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“Cuando me muera quiero que me toquen cumbia”, Cristian Alarcón

Por Marino Muñoz Aguero Domingo 27 de Agosto del 2023

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En Argentina se las conocía como “Villas Miseria”, hoy simplemente “Villas”. De ahí viene la cumbia “Villera” esa que se baila agachadito y que llegó a las bailantas de Capital, al “Tropitango” o el “Metrópolis”, de ritmo cadencioso que encierra un mensaje, una nota de protesta como trasfondo de una historia de desamores.

Las Villas son esos conjuntos de viviendas disparadas hacia el cielo, encumbradas ladrillo a ladrillo hasta llegar a un cuarto o quinto nivel, comunicados por metálicas escaleras de caracol. Allí no hay calles entre medio, sólo pasadizos donde se confunden los olores, los sonidos, la pobreza y los sentimientos.

Existen en casi toda Argentina, pero preferentemente en Buenos Aires, con rasgos bien definidos como los que ya mencionamos, aunque en esta ciudad comparten uno en especial, y es que pueden estar en cualquier sector, rodeadas de barrios “top” como la Villa “Rodrigo Bueno”, en el corazón de Puerto Madero o la “Villa 31”, actualmente conocida como “Barrio Padre Carlos Mugica” -en un intento de los vecinos por desestigmatizar su comunidad-  a sólo cuadras de la Recoleta, ambas en pleno centro turístico de la Capital.

El periodista chileno Cristian Alarcón se introduce en este mundo mediante el hilo argumental de la vida de Víctor Manuel Vital “El Frente”, un joven ladrón (“pibe chorro”) de la Villa “San Francisco” en la zona norte de Buenos Aires, en las cercanías de Tigre, San Fernando y San Isidro, sectores más “chetos” (o “cuicos” como le decimos en Chile). “El Frente” es considerado una suerte de Robin Hood y murió acribillado por la “Bonaerense” (la Policía de la Provincia de Buenos Aires) al interior de una vivienda del barrio cuando ya se había entregado, un 6 de febrero de 1999 a los diecisiete años de edad.

Alarcón va a la “Villa” durante meses, comparte con sus habitantes y principalmente con Sabina, la madre del “Frente”, quien siempre trató de sacar a sus hijos del ambiente delictual; no lo logró, a pesar que en las villas “antes que Dios, está la Madre”. Al momento de la publicación del libro, Sabina trabajaba, entre otras iniciativas comunitarias, en organizaciones de Derechos Humanos, pues en las villas siempre hay actividades de esta naturaleza, cuyo objetivo es desestigmatizar a sus habitantes.

El libro nos da una pincelada de la vida diaria en las villas, las costumbres, el lenguaje, los símbolos, las claves. Nos enteramos que no es lo mismo, ni merecen el mismo respeto un “chorro”, un “dealer” o “transa”, ni menos aún un “sapo” que traiciona a sus pares para ganarse los favores de la “yuta” (la policía). Hay nostalgia por los más antiguos, como los que le dieron “formación” al “Frente”; los más avezados, los de los viejos códigos, los del respeto y la ética delincuencial de robar para repartir, no robar a los de su misma clase o vecindario y no llegar a la agresión personal en esos afanes.

El mantenerse fiel a la clase social es un valor; en el texto se presenta el caso de Pablo Lescano, creador de la cumbia “villera” y fundador de los grupos Damas Gratis y Amar Azul, quien nació en la Villa “La Esperanza” lindante con la “San Francisco”. Lescano aún vive en su villa, donde además tiene su estudio de grabación.

“Cuando Me Muera Quiero Que Me Toquen Cumbia” es un interesante testimonio de un autor que vivió por dentro lo que cuenta y que con una prosa distendida nos transmite que, aún en medio del apuro diario y el apremio económico, siempre hay una esperanza y el amor y la fe también son posibles.

El título del libro viene de una canción que le gustaba cantar al “Frente”: “Cuando me muera quiero que me toquen cumbia,/ y que no recen cuando suenen los tambores,/ y que no me lloren porque me pongo muy triste,/ no quiero coronas ni caritas tristes,/ solo quiero cumbia para divertirme”.

“El Frente” es venerado hasta el día de hoy con estatura de Santo, veneración a la que contribuyeron las circunstancias de su muerte; uno de los milagros que se le atribuyen, es el poder que tendría para desviar las balas de la policía.

Cristian Alarcón (La Unión, Chile 1970) es escritor, periodista de investigación y profesor universitario. Ha obtenido numerosos galardones por su labor y sus libros publicados.

  • “CUANDO ME MUERA QUIERO QUE ME TOQUEN CUMBIA”, Cristian Alarcón. Aguilar Chilena de Ediciones, S.A., Santiago, Chile: 1ª Edición en Chile, 2013, 193 págs. (Ediciones anteriores en Argentina: 2003, 2012).

Quisiéramos aprovechar este espacio para agradecer a la organización Ajayu – Turismo Comunitario, con quienes recorrimos el Barrio Carlos Mugica (ex Villa 31). Esta organización busca dar a conocer la historia y diversidad cultural del barrio guiados por los propios vecinos con el afán de desestigmatizar y poner en valor la riqueza de estos barrios populares de Buenos Aires. [email protected]

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