Necrológicas

Abuso sexual contra menores vulnerables

Por La Prensa Austral Viernes 16 de Febrero del 2024

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En menos de quince días, los tribunales han sido testigos de varios casos en que se ha imputado y/o condenado a sujetos por abusar sexualmente de menores de edad.

En estas situaciones un hilo conductor ha sido la condición de vulnerabilidad de las niñas, algunas de ellas institucionalizadas o en situaciones de alta dependencia.

Si ya el abuso de menores, en todas sus formas, resulta inaceptable, es más indignante aún en estos casos el aprovechamiento de la fragilidad de las redes familiares y sociales de las muchachas. También algunas de estas menores padecen adicciones que las tornan más vulnerables.

Los niños, niñas y adolescentes que se encuentran bajo el cuidado de instituciones o en situaciones de alta dependencia son especialmente indefensos a situaciones de abuso. La confianza depositada en aquellos encargados de su cuidado debería ser una garantía de seguridad, pero lamentablemente, esta confianza es a veces traicionada, causando un daño irreparable. A la vez, cuando la institución cumple con entregar un ambiente apropiado y seguro, pueden quedar inermes al salir de tal amparo y sociabilizar con gente inescrupulosa y criminal.

Los casos de abuso sexual contra menores vulnerables son, en gran medida, una manifestación del aprovechamiento de la desigualdad de poder. Los perpetradores, ya sea en instituciones o entornos de alta dependencia, se aprovechan de la vulnerabilidad de los menores, cometiendo actos atroces que dejan secuelas físicas y emocionales de por vida.

La detección y denuncia de estos abusos enfrentan numerosos desafíos. La falta de recursos y de capacitación adecuada y el miedo a represalias son barreras significativas que a menudo impiden que estos casos salgan a la luz. A ello se agrega que, no en pocos casos, los menores no tienen cabal conciencia de que están siendo objeto de abusos. 

Es fundamental abordar estos desafíos para garantizar que los niños, las niñas y los adolescentes vulnerables estén protegidos y que los perpetradores enfrenten la justicia.

La protección de los menores es una responsabilidad colectiva. Las familias, las instituciones, los profesionales de la salud, los educadores y la sociedad en su conjunto deben estar comprometidos en crear entornos seguros y propicios para el desarrollo saludable de los niños y jóvenes. Esto implica entregarles espacios de cariño y respeto a sus derechos y también una revisión constante de los protocolos de seguridad, así como una cultura de transparencia.

La atención y el apoyo a las víctimas de abuso sexual son fundamentales. Los sistemas de apoyo emocional, servicios de salud mental y asesoramiento deben estar disponibles para ayudar a mitigar el impacto traumático de estas experiencias. Además, la garantía de que las víctimas sean escuchadas y creídas es esencial para empoderarlas en su proceso de recuperación.