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Comportamiento político pusilánime

Por Emilio Boccazzi Campos Lunes 27 de Febrero del 2023

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Emilio Boccazzi Campos
Arquitecto

Chile ha mutado en los últimos años en forma abismante. Lamentablemente no muy para bien. La tensión política interna que ha tironeado sin mucho “norte” las decisiones trascendentes, que casi nunca se toman y que “duermen eternamente”, las “trancas atávicas”, la clase política decisional que cada vez tiene menos “vuelo”, y que sólo se conforma con las frases hechas, la cuña perfecta o acomodaticia que le habla a “su tribuna” tiene entre otros, en el estado de situación en que nos encontramos.

Se legisla la mayor parte de las veces de temas intrascendentes, con temas de poca monta, se dilata hasta la eternidad las temáticas importantes o que realmente pueden atacar realidades que luego nos pueden perjudicar. 

Un ejemplo patente y contemporáneo es el proyecto de ley impulsado por el fallecido senador Antonio Horvath (fallecido el año 2018) y que en el año 2016 a través del boletín 10.030-01 presentó un proyecto de ley, que tenía por “objeto establecer políticas y estrategias básicas de prevención y de mitigación de los efectos de los incendios forestales con el fin de promover bosques más saludables”. Dicho proyecto en lo medular, establecía las manidas intervenciones que todos los actores y actrices políticas han cacareado incesantemente en los últimos días, cual es, la necesidad de establecer cortafuegos entre las plantaciones forestales y los centros poblados. Pues bien, el proyecto “detenido y tapado con tierra” en la Comisión de Agricultura del Senado, indicaba una distancia de cortafuego de 1.000 metros entre las plantaciones forestales y los límites urbanos o poblados adyacentes.

Para mayor abundamiento y ser justo, las materias habían sido ya propuestas en gran parte por el ex senador Alejandro Navarro que en 2014, había señalado una iniciativa de ley que establecía la obligación de materializar un cortafuego de 500 metros entre plantaciones forestales y lugares poblados, pero lo más importante, es que obligaba a tener planes reales y recursos a los dueños de las plantaciones forestales para combatir incendios e informar adecuadamente a los Cuerpos de Bomberos de dichos planes. En cualquier caso, dicho proyecto también “duerme el sueño de lo justo”. Como vemos la actitud pusilánime, poco dotada de visión de parte de los legisladores, ha puesto en peligro y ha terminado con la vida de decenas de chilenos y ha acabado con sus modestos valores materiales (incendios de sus viviendas) de un par de miles de compatriotas. Cómplices pasivos por decir lo menos. 

En otro tenor de materias que tienen a Chile en conflicto, se encuentra la inmigración irregular, que ya lleva no semanas ni meses, sino que años, de violar (por decir un verbo que gráfica en toda su extensión) flagrantemente nuestra legislación, soberanía y lo más importante a mi juicio, nuestra integridad. En algún momento la inmigración humanitaria era entendible, pero hace harto rato, que el comportamiento pusilánime de la clase política decisional de nuestro país es el terreno fértil, para que cualquiera venga y se permita lo que desee. Si nadie controla la puerta, y puedo venir y entrar sin control, bueno presumo que adentro me la están dando.

El drama del descontrol especialmente visible en el norte de Chile, pero también en Santiago y provincias, la verdad es que en todo Chile, incluida nuestra región, ha crecido por la irritante demora con que se toman las decisiones en este país. Pareciera que por fin, el gobierno del Presidente Boric, tomará “el toro por las astas” y se establecerá a las Fuerzas Armadas, esencialmente al Ejército, en toda la puerta norte o límites con Bolivia y Perú que es de donde provienen las oleadas ilegales de inmigración, y que a razón de 500 a 1000 mil personas ingresan “como Pedro por su casa”. Bolivia se lava las manos pues no acepta luego devoluciones. Es decir deja pasar como un favor o encargo para nosotros, sin devolución.

Es de esperar, que el proyecto sea concreto y real y no sólo una “pintada de mono” para obtener réditos políticos baratos, sino que realmente sea un proyecto, que haga que se respeten profundamente nuestras fronteras. Si no es así, ¿por qué nosotros tenemos que obtener pasaporte y la documentación necesaria para salir y entrar de nuestro país y para acceder a cualquier otro y quienes violentan ilegalmente nuestras fronteras, tenemos que ocupar tiempo y recursos para ocuparnos de ellos? Nadie está diciendo con esto, que en casos calificados se pueda efectuar inmigración legal, se ingrese por donde corresponda, se registre, se sepa, se informe quien entra y quién sale, sino esto seguirá siendo una chacota, que ya está afectando la vida interna, con violencia y descontrol en diversas formas y que llenan páginas de diarios todos los días.

Si el aire de nuestro espacio aéreo está controlado por la Dirección de Aeronáutica y la Fuerza Aérea de Chile, el espacio marítimo exclusivo y de las 200 millas está garantizado o resguardado por la Directemar y la Armada de Chile, ¿por qué nuestro territorio (extensión de tierra que pertenece a un Estado, provincia u otro tipo de división política) no es debidamente resguardado por el Ejército de Chile? Esto obliga u obligará a una re-denifición del rol del Ejército y en general de las Fuerzas Armadas. Cuidado real de nuestras fronteras y aporte y trabajo concreto ante emergencias que a diario atacan nuestro país por la imprevisión o sencillamente por la fuerza de la naturaleza. Abandonar la pusilanimidad y las trancas históricas será vital, para pasar del dicho al hecho.

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