Necrológicas

Los mayores de Natales necesitan más que buenas intenciones

Por Ramón Lobos Vásquez Miércoles 24 de Abril del 2024

Compartir esta noticia
32
Visitas

Hace unos días fui consultado por el cierre del Eleam de Natales y sus implicancias para quienes viven allí, debido a que estos establecimientos cumplen una indudable labor desde lo asistencial y lo social.  

Para nadie es desconocido que existe un grupo importante de mayores para quienes el envejecimiento trae diversos deterioros asociados a problemáticas sociales, ya sea por carencia de redes de apoyo o porque esta red claudicó en poder brindarle los cuidados, oportuna y preventivamente; según sus necesidades y requerimientos.  

Pero no es sólo por causas sociales que los mayores llegan a estos establecimientos. Sino que también porque las necesidades de cuidados pueden sobrepasar a la red social que se posee. Por eso, cada mayor es un mundo aparte y una razón por la cual su cuidado se encuentra institucionalizado. Por ello el estar en un establecimiento de larga estadía es una respuesta a sus necesidades y requerimientos. Mientras más tiempo permanezca en ella, obviamente estará más acostumbrado a sus rutinas y actividades, a la dinámica que cada establecimiento desarrolla.

Obviamente cambiarlo a otro establecimiento puede verse como una buena solución administrativa. Pero no lo es, ni lo será para los mayores que sean trasladados, porque cambiarán a otra respuesta para otros adultos mayores y serán ellos los que deban adaptarse a nuevas rutinas y modos de trabajo. Este cambio influirá en su día a día. 

Nuestra experiencia administrando el Eleam Público de Punta Arenas nos evidenció que todos los que ingresaron tuvieron periodos de adaptación distinto, con manifestaciones diversas en su intensidad. Pero en esos 8 años de trabajo ninguno dejó de manifestar cambios o impactos por estar en una nueva residencia. Lo evidenciamos precozmente y por ello desarrollamos diversas estrategias para aminorar los impactos negativos. Por eso quien toma una decisión administrativa no conoce ni dimensiona las implicancias de tales decisiones, son otros las que las viven o sufren y a ellos no les repercute. Sólo es un traslado exitoso concretado. 

Así, desde la perspectiva de los mayores que residen en el Eleam de Natales, el traslado y cambio es la peor decisión a la que se enfrentan. Pero no son ellos los que deciden, sólo serán los que sufran sus consecuencias. Es justamente esta instancia la que debe motivar al trabajo intersectorial en la comunidad natalina, no pueden retroceder en políticas sociales. Debe mantenerse este dispositivo que da respuesta a la necesidad de los mayores de ese territorio. Tienen el derecho a permanecer en el lugar que eligieron para envejecer y que es parte de su historia. Tienen derecho que al salir del Eleam puedan evocar recuerdos y vivencias al transitar por caminos ya recorridos antes. No en un lugar distinto y sin anclaje en su memoria y recuerdos. Por ese solo hecho debe permanecer operando el establecimiento mientras sus residentes lo necesiten. 

El incremento poblacional que ha ocurrido en Ultima Esperanza, con mayores expectativas de sobrevida, significa que la población adulta mayor será numéricamente más alta que antes. Por eso deberán tener más cupos disponibles  para los futuros mayores que lo requieran. También variar la oferta y dispositivos que necesitarán en los próximos años. El envejecimiento poblacional sí o sí repercutirá en esa comunidad, y de eso hay que aprender para desarrollar lo que indudablemente vendrá en otras comunas y territorios de la región. 

Por eso Natales debe ampliar la oferta para sus mayores no disminuirla. Diversificarlas y ampliarlas, incluyendo más plazas en establecimientos de larga estadía. Es la ocasión y la coyuntura para trabajar en lo que se ha pedido con fuerza por la comunidad: un establecimiento de larga estadía público para sus mayores, operado probablemente por la municipalidad como ente local y que cuente con el financiamiento y aporte estatal en mayor intensidad que la que se hace actualmente y que no cubre todo lo que así mismo como Estado se pide implementar y desarrollar. 

Actualmente la normativa por un lado exige y pide más a quien opera, pero por el lado de los aportes se disminuye o  no se financia adecuadamente. Mientras más mayor o con mayor dependencia sean los beneficiados, los costos son mayores.  Por eso el gasto no puede ser fijo o promediado, debe ser financiado de acuerdo a la estructura que cada centro mantiene. Y en eso como Estado se ha fallado porque no se ha entendido. Por eso la respuesta a la actual coyuntura en Natales  no es solamente de buena voluntad o interés por solucionar el problema, requiere la participación y coordinación de varios entes públicos y privados para su solución. Incluidos los actores sociales de la comunidad. 

Lo que ocurre en Natales debe ser visto como “la oportunidad” de dar respuestas locales a las necesidades de los mayores que están en este territorio. El trasladarlo a otros Eleam de la región es la respuesta más simple, pero menos impactante si verdaderamente se dice que hay una preocupación y trabajo por ellos.

El desafío ya está en la palestra. Es hora de hacer algo más que declaraciones.