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Base naval integrada en Ushuaia: otra ingenuidad argentina

Por La Prensa Austral Domingo 14 de Abril del 2024

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Cristián Faúndes

 

 

Argentina y Estados Unidos anunciaron la construcción de una base naval integrada en Ushuaia. Casa Rosada sustenta la medida en un supuesto plan estratégico para “avalar” el reclamo sobre el continente blanco y “recuperar” islas Malvinas. A la luz de la historia y sus proyecciones, podemos señalar que en la decisión intervino la ingenuidad.

No se puede perder de vista que la medida tiene como resultado el posicionamiento de Washington en la zona austral del continente americano, donde nunca antes ha flameado su bandera. Cabe resaltar que el esfuerzo de establecerse en ese remoto lugar responde al interés propio, no al argentino. Una clara indicación del sentido de la presencia norteamericana en la región está en la figuración de Laura Richardson junto al mandatario en el anuncio. Un rostro femenino y amable, con traje de combate; una general de cuatro estrellas, activa en el Ejército de EE.UU., quien se desempeña como jefe del Comando Sur. La visita de la autoridad militar es una clara señal, que viene reforzada con la ausencia de un representante civil del gobierno norteamericano. El montaje de una instalación en el confín de América se justifica hoy por el despliegue de varias bases e instalaciones de tío Sam en territorio antártico. Será importante mañana, para estar en primera línea al momento en que afloren los recursos naturales que esconde el hielo. El derretimiento por el cambio climático develará riquezas que serán objeto de disputa y explotación. Difícil pensar que el país del norte pretenda compartir el botín.

Desde otro punto de vista, un grupo de argentinos demostró en el pasado ser lo suficientemente ingenuo como para creer que EE.UU. privilegiaría la sintonía ideológica con el país austral, en vez de favorecer al Reino Unido. La corona europea es un aliado natural, con quien ha enfrentado las más duras vicisitudes de dos guerras mundiales, también la guerra fría y trabaja codo a codo en la Otan. Aquel error de cálculo en 1982 deriva en la desastrosa guerra por islas Malvinas. En la actualidad, la coalición anglosajona avanza tan sólida como antes, o incluso más. Por este motivo también llama la atención el rol estratégico asignado a la estructura portuaria. La fortaleza del vínculo de ambas potencias es de tales dimensiones que no se puede descartar que Londres recibiera formalmente los planes de la Casa Blanca en la región, antes que Buenos Aires.

En lo concreto, la localidad ubicada en el extremo de Tierra del Fuego aspira a competir con la ciudad chilena de Punta Arenas, como punto de acceso a la Antártica. No cabe duda que la inyección de recursos y desarrollo de infraestructura potenciarán la economía local, que a fin de cuentas, repercutirá en ambos lados de la frontera. No se puede descartar que el fin último de la medida implementada sea de índole material y que la narrativa nacionalista se utilice apenas como argumento para darle un soporte de legitimidad a lo que, en definitiva, constituye una intromisión extranjera. Pero incluso Milei ha demostrado tener límites en su pragmatismo.

En el mejor escenario, la medida adoptada responde a una política económica, que se anuncia con una narrativa elaborada para concitar respaldos. En el peor, se trata de una ingenuidad “a la argentina”, que nos remonta al triste fracaso militar por la recuperación de las Falklands. Los puntos se los lleva la diplomacia estadounidense, que consigue un trofeo estratégico de incalculable valía que le permitirá consolidar su posición austral.

Por otra parte, destaca la habilidad porteña de promover espacios de alianza con las principales potencias mundiales. Con el centro espacial chino a su haber en Neuquén y este nuevo acuerdo, Buenos Aires se consagra como el abre puertas latinoamericano que expone su territorio a la competencia geopolítica de las potencias. El tiempo dirá si logra conseguir beneficios de ambas o si termina dividida en la incipiente polarización de nuestra era.

FUENTE:  PERU21