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Entorno de la Sociedad de Escritores de Magallanes y aparición del Círculo Literario Roque Esteban Scarpa (1987-1990)

Martes 28 de Febrero del 2023

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Víctor Hernández
Sociedad de Escritores de Magallanes

“A mediados de 1987 los rumores acerca de una refundación de la Sem estaban en el aire. Antes que se produjera este quiebre, varios escritores, Gumercindo Pinto Devia, Maruja Scott, Gustavo Bringas, Juan Magal, y Valerio Rojas Ciscutti, decidieron crear un nuevo grupo cultural al que denominaron Círculo Literario Roque Esteban Scarpa”

En diversos momentos del acontecer histórico y cultural de la literatura magallánica han surgido movimientos o grupos, que intentaron y consiguieron, en muchos casos, realizar una renovación a los programas establecidos inicialmente, por los distintos directorios que han tenido los escritores a lo largo de la historia.

Al antiguo Centro de Escritores de Magallanes, (1946-1979) en tiempos de las presidencias que encabezaron el profesor Ricardo Hurtado Sagredo y el jurista Jorge Rubén Morales, se integró el grupo “Ventarrón”, conformado por jóvenes artistas y hombres de empresa que les gustaba financiar actividades literarias. Aquello se originó durante la época de la restauración del Puerto Libre, principalmente en su primera etapa, 1956-1962, antes que el gobierno de Jorge Alessandri recortara a la mitad los beneficios de ese cuerpo legal, como medida paliativa para obtener recursos adicionales destinados a la recuperación de la infraestructura de la zona sur del país, dañada irreversiblemente por el terremoto y tsunami de 1960.

“Ventarrón” auspició la venida al austro de grandes escritores chilenos como Francisco Coloane, Nicomedes Guzmán, Gonzalo Drago, Juvencio Valle, Reinaldo Lomboy, Pablo de Rokha, y Enrique Lihn. Su influencia en el mundo literario fue importante, porque demostró que los escritores de Magallanes tenían una sólida, aunque inconstante producción y que el nexo con autores de la zona central, que concentraba las principales editoriales, y también con autores consagrados, podría acercar a nuestros escribas con sus compañeros de oficio y compartir así, sus realidades temáticas.

A veces, estas transformaciones se originaron desde el ámbito institucional. A mediados de la década del sesenta del siglo pasado, la Ilustre Municipalidad de Magallanes fundó la Casa de la Cultura para cobijar y reunir a todos los exponentes de las disciplinas artísticas y literarias. En este último caso, se crearon y financiaron talleres literarios dirigidos por los principales escritores regionales. Recordemos que de esta valiosa experiencia nació al mundo de la literatura la poetisa Astrid Fugellie con su volumen “Poemas” (1966) texto que de inmediato, se convirtió en un referente, para hablar sobre una posible renovación del discurso lírico en el austro. 

En otras ocasiones, los cambios se presentaron como una crítica constructiva, como una alternativa a los planes y programas que aplicaban las organizaciones. Es lo que ocurrió por ejemplo, con los talleres literarios que algunos escritores, -Carlos Vega Letelier, principalmente-, dictaban en la antigua sede Punta Arenas de la Universidad Técnica del Estado. En aquel entonces, nuevos valores de nuestra literatura, varios de ellos cursando estudios en esa casa universitaria y otros provenientes de algunos liceos de nuestra ciudad, decidieron profundizar en los motivos y en las técnicas literarias impartidas en las aulas y fundaron, a mediados de 1978, el Centro de Escritores Jóvenes de Magallanes.

