¿Somos o no somos antárticos?
Estamos empeñados muchos de nosotros en dar luz a que nuestra región tiene nombre y apellido. Región de Magallanes y Antártica Chilena
y por sobre todo resaltar que nuestra ciudad es una de las puertas principales para ingresar al continente antártico, para ello y no por justificar, sino porque es la médula esencial de nuestra región, en muchos aspectos. Para ello, tenemos historia antártica, muchos grandes exploradores y navegantes se cruzaron eligiendo nuestras costas para el aprovisionamiento, la logística, el descanso y en algunos casos, la última alternativa para conseguir seguir viviendo. Tenemos presencia en el territorio.
En este ultimo viaje que hice a la Antártica (mi número 19) bajo el significativo nombre nativo MWONO-Polar, pude encontrarme con muchos magallánicos que trabajan, que atesoran, vigilan y cuidan nuestros territorios más cercanos y que conforman los accesos frecuentes hacia la Península Antártica. Haber tenido tantas veces la oportunidad de acceder a la Antártica me dio la posibilidad de posicionarme como un “personaje antártico” como así lo decían aquellos que querían sacarse una foto conmigo, o así también en el puente de la embarcación en la que navegábamos, siempre estaba presente la pregunta
Profesor..!!…¿cómo se llama este lugar y por qué este nombre? Y ahí venía la clase espontánea, que con honor y orgullo estaba dispuesto a responder.
Mi equipo conformado por profesores y estudiantes, cada mañana después de la ducha fría, se venían muchas actividades en el interior del buque o mientras se podía, confeccionábamos cápsulas educativas en el exterior, tanto en cubierta como en tierra, en nuestras programadas visitas a las bases chilenas, pensando no sólo en nuestros niños y niñas de la región, sino también para aquellos entusiastas de Brasil, Portugal, España y Guatemala, quienes hacían los esfuerzos para seguirnos en cada señal que pudiésemos tener en contacto con el mundo. Siguiendo con esta apreciación contundente de lo tan antárticos que somos, podemos destacar también que tenemos ciencia de primer nivel en donde se conjugan diversas disciplinas, algunas ya repetidas y otras muy novedosas, siempre con el propósito de estar atentos con lo que ocurre en la atmósfera, en los hielos, en los territorios libre de hielos, en las profundidades, sus mares y costas, también sus islas, tanto en el ambiente como en sus elementales y atractivos seres que conforman la biodiversidad antártica. Finalmente y entre todo, tenemos una población que espera por impregnarse de este imaginario antártico y hacerlo suyo.
Hoy día no somos pocos los que nos abocamos a diversas tareas con el propósito de refrescar los acontecimientos, estar alertas a las amenazas pero también a destacar las virtudes e impacto que tiene un entorno único del cual debemos ser responsables en celebrarla, contarla y convertirla en herramientas para que nuestra población, conozca desde su trabajo, desde lo cotidiano, desde el mismo servicio que nos impulsa a desarrollar para el visitante, para el turista, para el científico. En lo que a mí concierne, la educación tiene mucho que decir, nuestros niños y jóvenes están expectantes de hacerles descubrir este territorio que es el suyo tanto como patrimonio, como así también como identidad territorial. Creo que tenemos autoridad suficiente como población, como educadores afines, como orden en lo que respecta a la gobernanza de nuestra Región de Magallanes y Antártica Chilena, como para que siempre, pero siempre, estemos presentes y seamos considerados, en las consultas vitales y trascendentales entre las decisiones que se tomen, tanto en nuestra misma región, que a veces también se pasa por alto, como ante lo que se diga o decida desde la centralidad de nuestro país
que les quede claro a quienes no respetan esta identidad, que nos sentimos orgullosos como hijos de esta tierra tricontinental, que somos los verdaderamente MAGALLANICOS Y ANTÁRTICOS y que se nos debe respetar.