Ruta a Natales, con juicio por favor!
Recién comenzado el otoño patagónico, cuando aún no finalizaba marzo (día 25), la Ruta 9 Norte, cobró la vida de una mujer adulta que viajaba con su marido, otro acompañante y, a la altura del kilómetro 212 (cerca de Llanuras de Diana). A eso de las 19,30 horas el vehículo terminó fuera de la pista, volcado y la mujer fallecida, salió eyectada desde el asiento trasero, donde no llevaba puesto el cinturón de seguridad. Las condiciones de un grueso baño asfáltico por toda la franja poniente de la ruta, son las causas que invoca el conductor para provocar el descontrol de su vehículo.
Esta primera semana de abril que recién finalizó, dos nuevas víctimas fatales, con otros 8 heridos graves, deja la maniobra de adelantamiento de un camión a un furgón van, a la altura del kilómetro 202, a la bajada del cordón Arauco. Hora del accidente, aproximadamente a eso de las 6 de la madrugada.
En las últimas dos semanas, la ruta que une Punta Arenas con Puerto Natales tiene ya, accidentes fatales. Todavía está en la retina el accidente que el 31 de julio del año pasado cobró la vida de 6 personas, en el kilómetro 45 norte, antes del cruce con Gobernador Philliphi, los que fallecen por un choque frontal entre un taxi que se dirigía con 3 jóvenes hacía Punta Arenas y un Mazda Demio con dirección hacía Puerto Natales. Exceso de velocidad, pista escarchada y horario de madrugada los denominadores casi comunes en gran parte de los accidentes.
Hasta ahora hay puro relato general de los hechos. Pero esta “realidad presente” ¿hay que aceptarla como un “sino”, como un destino ineludible o, podemos y debemos trabajar en disminuir los factores de riesgo para que la Ruta 9, no siga succionando víctimas fatales?
Claramente hay varias áreas en las que se puede y se debe trabajar a juicio de quien escribe, que ha recorrido en distintas condiciones dicha ruta, en invierno, verano y predominantemente en distintos horarios, claves para entender causas que pueden provocar y desembocar en un accidente.
Lo primero que llama la atención es que los dos puntos de salida “desde y hacia”, es decir los retenes de Kon Aiken y Casas Viejas se encuentran casi en estado vegetal. Respecto del primero, abandonado intempestivamente por Carabineros hace 3 años pero con clara declinación hace más de 6 años, aún no retoma su funcionamiento y, en el caso de Casas Viejas, los controles preventivos en él, hace mucho rato son escasos o inexistentes.
Por otro lado llama la atención, el que los viajes de las líneas de buses que regularmente cubren el trayecto, de fuerte arraigo y conocimiento regional, demoran casi la misma cantidad de horas en invierno que en verano, casi como con la regularidad de una gotera: 3 horas. ¿No sería más entendible que si en verano el trayecto se hace en 3 horas, en invierno casi por lógica debiera demorar 4 o más horas dependiendo de la dificultad de las condiciones climáticas?
En el caso de los viajes de llegada del transbordador naviero, que provoca una gran cantidad de viajes de camiones desde Puerto Natales a Punta Arenas, haya un control en la salida de Casas Viejas y un control obligado en Kon Aiken o Río Seco, y que asegure un tiempo mínimo de viaje, de manera de desincentivar las altas velocidades en ruta, pues acelerar no sirve de mucho pues se tendrá que cumplir un tiempo mínimo. Junto a lo anterior estimular campañas para que preferentemente los vehículos particulares y en general la mayoría de los viajes se realicen en horas de mediodía, cuando las condiciones de temperatura y visibilidad son las más adecuadas.
Existen puntos intermedios del camino que pueden coadyuvar en esta tarea de control, es decir vital importancia en horas de noche, madrugada y mañana, tienen los retenes de Carabineros de Villa Tehuelches y Morro Chico.
Ir pensando, consensuando, acordando y proyectando, la necesaria Tenencia de Carretera que necesita el troncal Ruta 9 Norte, es otro de los puntos que debe tener esta estrategia, junto con mejorar los índices de conectividad, de telefonía en la Ruta 9 (aún hay muchos puntos “ciegos” de conectividad), pues el peligro y la necesidad de comunicación de urgencia están a la vista. Sólo algunos de los pincelazos de un problema que no se toma en serio sostenidamente y, que marca una debilidad estructural en una región vasta, con cambiantes condiciones de clima y con baja ocupación humana en sus puntos intermedios. No es primera vez que escribimos de esto.