Ajustar los tiempos para desarrollar la industria del hidrógeno verde
Así como Bush hizo creer a México que había entrado al primer mundo al firmar el famoso acuerdo Nafta (en su sigla en inglés), a Chile se le embaucó en la década de los 90 con eso de que era el “tigre de Latinoamérica”, en alusión a las economías asiáticas que sorprendían al mundo con sus altas tasas de crecimiento económico.
Posible candidato a sumarse al Acuerdo de Libre Comercio de Norteamérica, junto con Canadá, EE.UU. y México, y puente entre Asia Pacífico y el Mercosur, el discurso no se condecía con la realidad. Hasta que llegó un ministro de Relaciones Exteriores de Alemania y sinceró la situación: nuestro país no era más que “un pequeño pumita”.
En términos médicos, se podría decir que el país suele sufrir una suerte de esquizofrenia. Ahora, se nos plantea que Chile y Magallanes, en particular, pueden ser actores claves de la necesaria transición energética a nivel mundial y que ello vendría de la mano del desarrollo de la industria del hidrógeno verde.
En su cuenta pública, el vicepresidente ejecutivo de Corfo destacó la creación del Facility, fondo que cuenta con financiamiento internacional, pero también con 200 millones de dólares aportados por el Estado chileno para respaldar el desenvolvimiento de los proyectos ligados a estos e-combustibles.
Sin embargo, para no volver a cometer el error de estar disociados entre la realidad y el discurso como pasó en la década de los 90, hay que sincerar posiciones. Como ejemplo, sólo comentar que, según un estudio, la excesiva “permisología” generó pérdidas en inversiones en el país por casi dos mil millones de dólares durante el año pasado.
So riesgo de decir una perogrullada, la implementación efectiva de la industria del H2V requiere una planificación y coordinación precisas que involucran tanto a actores públicos como privados y, sobre todo, ajustar los tiempos.
Hablemos de Magallanes. Enap ha entregado un informe optimista en el que se plantea que para el año 2027 podría estar ampliada y mejorada la infraestructura necesaria en Laredo, ofrecida ésta para la etapa de ingreso de los insumos necesarios para la construcción de los parques eólicos y las plantas productivas de amoniaco y/o hidrógeno verde. No obstante, las voces de la industria insisten en que estas capacidades proyectadas no serán suficientes para satisfacer la demanda futura ni para posicionar a Chile como líder mundial en la producción de hidrógeno verde. Este desajuste entre las expectativas y las capacidades reales y futuras subraya la necesidad de un diálogo más profundo y de ajustes en los tiempos y planes de acción.
Un plan conjunto que alinee las inversiones y los desarrollos de infraestructura es fundamental para evitar duplicidades, aprovechar sinergias y maximizar los recursos disponibles. La inversión privada será crucial para complementar los esfuerzos del sector público y alcanzar la capacidad requerida para hacer de Chile y de Magallanes un hub de hidrógeno verde.
El desarrollo de la industria del hidrógeno verde no puede esperar. Es vital ajustar los tiempos de los proyectos de infraestructura para que coincidan con la demanda del mercado y los objetivos de descarbonización del país. Esto implica no sólo acelerar las iniciativas en curso, sino también anticipar las necesidades futuras y planificar en consecuencia.