Influenciados además, por nuevas lecturas, los creadores australes extrajeron ideas en forma, estilo y contenido esencialmente, del grupo “Aumen”, que, desde Chiloé preconizaba una ruptura con el lenguaje poético tradicional. De esta manera, las propuestas de Renato Cárdenas, Carlos Trujillo, Sergio Mansilla y José María Memet hallaron eco en los trabajos literarios de autores como Aristóteles España, lo que evidenciamos en los libros de poemas “La guitarra de mis sueños”, (1976); “Incendio en el silencio”, (1978); “Equilibrios e incomunicaciones” (1980) y sobre todo, en “Dawson” (1985); también, en Luis Alberto Barría con el poemario “Despertando en otra luna” (1978); y en sus piezas teatrales, “El Paraguas Rosado” (1977); “Las avecillas de verdad” (1978); “La varita mágica” (1982) y, ciertamente, en Eugenio Mimica Barassi con sus primeros volúmenes de cuentos “Comarca fueguina” (1977), “Los cuatro dueños” (1979) y en la obra teatral “Una dama para Juan” (1978).

La constitución de la Sociedad de Escritores de Chile filial Magallanes el 28 de diciembre de 1980 o Sociedad de Escritores de Magallanes (Sem) como se le reconoce actualmente, permitió unificar criterios y mantener cohesionados a los literatos durante un buen tiempo. Aquello se percibió con mayor nitidez cuando Marino Muñoz Lagos ejerció la presidencia de la institución entre 1981 a 1985. Secundado en el directorio por autores de mucho oficio, Osvaldo Wegmann, José Perich Slater, y Silvestre Fugellie, unido a la dedicación que mostraba a las cuestiones administrativas un joven Eugenio Mimica, el grupo de Muñoz Lagos a menudo contó con la asesoría prestada por académicos del calibre de Roque Esteban Scarpa o de Ernesto Livacic Gazzano. En ocasiones, escritores como Francisco Coloane o Enrique Campos Menéndez visitaban la región impartiendo conferencias, respaldando el accionar del directorio.

Curiosamente, este sistema jerarquizado, en donde los autores con obras publicadas, reconocidos con premios y distinciones, establecían objetivos, dictaban talleres literarios y ofrecían charlas, mientras los más jóvenes se limitaban a escuchar, a tomar nota o, simplemente a seguir las instrucciones que determinaban los literatos más antiguos, permitió que la Sem funcionara sin grandes sobresaltos, con relativa normalidad en función a un derrotero trazado desde los primeros días de la administración de Muñoz Lagos y que esencialmente buscaba, crear una editorial que se encargara de distribuir y difundir las obras de autores regionales y la elaboración de una revista o suplemento literario que divulgara noticias sobre literatura nacional y regional.

En este plano, uno de los aspectos que contribuyó en la opinión pública a mantener una alta estima y credibilidad en el directorio de la Sem, fue el programa “Antena Literaria” emitido cada sábado por las ondas de radio Presidente Ibáñez, desde mayo de 1981. Elaborado con libretos de Carlos Vega Letelier, el espacio incluyó por años la participación de escritores como Luis Alberto Barría, José Grimaldi, Eugenio Mimica, con lecturas de poemas y cuentos breves, entrevistas y misceláneas del acontecer literario.

A ello se agregaba la producción del suplemento literario que cada primer domingo del mes se incluía con el dominical El Magallanes y que al término del mandato de Muñoz Lagos totalizaba 36 números. No podemos ignorar ni omitir, los fastuosos Encuentros Nacionales de Escritores de Magallanes realizados en 1982 y 1984, como asimismo, los libros publicados por la Sociedad de Escritores. A las antologías de poesía y de cuento editadas con apoyo municipal en 1981, se agregaron la “Antología de nuevos poetas magallánicos” (1983) y el último libro de Osvaldo Wegmann, el tomo de cuentos, “El cementerio de los Milodones”, editado en 1984.

Aires de tormenta

El nuevo directorio liderado por Eugenio Mimica Barassi acometió importantes reformas, que iban, desde una nueva diagramación del suplemento literario hasta la creación de ciclos de conversaciones escriturales, con el objetivo de promover la integración entre los asociados y una restructuración de la Editorial Magallánica con la designación de una comisión ejecutiva, compuesta por un administrador, un jefe de ventas, otro de finanzas y dos directores.

Ese año 1986, la Sem y la Universidad de Magallanes idearon y llevaron a efecto la primera versión del Premio Literario Antonio Pigafetta que con el tiempo, se transformaría en un certamen de prestigio valorado incluso, en el extranjero. Recordemos, que en la edición inicial del premio dirigido al género cuento, se impuso la escritora nacional Pía Barros, con la narración “Navegaciones”.

