“Ahí comenzó mi pesadilla”, dijo primer haitiano tras declarar en juicio por trata de personas

Con ayuda de un traductor, declaró ayer uno de los ocho ciudadanos haitianos que denunciaron a su ex jefe chileno de traerlos a trabajar a Natales en condiciones inhumanas, y que hoy enfrenta un juicio oral por “trata de personas con fines de trabajos forzados”.

El acusado es Jaime Cabrera Almendra en contra de quien comenzó una investigación penal en marzo de 2021, cuando la fiscal Wendoline Acuña lo formalizó y envió por un tiempo a la cárcel. Con posterioridad la Corte de Apelaciones revocó la medida.

Cabrera es representado legalmente por el abogado Mario Elgueta, quien espera conseguir la absolución de su representado.

Cabrera negó todos los cargos en su contra y refutó que las condiciones de los ciudadanos haitianos fueran deplorables donde trabajaban para él.

En el segundo, de 14 días de juicio, la fiscal Acuña exhibió videos y fotos del lugar donde tenían viviendo a los haitianos. Mientras los chilenos podían acceder a una suerte de letrina los haitianos debían hacer sus necesidades en un hoyo en la tierra. 

Haitiano

Clermanceau Sherlo, de 35 años, fue el primer haitiano en declarar frente a los jueces. Otros lo harán en los próximos días, vía “Zoom” o presencial.

Narró que cuando firmaban el finiquito el jefe no les permitía leer el documento, sólo donde escribían el nombre.

Lo sindicó como una “persona malvada”, y que lo que ganaba era insuficiente para ayudar a su familia.

Entregó detalles pormenorizados de cómo llegaron a la región y del trabajo que debían realizar. Cuando arribaron a la zona ni siquiera sabían dónde estaban y para qué los traían.

En palabras de la víctima, el lugar donde los llevaron a trabajar era muy deplorable. “Ahí comenzó mi pesadilla”, dijo al contar todas las circunstancias y penurias que debieron vivir.

En 2018 ingresaron al país, y por medio de otro haitiano que los contactó, vinieron a parar a Natales. Les retuvieron los pasaportes y los llevaron a un lugar alejado de Natales, en Villa Renoval y de ahí 10 kilómetros al interior.