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¿Es la educación no sexista un peligro para las infancias?

Por La Prensa Austral Sábado 29 de Junio del 2024

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Andrea Bluck Muñoz,
abogada Dirección de Género,
Equidad y Diversidad de la Umag

 

El viernes 14 de junio se publicó la llamada “Ley integral contra todas las violencias hacia la mujer”, es importante recordar que el proyecto estuvo esperando su tramitación en el Congreso desde el año 2017, y ha sido una demanda muy sentida por parte de la mitad de la población de nuestro país y que no es más que el cumplimiento a los compromisos internacionales adoptados por Chile al momento de firmar y ratificar la Convención de Belém do Pará.

Dentro de las novedades que trae esta ley se encuentra la obligación que tendrá el Ministerio de Educación de promover una educación no sexista. Este fue uno de los conceptos más discutidos durante la tramitación, incluso fue llevado al Tribunal Constitucional por un error conceptual de quienes sostuvieron, y aún sostienen, que una educación no sexista sería lo mismo que una educación sexual integral.

Para entender la diferencia, es necesario aclarar que la educación sexual integral es el conjunto de saberes sobre el desarrollo humano, anatomía; salud reproductiva; sumados a los aspectos emocionales, y sociales de la sexualidad en su más amplio espectro; lo que para su enseñanza y entendimiento requieren de un traspaso de la información libre de estereotipos, prejuicios y carga valórica; es decir de una educación no sexista.

El Tribunal indicó que lo que colisiona con el derecho preferente de madres y padres a elegir la educación de sus hijos fue la obligatoriedad estatal de brindar una educación sexual integral, sin embargo, el brindar una obligación no sexista no es más que respetar el principio de no discriminación establecido en nuestra Constitución. El Tribunal Constitucional entiende que el sexismo es una perpetuación de los estereotipos de género, de los estándares históricamente impuestos y que son claramente irrisorios (tanto para hombres como para mujeres); y que por lo tanto generan una situación de discriminación o de diferenciación entre el sexo femenino y el masculino, y que por regla general beneficia a este último en desmedro del primero. Por lo demás, asegurar este tipo de medidas, que a largo plazo crean conciencia sobre los efectos negativos de perpetuar esta forma de pensar, responde como ya se mencionó a las obligaciones internacionales que tiene el Estado de Chile (no el gobierno de turno) con los tratados internacionales ratificados, obligación que también se encuentra reconocida en nuestra Constitución en su artículo 5° como una de las bases de nuestro Estado.

Entonces ¿cuáles son los peligros a los que nos enfrentamos al tener una educación no sexista? Corremos el riesgo de ver a más mujeres queriendo jugar fútbol profesionalmente; a más hombres que se adentren en el mundo de las artes; a la complejidad de comprar un regalo porque las niñas jueguen con muñecas o los niños con dinosaurios; a la existencia de más mujeres científicas; a hombres que no se sientan con la obligación de pagar la cuenta en la primera cita. Y ¿cuál es el peligro de mantener nuestra educación actual? Mantención o aumento en las tasas de violencia que existen hoy; persistencia de comerciales con cuerpos hegemónicos; infancias reprimidas por no poder desarrollar sus reales intereses, y por tanto adultos frustrados con sus propias vidas; baja representación de las mujeres en cargos de poder; seguir creyendo que las eminencias son solamente figuras masculinas; o en nuestra realidad territorial: que  los hombres tengan que salir a limpiar la nieve de las veredas, mientras las mujeres nos quedamos adentro haciendo chocolate caliente.

Me permito dejarle al lector/a la decisión de cuál de estos dos escenarios es el que prefiere para las futuras generaciones.