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Mientras, un tercio de la humanidad pasa hambre

Más de 1.050 millones de toneladas de comida terminaron en la basura en 2022

Jueves 28 de Marzo del 2024

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Más de 1.050 millones de toneladas de alimentos se desperdiciaron en 2022 en el mundo, el 60% procedente de los hogares, según un informe del Programa de la Onu para el Medio Ambiente (Pnuma), que señala que sucedió en un año en que un tercio de la humanidad se enfrentaba a la inseguridad alimentaria.

“El desperdicio de alimentos es una tragedia mundial. Millones de personas pasarán hambre hoy debido al desperdicio de alimentos en todo el mundo”, señaló ayer en la presentación del informe la directora ejecutiva del Pnuma, Inger Andersen.

El informe sobre el Indice de Desperdicio de Alimentos 2024, realizado conjuntamente con la organización asociada WRAP, se titula “Piensa, come, ahorra. Seguimiento de los avances para reducir a la mitad el desperdicio mundial de alimentos”.

El estudio presenta una estimación mundial sobre el desperdicio de alimentos a nivel de minoristas y consumidores, además de sugerir unas mejores prácticas a fin de reducir a la mitad el desperdicio para 2030 de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados por las Naciones Unidas.

Según el Pnuma, en 2022 se generaron 1.050 millones de toneladas de residuos alimentarios (incluidas las partes no comestibles), lo que supone 132 kilogramos per cápita y casi una quinta parte de todos los alimentos disponibles para los consumidores.

Del total de alimentos desperdiciados, el 60% (631 millones de toneladas) proviene de los hogares de todo el mundo, un 28% de los servicios de alimentación y un 12% del comercio minorista.

Cada persona desperdició 79 kilogramos de comida al año, y en los hogares se desperdició cada día el equivalente a 1.000 millones de comidas, o dicho de otra forma, 1,3 comidas diarias para las personas afectadas por el hambre en el mundo.

A su vez, el desecho de alimentos, señala el informe, genera entre un 8% y un 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, lo que supone casi cinco veces más que las emisiones totales del sector de la aviación.

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