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“Creo que Magallanes es un territorio que se puede abrir a muchas películas”

Jueves 16 de Mayo del 2024

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Hace unas semanas estuvieron realizando una residencia artística en la región los audiovisualistas Théo Court, autor de la película grabada en tierras magallánicas “Blanco en blanco”, y Sebastián Escalona, pintor y escenógrafo. Actualmente, desarrollan un nuevo proyecto conjunto en la región, el largometraje “Un cuento muerto”, siendo el puntapié inicial este paso por la zona para una investigación exhaustiva sobre el espacio de locaciones e inspiración a través de la pluralidad de paisajes que tiene Magallanes.

El proyecto, señala Escalona, “tiene que ver con la construcción de un imaginario a partir del territorio, el desarrollo de una metodología para poder construir y desarrollar una película”. Fueron 12 días en los que recorrieron locaciones en Tierra del Fuego, Puerto Natales, Torres del Paine y los alrededores de Punta Arenas. 

Por su parte, Court agrega que el trabajo en esta primera etapa es “tratar de engullir o tratar de escarbar la idea original que tenemos para construir un poco estas imágenes, este imaginario a través de entrevistas con arqueólogos. Con Alfredo Prieto tuvimos una entrevista, también estuvimos en el Museo de Río Seco, junto con Miguel Cáceres, que nos habló de los distintos temas que estamos investigando y a partir de eso, más la búsqueda de ocasiones, de paisajes, de entender dónde podría ocurrir el relato, que hemos ido grabando y filmando en el camino”.

Las historias
desde los territorios

Para Théo Court, el trabajo desde los territorios es fundamental: “En todas mis películas he trabajado desde ahí”. “Blanco en blanco” fue un ejemplo, que lo llevó a ganar el galardón a Mejor Director de la Sección Orizzonti del Festival de Venecia, siendo la única producción latinoamericana distinguida en la ceremonia. Otro ejemplo fue su película anterior, “Ocaso”, filmada en la Región del Maule.

“Cada territorio tiene una memoria, algunas más visibilizadas que otras, unas más invisibles, y eso es interesante, escarbar justamente en territorios que a mi modo de ver aún no están del todo escritos. Sí en la literatura, sí en elementos, pero a mí en lo cinematográfico me da la impresión con la maravillosa historia que tiene, en el sentido de la riqueza que tiene, no en tanto del bien y el mal, sino más bien en el sentido de una riqueza que cada vez que vengo a mí me asombra, siempre ocurren nuevas historias, salen nuevas imágenes, experiencias morales de gente que nos transmite”, sostiene Court.

Otro factor importante lo menciona Escalona, quien sostiene que “antes de tener una historia, quizás un relato tan definido, tenemos inevitablemente declaraciones de principios, pero ir por la perplejidad, la sorpresa, en el fondo que te ofrece el mismo territorio, y desde ahí ir construyendo y enhebrando la historia”.

El corazón de la película

Un trabajo fundamental apunta a descifrar los niveles conceptuales que abarcará la obra. “Cómo vamos a leer la película y las capas narrativas y de significación que pueda tener”, apunta Court. “Yo siempre hablo del corazón de la película, ¿cuál es tu corazón? Y es lo que estamos tratando de descubrir para que las películas tengan un alma propia, vida propia y sean objetos particulares y únicos”, agrega el director.

En esa línea, sostienen que una de las capacidades maravillosas del arte es expresar la mirada y una forma de ver el mundo: “Eso tiene que ser particular y único”, sostiene Court. “Cómo se piensa el proceso, cómo se planifica el proceso, cómo se diseña el proceso creativo, va a terminar por ser el tipo de mirada y de opinión estética que va a tener el resultado cinematográfico”.

A modo de diferenciarse con la serie de películas que produce la industria cinematográfica, la búsqueda nace “desde el guión, el desarrollo, en lo que estamos ahora, hasta el final de la película (…) Todo proyecto, a mi modo de ver, tiene que tener una experiencia. Yo, saliendo de esta película, tengo que haber cambiado en algo”.

Magallanes ha fascinado, pensando en el mundo cinematográfico, tanto por sus características lumínicas, con muchas o muy pocas horas de luz, sus paisajes indómitos, como por las historias que circundan el territorio. “Creo que es un territorio que se puede abrir mucho, a muchas películas, con un carácter paisajístico, con un carácter histórico. Creo que eso no está tan aprovechado, me da la impresión. Si bien se han hecho películas aquí, se estarán haciendo más, que me alegro mucho por ello. Creo que se puede hacer mucho más”.

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