Se percibió además, que la llegada de la nueva administración vino aparejada con la irrupción de una joven generación de escritores, quienes, exigían más participación en las decisiones que adoptaba el directorio. Se pudo observar entonces, que los escritores más avezados como Rosa de Amarante, José Grimaldi, José Perich Slater, Onofre Bórquez Barría, Carlos Vega Letelier, Osvaldo Wegmann y Silvestre Fugellie, entre otros, pronto comenzaron a verse desplazados. Fue el punto de partida que marcó la crisis que se desataría después. Se interrumpieron las tradicionales tertulias literarias y, en ocasiones, los escritores no acudían al llamado que hacía la directiva para asistir a las reuniones ordinarias que como sabemos, se efectuaban quincenalmente.

Ni siquiera se pudo disfrutar de la edición del libro póstumo de cuentos de Enrique Wegmann, “La senda de la Baguala”, mucho menos de la designación de Enrique Campos Menéndez como Premio Nacional de Literatura, ni de la incorporación de Nicolás Mihovilovic como miembro de la Academia Chilena de la Lengua. Es que 1986 fue particularmente aciago con la literatura magallánica. Nunca antes ni después, el obituario señaló el fallecimiento de cinco escritores regionales en un mismo año. Pepita Turina y María Asunción Requena habían partido de este mundo en marzo, una por mano propia y la otra, en el exilio, en Lille, Francia. Vicente Boric, autor del libro “Puñado de recuerdos” (1984) murió en junio; en la ciudad de Quilpué se extinguía a finales de julio, la vida del recién nombrado académico de la lengua, el novelista Nicolás Mihovilovic y para colmos, el historiador Armando Braun Menéndez fallecía a comienzos de octubre, en Buenos Aires, Argentina.

Breve e intensa

producción literaria

A mediados de 1987 los rumores acerca de una refundación de la Sem estaban en el aire. Antes que se produjera este quiebre, varios escritores, Gumercindo Pinto Devia, Maruja Scott, Gustavo Bringas, Juan Magal, y Valerio Rojas Ciscutti, decidieron crear un nuevo grupo cultural al que denominaron Círculo Literario Roque Esteban Scarpa.

Mientras los ánimos seguían revueltos al interior de la Sem, la nueva agrupación desplegaba una interesante actividad de difusión literaria. Tanto así, que el mismo Roque Esteban Scarpa escribió el 24 de agosto de 1987, una sentida misiva al presidente de la entidad, Gumercindo Pinto Devia, en cuyo párrafo final expresaba:

“Les aliento para que continúen y tomen en serio lo iniciado. El camino es siempre largo, pero cada fragmento se ha de cumplir con alegría. Si mi nombre les sirve de algo, por haber sido Adelantado o estar entre los pioneros, úsenlo, sabiendo que para mí su voluntad y su deseo constituyen no sólo una honra, sino una forma de retorno al primer pasado y una presencia simbólica en mi tierra”. 

El grupo se diferenció de sus antecesores, por la capacidad de organizar y planificar su trabajo. A poco andar, dieron a conocer su producción poética a través de la revista “Refugio”, medio escrito que fue posible gracias al patrocinio de Librería Española, Metalúrgica Bradasic, Joyería Poblete, Hotel Cabo de Hornos, Tornería Simeone y el Café Mónaco y que incluyó en su primer número aparecido en marzo de 1988, poemas de Maruja Scott, Oscar Barrientos, Juan Magal, Gustavo Bringas, Antonio Pinto Pizarro, Roque Esteban Scarpa, Gumercindo Pinto Devia, Paola Cordero Navarro, Valerio Rojas Ciscutti, José Flores Leiva, Laura Rosa Urbina, César Augusto de León Morales, Benjamín Rementería, José Ramírez y Mirna Huentelicán.

