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Cuáles son las inquietudes de la tercera edad

Por Ramón Lobos Vásquez Miércoles 31 de Julio del 2024

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Hace algunos días escuchaba sobre una consulta realizada a los mayores, donde ellos manifestaban sus inquietudes y requerimientos, una tarea que frecuentemente debe realizarse para saber si lo que se ha implementado cumple con sus necesidades.

Son las llamadas evaluaciones ex post, después de intervenir y actuar. Tarea muy retrasada en el Estado, donde todo termina con la inauguración y puesta en marcha. Un trabajo pendiente, ya que siempre hay que saber si lo que se hizo favorece al adulto, como se indicó en la formulación de la intervención. Por eso, en mis años de consejero regional siempre extrañé esas evaluaciones, muchas veces las consulté a los agentes que habían presentado proyectos para financiamiento desde el gobierno regional, pero continuamente la respuesta era la misma: El proyecto terminó al momento de su ejecución y no hay evaluaciones posteriores. Por eso el Estado debería tener siempre la misión de saber, si lo que se midió como indicadores en la ejecución se cumplió o no. Si lo que se prometió tuvo el impacto deseado y si, en definitiva, benefició a las comunidades intervenidas.

De la encuesta que comentaba, dos cosas me llamaron la atención. Primero, en salud la consulta es si no había otros medicamentos más efectivos para el tratamiento, para no sentirse lleno de medicamentos para hacer frente a las patologías que se padecían. Lamentablemente en el enfoque terapéutico para los mayores habitualmente se van sumando más y más fármacos “de uso continuo” o “permanente”. Nadie va restringiendo o acotando de acuerdo a las condiciones de salud o de deterioro los fármacos en uso. Cuando se escriben todos los fármacos que usa una persona mayor, se puede evidenciar cuáles son los que efectivamente deben mantenerse, cuáles son de uso transitorio y cuáles usar en condiciones especiales. Es todo un tema la prescripción en mayores.

Pareciera que cada acto médico necesariamente debe ir asociado a nuevos fármacos o medidas terapéuticas a utilizar. No obstante, en el enfoque de Cuidados Paliativos siempre vamos simplificando el uso de fármacos, especialmente para mayores; ya que el aforismo de “menos es más” se cumple a cabalidad.

La polifarmacia y sus efectos en las personas mayores será un tema que dejaremos para otra ocasión. Pero si hay que destacar que en esta encuesta se busca contar con más arsenal fármaco terapéutico y si ellos lo piden es el momento de actuar y ajustar los arsenales fármaco terapéuticos al costo más efectivo y que esté disponible en todos los niveles de atención para los mayores. Todo un reto para trabajar desde el área de la salud de los mayores.

Otro punto a destacar de la encuesta tiene relación con el “siempre estar reunidos y trabajando con gente muy mayor”, lo que guarda relación con los modelos de intervención con los mayores. Se tiende a agrupar y trabajar sólo con grupos de pares, hay poca intervención y trabajo con otras edades, lo que se llaman encuentros intergeneracionales, que comprobadamente tiene impactos muy importantes en los mayores y en los de otras edades que interactúan con ellos. Es un “win-win”, ambos ganan.

Hoy muchos niños viven lejos de sus abuelos y al revés muchos mayores que son abuelos por diversos factores sociales no pueden interactuar con sus nietos. Por eso, encuentros de estas características tiene impacto en ambos; antaño eran parte de la valoración y tarea social de los mayores: ser y vivenciar ser abuelos de sus nietos, velar y cuidar de ellos. La actual estructura social aleja nietos y nietas de sus abuelos, por lo que se debe trabajar para que se vayan produciendo estos encuentros y sean ganancia y ambos puedan conocer otras realidades.

Enlazando con esta encuesta, es necesario y muy pertinente estar consultando a los mayores qué es lo que quieren, qué buscan y qué les falta. Nuestra política pública en su rigidez siempre repite lo que ha resultado y no va innovando o avanzando más allá en sus acciones, son otros agentes sociales locales, como los voluntariados; los que con fondos del Estado van abriendo espacios y nuevas áreas de intervención, justamente por estar insertos en las comunidades y en definitiva estar escuchando sobre las necesidades de los grupos locales.

Escuchar y preguntar son verbos que nuestros agentes sociales estatales debieran conjugar más a menudo: “hay que escuchar la voz del pueblo”, no sólo para las elecciones.