Hija denuncia negligencia médica: “Por culpa del hospital de Natales tengo a mi madre en una ánfora”

Marlene Oyarzo llegó a La Prensa Austral en busca de justicia, es originaria de Puerto Natales y golpeó las puertas de diversos medios de comunicación local con mayor o menor éxito. Apenas ingresó a este diario sacó de una mochila el ánfora con las cenizas de su madre y dijo “por culpa del hospital de Natales tengo a mi madre en una ánfora”.

La desventura de Marlene comenzó el 9 de enero de 2024 cuando su madre, María Mayorga Neguel (82), comenzó a sentir una serie de molestias en el estómago y fue de urgencia al Hospital Augusto Essmann. Tras realizar una tomografía descubrieron que tenía cálculos a la vesícula y que debían operar de urgencia.

Dada la falta de especialistas y la complejidad de la operación, su madre fue trasladada hasta el Hospital Clínico de Punta Arenas. “Nos dijeron que no era tan grave y que se podía mantener con analgésico, así que volvimos a Natales”, señala Marlene Oyarzo. María estuvo tres días sin dolor y volvió a caer al hospital de la capital de la provincia de Ultima Esperanza. “Comenzó con muchos más dolores, diarrea y vómito, así que llamé al Samu”. Según documentación que aportó a La Prensa Austral, María Mayorga ingresó el 8 de febrero pasado, en donde le suministraron un medicamento y le realizaron un hemograma y un perfil químico-renal. 

Los médicos decidieron que había que operar, pero que tenía una alta probabilidad de morir, ya que la paciente sufría de hipertensión pulmonar y problemas cardiacos.

María y su hija firmaron el consentimiento informado en el que autorizan la realización del procedimiento quirúrgico y que este podía provocar hemorragias, lesión vía biliar, entre otras consecuencias. Según el documento, si esto no se realizaba podía derivar desde pancreatitis hasta la muerte.

Según relata la denuncia formalizada en la Oficina de Informaciones, Reclamos y Sugerencias (Oirs) del centro asistencial natalino, un anestesiólogo se negó a dar su consentimiento “siendo que la paciente ya había dado su consentimiento y los cirujanos estaban dispuestos a operar”. Marlene denunció estos hechos el 15 de marzo de 2024, un día antes de que su madre falleciera.

“Cada día que iba pasando los dolores iban aumentando, incluso no comía a causa de esto”, señala. Su madre falleció el pasado sábado.

Marlene tiene impotencia y mira con rabia el ánfora de su madre. “Lo único que pedíamos era que la operaran, aunque le hubiese alargado sólo unos meses la vida”, reclama. Para ella las disculpas y las indemnizaciones económicas ya no sierven. “No me devolverán a mi madre”, sentencia. Busca justicia y espera que esto no le ocurra a otra persona.