En paralelo, Gumercindo Pinto Devia también asumió la presidencia de la Sem a mediados de noviembre de 1987, lo cual permitió que la principal organización de los escritores magallánicos enmendara el rumbo. Una de las primeras medidas adoptadas fue la creación del concurso literario María Cristina Ursic dirigido a jóvenes estudiantes de educación básica y media. En la primera categoría se impuso María Alejandra Mancilla Drpic, del British School, con “Asesinato”; el segundo lugar lo obtuvo Sandra Pedrol, de la Escuela Bernardo O’Higgins, con el poema “Recuerdo de mi infancia”; en tanto, Gabriela Urízar y Matías Elgueta, del British School y de la Escuela Yugoslavia, lograron menciones honrosas con las composiciones “Amada ausente” y “Noche de amor”.

En categoría para alumnos de enseñanza media, triunfó Oscar Barrientos, del Liceo San José, con la creación “Ramillete de rosas”, mientras que, Mabel Marusic, del British School, alcanzó el segundo puesto con el poema “Rumor de lluvia”; en tanto, Paola Cordero, del Liceo de Niñas, con “Reflejo”, y  Mario Gallardo, del Liceo Industrial, con “Cordillera”, lograron sendas menciones honrosas. Cabe destacar, que los ganadores en ambas categorías recibieron un diploma de honor y un premio de diez mil pesos de la época.

Anteriormente, el Círculo Literario Roque Esteban Scarpa había cumplido su primer aniversario el 25 de junio de 1988 con una ceremonia en el Museo Regional de Magallanes (MRM), en donde el directorio aprovechó la ocasión para presentar el segundo número de la revista “Refugio” que, como bien hizo notar Ernesto Livacic en el Nº67 del suplemento literario, aumentó de quince a veintiuno, el número de creadores seleccionados. En esa oportunidad, junto con observar la participación de otros auspiciadores, -Zapatería Winnipeg, Librería Fénix, Cueros y pieles de Héctor Auguste, Marcial Arias, Carnicería Vidal-, llama la atención además, el acápite titulado “Poeta Invitado”, que incorporó versos de los autores Elizabeth Miranda, José Flores Leiva, Silvestre Fugellie, y José Grimaldi; de los vates españoles, Angeles Amber, Marcelino Arellano Alabarces, Rafael Alberti y un relato del creador belga Frank Andriat.

Durante su existencia, el Círculo Literario Roque Esteban Scarpa se encargó de editar con el sello Eolírica tres títulos de creadores regionales. El primero de ellos fue “Espada y Taberna”, de un joven Oscar Barrientos Bradasic, presentado a la comunidad local el 1 de octubre de 1988 en el MRM. El texto, publicado en impresos Vanic marcaba un record regional. Era el autor más joven en la historia de la literatura de Magallanes en editar un libro, quien, al ser consultado por los medios de comunicación, afirmó: “Es un sueño convertido en realidad, dedicado en general a todos los magallánicos que gustan de la literatura regional y muy especial a familiares, amigos y profesores del Liceo Salesiano San José”.

A este indudable logro cultural le siguieron las ediciones de los libros de Juan Magal, “La lira amordazada”, en 1989 y del propio Gumercindo Pinto Devia, con el poemario “Almaluz”, editado a principios de 1990. En este sentido, el Círculo Literario Roque Esteban Scarpa contribuyó a elevar el quehacer de los escritores magallánicos, en los instantes en que se percibían cambios en el contexto histórico y político del país y ciertamente, en la región. De hecho, recién en diciembre de 1989, el colectivo presentaría el tercer y último número de “Refugio”, que contiene novedades como una ventana informativa y un relato del autor Carlos Ruiz Tagle.

En la Sem las transformaciones fueron más profundas. Por de pronto, el deceso de Osvaldo Wegmann a fines de 1987, fue una pérdida invaluable para los escritores regionales. En esos años, en que Gumercindo Pinto Devia y su gente dirigieron los destinos de los literatos magallánicos reunidos además, en el Círculo Literario Roque Esteban Scarpa, y sobre todo cuando Maruja Scott tomó las riendas de la Sem, se pudo dilucidar el gran proyecto de las próximas dos décadas: la feria del libro de Magallanes (1990-2009).