Censo 2024: es hora de contestar
Hoy se está llevando a cabo una de las actividades estatales más importantes de nuestra historia reciente. Por medio de un breve cuestionario de 50 preguntas, que toma como máximo 20 minutos responder, el país podrá actualizar la información básica necesaria para conocer cuántos somos, dónde estamos y cómo vivimos. Se trata de preguntas muy simples pero cruciales para la toma de decisiones de política pública a partir de evidencia fiable. Esta misma información permite activar mecanismos de monitoreo desde la ciudadanía y así fiscalizar a los tomadores de decisiones.
Si bien los censos se realizan periódicamente (en circunstancias normales, cada 10 años), su versión 2024 tiene una importancia particular: revertir el vacío dejado por el proceso de 2012. El que fuera anunciado como el “mejor censo de la historia de Chile” terminó siendo un fiasco mayúsculo, con una de cada 10 personas no censada y dejando cifras poco confiables, que diversos expertos llamaron a no utilizar de manera oficial. Esto tuvo un tremendo impacto negativo en el sistema estadístico nacional, afectando la disponibilidad oportuna de datos para los gobiernos locales.
Este vacío contribuye, sin duda, al deterioro generalizado de la confianza en las instituciones que vivimos actualmente. Y, como si de un mecanismo recursivo se tratara, se establece un clima social propicio para la proliferación de fake news que portan teorías conspirativas acerca del propio censo. Según algunas encuestas, una de cada 15 personas en Chile se negará a contestar.
Este escenario demanda un máximo de responsabilidad cívica y un firme apoyo al proceso del Censo 2024. El censo es una herramienta fundamental para el desarrollo sostenible, en momentos de alta incertidumbre global. Es la base del sistema de estadísticas sociales, brindando información específica para una variedad enorme de decisiones en casi todas las áreas de la política pública, la planificación estratégica y la inversión general. Su relevancia se muestra dramáticamente en situaciones de emergencia y desastres. Para un país, carecer de un censo confiable equivale a caminar a ciegas.
Con el censo se conocen, por ejemplo, las condiciones de vida, distribución geográfica y tendencias demográficas de la población, con lo cual podemos estimar la tasa de dependencia demográfica (proporción de personas inactivas). Junto a la esperanza de vida, este factor incide tanto en la definición del sistema de protección social como en la decisión acerca de la distribución de los fondos de pensiones. Contar con datos erróneos puede entonces afectar la asignación adecuada de estos recursos.
Hoy son cerca de 25 mil trabajadoras y trabajadores del Ine los que levantan el censo en el país. En Magallanes son 261 personas, quienes portan elementos visibles para validar sus identidades, en un proceso que durará hasta junio. Todas y todos podemos contribuir, primero, contestando y facilitando la labor de los encuestadores, y además colaborando en desmentir la desinformación que circula entre nuestros amigos, familiares y vecinos. Todo esto sumará (y mucho) para tener una imagen fidedigna de nuestra sociedad actual, compararla con lo que fuimos y proyectar lo que estamos gestando.
Estamos siendo testigos de un proceso fundamental para el país. Seamos también protagonistas de un acto genuinamente ciudadano, contestando y apoyando por todos los medios posibles a los equipos técnicos y operativos del Censo 2024.
Es hora de contestar.