzo es una mera continuidad del primer proceso abierto el 21 de octubre de 2020, cuando, en una histórica jornada por la masiva concurrencia de votantes, los ciudadanos se inclinaron porque Chile tenga una Constitución diferente a la que rige actualmente, cuyo cuerpo emanó principalmente durante la dictadura.
Ahora, son tres los organismos encargados de llevar a buen puerto este trabajo, siendo uno de ellos el Consejo Constitucional, integrado por 50 miembros, que tendrán por único objetivo discutir y aprobar una propuesta de texto elaborada por la Comisión Experta, entidad paritaria compuesta por 24 personas. También participará el Comité Técnico de Admisibilidad, integrado por 14 abogados con al menos 12 años de experiencia.
Del primer proceso, quedaron establecidas la paridad y toda la experiencia y aprendizajes que, como país, tuvimos al ser testigos y partícipes de una canalización del trabajo constitucional que, por numerosas razones, derivó en un aplastante triunfo del Rechazo.
En esta segunda intentona constitucional, Magallanes tiene derecho a ser representada como región por dos consejeros, siendo refrescante observar el gran y variado número de candidatas.
De cara a las elecciones del Consejo Constitucional que se celebrarán el 7 de mayo, el equipo periodístico de El Magallanes ha entrevistado y seguirá haciéndolo a cada uno de los postulantes regionales, con el ánimo de que la ciudadanía los conozca y decida informadamente.
De las primeras entrevistas, cabe destacar el optimismo que existe y también la conciencia general sobre todo aquello que hizo fracasar el primer intento de dotar a Chile de una nueva Constitución.
Se observa, así, un ánimo distinto al que se expresó, en forma tan polarizada, en el anterior proceso constitucional, lo cual lleva a esperar que esta vez surja un proyecto de Carta Magna consensuado, sensato, que sirva de base para garantizar tanto derechos como deberes y que permita visualizar un Chile más justo, más respetuoso de las diferencias, más inclusivo y también más desarrollado.