Necrológicas

Cuidar al cuidador

Por Ramón Lobos Vásquez Miércoles 17 de Julio del 2024

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En estos años se ha relevado el rol que muchos cumplen con sus mayores, poniéndolo como un derecho y una necesidad humana: la necesidad del cuidado y el rol de los cuidadores en el bienestar y mantención de los mayores a su cargo.

Es una tarea de largo aliento, que se transforma en un trabajo cada vez más intenso y de mayor dedicación en la medida que ese mayor va envejeciendo. Por ello, se hace central no sólo que exista el recurso humano disponible en la familia para asumir esta tarea, sino también requiere capacitación y formación de acuerdo a las necesidades que cada mayor evolutivamente va desarrollando.

La familia y muchas veces la pareja de esos mayores es la que asume estas tareas. Por eso se dice y se observa que una parte importante de quienes cuidan son mujeres, muchas de ellas mayores y que también requieren de cuidados y apoyos progresivamente. De ahí que, la necesidad de cuidarlas es central. Hoy la formación es muy escasa o nula en los territorios. Muchos van aprendiendo por ensayo y error, repiten lo que tiene buenos impactos y buscan otras formas de intervenir para poder responderle a sus mayores.

Decíamos que la tarea es progresivamente más demandante. Lo que conlleva que quienes cuidan van perdiendo espacios personales, que signifiquen un respiro en la tarea diaria de cuidar. Para ello, es necesario darles los respiros a sus tareas o relevos de la tarea diaria, para que dediquen más tiempo a sí mismos. Esto debe ser entendido por la familia de quienes son cuidados. Toda la tarea no puede recaer sobre una sola persona, debe ser tarea de la familia. Lamentablemente la actual forma de hacer y construir familia hace complejo que los mayores reciban los apoyos de sus descendientes para afrontar estas tareas, por lo cual se debe educar también a niños y jóvenes para que no solamente se relacionen con los mayores de su familia, sino que también aprendan tareas y destrezas en su cuidado diario. Es central valorar la tarea de cuidar, es parte de la solidaridad intergeneracional que hay que fomentar y desarrollar. 

Cuando uno sólo se hace cargo de esta tarea de cuidar a un mayor existe el gran peligro que quien cuida pueda claudicar en esta tarea, ya que la sobrecarga será importante. Además el estar ocupado en estas tareas hace que descuiden sus necesidades y su proyecto de vida personal que cada uno anhelamos. Por eso, la tarea es de varios; no de un integrante de la familia y menos si quien cuida es la pareja de ese mayor, ya que se descuidan aspectos importantes del propio envejecimiento. Con impactos en calidad de vida y desarrollo personal. 

En nuestra actual sociedad se hace necesario valorar el trabajo de quienes cuidan. Ya que cumplen un gran rol y tarea, que si fuese cumplida por el Estado sería de un costo inconmensurable, porque son muchas tareas y acciones a desarrollar. Es por ello que no solo debe fomentarse que las familias se hagan cargo, si no que también se ponga en valor esta tarea, con reconocimientos como la misma formación o los relevos en su rol; para que tengan tiempo para ellos y no todo sea cuidar del mayor a su cargo. También es necesario en el corto plazo darle ayudas no solo económicas sino que también reconocimiento explícito a esta tarea social. 

Hay que ocuparse y cuidar a quienes cuidan, de no hacerlo se pueden provocar en ellos impactos graves tanto en salud física como mental, aislamiento o estrechamiento de los círculos sociales propios por no tener tiempo para cultivarlos. 

Ojalá socialmente nos desarrollásemos de tal forma que cada mayor tenga una red social o familiar que le acoja. Con tareas compartidas por varios integrantes de su entorno social, pero siempre con personas significativas para ellos. Para ello es central que exista un sistema local efectivo que pueda hacer frente a las necesidades de los cuidadores de un área específica. Se necesita organización para trabajar en red estas necesidades y se necesita ser efectivos para la totalidad de los mayores de un territorio.

Deben existir programas locales o territoriales que además se hagan cargo de las variaciones y variabilidades territoriales. Esto por las características que el proceso de envejecimiento tiene en cada territorio y cómo influye en el cómo envejecemos, las tradiciones, cultura o modos locales. Por ello, son los municipios los agentes territoriales que deben desarrollar programas para sus mayores. Pasar del actual modo de trabajo con mayores autovalentes a hacerse parte del trabajo con los que tienen mayor deterioro o requerimientos. 

Hay un gran espacio para trabajar y desarrollar entre los autovalentes y los postrados que actualmente son los ejes de trabajo comunales. Hay mucho por hacer y desarrollar allí y es el desafío que le pedimos a las autoridades que localmente velan por los habitantes de su territorio. Hoy más que nunca se necesita actores territoriales que se hagan cargo de las necesidades de un grupo creciente en nuestra sociedad. La tarea y el trabajo debe ser desde hoy y progresivamente más intenso. Hoy urge apurar el tranco de trabajo por ellos.