Necrológicas

– Esteban Martinic Jelincic
– Francisco Blas Hernández Paredes

Editorial publica libro sobre el patrimonio inmaterial chileno

Domingo 1 de Octubre del 2023

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El libro “Un copihue en mi corazón” -de las autoras Angeles Quinteros, Valentina Insulza y la ilustradora Alejandra Oviedo- busca celebrar la diversidad cultural y la creatividad humana, mostrando patrimonios inmateriales representativos de todo el país: desde el norte con el pueblo kolla hasta la Patagonia, con el pueblo yagán, pasando por tierras de Rapa Nui, chilotas y mapuches.

El patrimonio cultural inmaterial es algo vivo: lo puedes tocar, oler, ver, degustar y oír, pues lo habitan bailes, cantos, comidas, artesanías, poemas, juegos, fiestas, saberes, formas de vida en armonía con la naturaleza, historias orales y un largo etcétera en el que personas y comunidades transmiten a las nuevas generaciones sus conocimientos, técnicas, expresiones, costumbres, representaciones y, por qué no, secretos. 

“Quisimos que fuese un libro representativo desde múltiples perspectivas: que tanto el norte, centro y sur del país estuviera presente en el libro, que hubiese Tesoros Humanos Vivos y que el concepto de “patrimonio inmaterial” fuese bien encarnado por los ejemplos escogidos, dando a conocer la amplitud de dicho concepto”, explican las autoras.

Para la Región de Magallanes, las autoras destacaron al pueblo más austral del mundo: los yaganes o yámanas y sus técnicas de cestería. “Llevan más de dos siglos dándole una segunda vida a los juncos. Desde pequeños crecieron viendo a sus mayores trenzar esta planta para crear cestos, pero la cosa no es llegar y hacerlo: no cualquier tallo sirve, sino que debe ser bien verde, recolectado entre septiembre y mayo (pues con el frío se quema) y se tiene que arrancar desde su raíz en humedales. Luego, los tallos se cocinan a fuego lento para que sean más flexibles y resistentes, y recién ahí están listos para el tejido con punzón”.

Detallan que la fabricación de canastos tenía fines prácticos, pues se usaban para guardar pescados, mariscos, frutos, cuchillos, tendones de ballena y líneas de pesca. Hoy, es una técnica que ha sobrevivido y en ella se atesora la memoria e identidad de sus ancestros.