Necrológicas
Más de dos meses sin especialista en la región

Ausencia de única oncóloga en el hospital desata caos en prestación de servicios a 300 pacientes

Martes 12 de Marzo del 2024

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Lucas Ulloa Intveen

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El Hospital Clínico y el Servicio de Salud Magallanes se encuentran atravesando una crisis en el área de Oncología, la cual presenta diferentes aristas y la complejidad del tema ve afectado directamente a los 300 pacientes que reciben tratamientos. Pese a haber sido identificado como un polo de desarrollo para este centro asistencial, la serie de dificultades y desafíos tanto en recursos humanos como en infraestructura, ponen en urgencia la reacción inmediata de los niveles directivos para evitar una mayor agudización del problema.

Desde 2019, cuando trabajaban dos oncólogos, el servicio ha visto una disminución en el equipo profesional, pasando a ser solo un médico con dicha especialidad, lo que conlleva evidentemente una mayor carga asistencial y de requerimientos. Actualmente son alrededor de 300 pacientes que requieren de quimioterapia, con necesidad de controles al menos una vez al mes y que necesitan de la realización de exámenes para mantener el tratamiento. Además requiere de la presencialidad de un oncólogo para atender las contingencias propias de las quimioterapias.

Desde principios de enero y de año, la única oncóloga con la que cuenta el hospital, doctora Edith Jofré, salió de vacaciones. Pese a deber volver comenzando febrero, debido a constantes licencias médicas, aún no se reintegra al servicio, lo que ha traído nuevos problemas a los que ya tiene que lidiar el equipo de oncología. Será la Mutual la que determinará cuándo la profesional estaría en condiciones de volver.

Existe una serie de procesos administrativos, como compra de prescripciones, postulaciones al Comité Farmacológico o al Programa Drogas de Alto Costo del Minsal que sólo pueden ser realizados por oncólogos acreditados. Al no tener oncólogo, todas estas solicitudes no pueden ser realizadas.

Por otro lado, el hospital lleva a cabos comités oncológicos, espacio en donde se discuten los distintos casos y se planifica el área de tratamiento y sus prioridades. Dichos comités son prioridad para el oncólogo, puesto que presiden tal instancia, revisando entre 120 a 150 casos mensuales. Sin oncólogo por más de dos meses, serían casi 300 casos que no han podido ser revisados.

Hospital Clínico

Ante la ausencia de la única oncóloga con la que cuenta la Región de Magallanes, el Hospital Clínico elaboró un plan a corto plazo que ha tenido que ser extendido y reforzado. En él se incluyen rondas de médicos para nuevos casos y quimioterapias con problemas. Además se ha solicitado apoyo de médicos internistas para aprobar y controlar las quimioterapias en curso. Por otro lado, se ha buscado asegurar la participación de oncólogos en los comités al menos de manera telemática. El sistema adoptado continuará hasta la vuelta de la oncóloga, cuya fecha se desconoce.

En todo caso se trata de medidas para dar respuesta en el corto plazo. Pero si se prolonga la ausencia, por la recarga laboral, trabajar así no resuelve el problema. La única solución es colocarle más ayuda y colaboración mientras llega algún otro oncólogo permanente.

Desde el primero de marzo entró en implementación el nuevo organigrama del hospital, en el cual el Centro de Responsabilidad Oncología desaparece, pasando a ser parte del Servicio de Oncología, que a su vez es dependiente del Centro de Responsabilidad Médico. Dicha decisión administrativa pone al menos en duda la declaración de que la especialidad sea un polo de desarrollo institucional, toda vez que el cambio sería más una complejidad que una facilitación para las tareas enmarcadas en la Ley del Cáncer.

Otras carencias

Entendiendo la complejidad del trabajo oncológico, son distintas las áreas implicadas y los especialistas que se requieren para la entrega de un servicio integral y que pueda atender la demanda de los pacientes de la región. En ese sentido, el hospital resiente una grave falencia de recurso humano.

A lo anterior se suma la presencia de un solo cirujano vascular permanente, para la instalación de catéteres reservorios, esenciales en el desarrollo de las quimioterapias. Igualmente cirujanos digestivos, ya que no se cuenta con profesionales en el hospital. Para ambos especialistas deben ser contratados los servicios desde afuera.

Se requiere de mayor cantidad de médicos internistas para los requerimientos de Oncología, en las especialidades broncopulmonar para procedimientos, gastroenterología para las endoscopías y en otras subespecialidades para apoyo de diagnóstico.

En imagenología no se da abasto a cubrir los requerimientos en diagnóstico imagenológico o como procedimiento de apoyo en punciones biópsicas. Para los informes se compran servicios externos, cuya calidad aseguran que no es siempre la esperada, no comparándose muchas veces con estudios previos para la evolutividad de las lesiones a estudiar.

Por otro lado, en términos de infraestructura no existe el espacio físico para aumentar la oferta y su proyección para los próximos años, lo que debe ser un punto esencial para la planificación, el desarrollo y la ejecución de medidas a largo plazo que puedan subsanar el problema de fondo.