Necrológicas

– Jorge Luis Veas González

Entrevista con el director Martín Farías y la productora Eileen Karmy

Documental “Himno” y la canción como personaje protagonista de una historia

Miércoles 8 de Mayo del 2024

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Lucas Ulloa Intveen
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Una decisión que resultó en un desafío fueron los inicios del documental “Himno”. El no hacer la obra sobre una banda o solista fue un punto clave para el proyecto, que conllevó pensarlo y plantearlo de forma distinta. “En este caso el hecho de concentrarse en una canción implica pensar en algo que no es un ser humano, pero que sí tiene una trayectoria y que se ha circulado y ha tenido muchos cambios a lo largo de sus 50 años de historia”, comenta el director del documental, Martín Farías, en visita a Punta Arenas y a La Prensa Austral.

La canción en cuestión es “El pueblo unido jamás será vencido”, para la cual el foco fue armar la ‘biografía social’ de la canción, un concepto que recogieron del musicólogo peruano Julio Mendívil. “Tiene que ver con el arraigo, con el cómo las personas han tomado la canción, cómo le dan vida, cómo la integran también a su propia historia, a su propio movimiento”, complementa la productora Eileen Karmy.

El desafío consistía en no resultar reiterativos ni limitados y poder contar la historia de una manera entretenida pero a la vez que aborde la profundidad emocional de lo que encontraron en su investigación. “Lo que quisimos hacer más bien fue pensar a la canción como un personaje para entender cómo es que ha tenido este arraigo alrededor del mundo en estos 50 años de historia y entendiendo desde un comienzo que era imposible dar cuenta de todas las versiones que se han hecho, dar cuenta de todas las grabaciones que se han tocado alrededor del mundo”, sostiene Farías.

Pudieron distinguir distintos momentos en el arco narrativo que tiene el protagonista, que en este caso es la canción. “Hay un primer momento en que la canción surge y ahí hay una historia importante porque muchas personas piensan que esta es una canción que surgió en dictadura, pero encontramos que antes del golpe de Estado la canción ya había tenido mucha circulación fuera de Chile (…) luego hay una serie de hitos o momentos porque la canción viaja por distintos países, empiezan procesos de arraigo de que músicos de otros países hacen propia la canción y la empiezan a incorporar en su propia trayectoria”, narra el director.

La canción llega a lugares tan lejanos como Japón o China, con bandas que hacen propia la esencia del mensaje que transmite y luego comienza una especie de retorno al país que se manifestó con mayor resonancia para las marchas de 2019. “Ese retorno a las calles es algo que nosotros no sospechábamos que iba a ocurrir y que ocurrió y que afortunadamente también pudimos dar cuenta de eso en el documental, entonces yo creo que ese es como el punto climático, como esta llegada al extremo opuesto del mundo y luego este retorno, que en el fondo es como el viaje del héroe”, complementa Farías.

¿Qué hace que una canción pueda trascender tantas fronteras?

A raíz de la investigación que realizaron para el documental, Eileen Karmy determinó tres características claves que le dan tal vigencia en el tiempo. “Uno es su propia historia, que la canción surge en el país, pero que rápidamente los grupos, los principales intérpretes y el compositor terminan exiliados en Europa. Quilapayún, Sergio Ortega e Inti Illimani que terminan exiliados en Francia e Italia respectivamente y desde ahí ellos cantan mucho esta canción y la graban también y sale en el fondo esta potencia de los discos, de la circulación discográfica de la canción en Europa”.

“Un segundo elemento tiene que ver con la característica musical de la canción, que es una canción que se hace en un ritmo de marcha que puede sonarle muy cercano, muy familiar a muchas personas en distintos lugares del mundo, distintas culturas y distintas modas musicales porque es un ritmo que se hizo muy familiar de alguna manera con la música clásica”.

El tercer elemento es que la génesis de la canción resulta universal: “Si uno se fija en la letra, habla de Chile en ciertas metáforas, como habla de lo austral, del mineral del norte, pero no dice Chile, no dice Salvador Allende, no dice esas palabras que en otras canciones de la época están muy explícitas, entonces le da una apertura a esa característica, una apertura de que en otros proyectos políticos de otros países o en otros movimientos sociales la canción se puede incorporar fácilmente”.