“Biografía de Herbert Von Karajan” 2ª parte, Roger Vaughan
Vaughan reproduce un chiste que circula en Salzburgo: dos directores discuten con Karajan sobre cuál de los dos era el mejor. Uno de ellos dijo: “he estado en el cielo y Dios me ha dicho que soy el mejor”. Karajan replicó: “¿Dije yo eso?”.
Autor y biografiado se conocieron en 1981, Vaughan se nutre fundamentalmente de documentos, de entrevistas a cercanos (as) al “Maestro” y acompañó a éste en giras, festivales, grabaciones y otros quehaceres, en medio de lo cual, sus confidencias fueron una importante fuente de información; el libro se publicó en 1986, tres años antes de la muerte de Karajan. El trabajo abunda en detalles biográficos del músico, como también en entretelones, de su vida personal, costumbres y rutinas sin caer en la chismografía barata.
Entre los datos biográficos, señala que a los cuatro años y medio Karajan era un virtuoso del piano, proveniente de la nobleza el “Von” había sido otorgado a su bisabuelo como caballero del Sacro Imperio Romano. Su familia era importante dentro del rubro textil, lo cual ayudó a sus buenas relaciones con el nazismo en su momento. Una vez terminada la secundaria Karajan decide estudiar dirección orquestal en Viena, aún cuando sus intenciones iniciales eran convertirse en pianista profesional, pero un problema en los tendones representaba un límite a ello. Tuvo un solo hermano; Wolfang, quien también fue músico.
En el plano artístico su gran amor fue la Filarmónica de Berlín; es imposible concebir a dicha orquesta sin Karajan y en éste, sin tener en cuenta a la agrupación. Una unión y asociación indisoluble, tal como no se podría pensar en Valparaíso sin el Wanderers o en Wanderers sin Valparaíso, por ejemplo.
Karajan dirigió la Filarmónica de Berlín por primera vez el 9 de abril de 1938 durante el reinado de Wilhelm Furtwängler, entonces a cargo de la agrupación, quien lo miraba con desconfianza y que, no obstante ello, junto a Arturo Toscanini fueron los referentes del maestro austríaco.
El conjunto que, por algunos es recordado como “La Orquesta del Reich” se fundó en 1882 con sus propios músicos como accionistas, una especie de cooperativa. Los más famosos músicos pasaron por sus filas o colaboraron en algún momento: Hans von Bülow, Clara Schumann, Johannes Brahms, Gustav Mahler, Joseph Joachim, Sergej Rachmaninov, entre otros. En 1933 la orquesta atravesaba problemas económicos y fue comprada por el gobierno, bajo la supervisión del Ministro de Propaganda Joseph Goebbels y durante doce años fue el embajador cultural más importante del gobierno alemán nazi. En el periodo que nos interesa fue dirigida por Wilhelm Furtwängler (1922-1945) Leo Borchard (junio y agosto de 1945) Sergiu Celibidache (1945-1952) nuevamente Furtwängler entre 1952 y hasta su muerte en 1954. En 1955 los músicos y el parlamento proponen a Herbert von Karajan como director, pero el músico condiciona su aceptación a que el nombramiento fuera de carácter vitalicio y así fue, estuvo a cargo de la agrupación hasta el año de su muerte: 1989.
La relación no estuvo exenta de problemas, como el de 1982 por la imposición de Karajan de incorporar a la clarinetista Sabine Meyer. A pesar de esta y otras discrepancias, Karajan murió siendo director de “su orquesta” con la cual recorrió casi todo el mundo.
Agreguemos que Karajan vino a nuestro país en 1949, dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Chile, con actuaciones en el Teatro Municipal de Santiago y el Aula Magna de la Universidad Federico Santa María en Valparaíso. También pasó por Argentina ese mismo año (en el auge del Peronismo) y juró no volver jamás a un país donde enfrentó una crítica implacable, quizá por la referencia cercana que tenían los trasandinos; la sombra del director Arturo Toscanini que pasara largas temporadas en ese país y cuyo nombre quedó inmortalizado en el pasaje que flanquea el Teatro Colón de Buenos Aires entre la Avenida Nueve de Julio y la calle Libertad.
Continuará…
