¡AFP, definamos primero bien el problema!
Uno de los problemas más notables que se han presentado continuamente en Chile al intentar solucionar conflictos e inconvenientes es la mala definición del problema, lo que ha generado soluciones inadecuadas. Un ejemplo claro es la ley de aplicaciones tipo Uber, donde un mal diagnóstico llevó a un mal resultado, aunque de eso hablaremos en otra ocasión.
La disyuntiva en el tema de las jubilaciones en Chile requiere simplificación para entenderse mejor. Es necesario dividirlo en dos problemas: en aquellos que están aportando actualmente al sistema para jubilar en el futuro y aquellos que ya se han jubilado, y cómo mejorar sus jubilaciones. Estos son problemas independientes que no se pueden mezclar.
Durante más de 40 años, no se realizaron los cambios necesarios para mejorar el sistema de AFP, que, como cualquier sistema, debe ajustarse y corregirse con el tiempo. Al contrario, se realizaron cambios que favorecieron a las AFP y perjudicaron a los ahorrantes, afectando el espíritu original del sistema. Un ejemplo de ello es la creación de los multifondos, que son discriminatorios al crear una brecha entre quienes tienen y quienes no tienen información, generando resentimientos sociales. Una ley social no debe ser discriminatoria bajo ningún motivo.
Para mejorar las jubilaciones futuras de quienes están aportando actualmente, es necesario realizar cambios urgentes como aumentar gradualmente el aporte del 10% al 18% o 20%. También se deben eliminar los multifondos y establecer una rentabilidad promedio. El cobro de administración debe consistir en una pequeña parte fija para cubrir costos de administración y una mayor parte variable en función de la rentabilidad generada, ya que el encaje del 1% no es suficiente para garantizar la transparencia de la operación. Además, se debe trabajar en reducir la expectativa de vida y agregar un seguro de longevidad. Otro punto importante es eliminar y prohibir la integración vertical, es decir, que los dueños de AFP no pueden ser compañías de seguros, ya que esto claramente genera un conflicto de intereses.
Además, se pueden crear nuevas leyes y modificar otras para, por ejemplo, que si el trabajador aporta un 1% adicional, el empleador también aporte un 1% adicional. Es necesario modificar la ley laboral y eliminar todo lo que no es imponible en el sueldo, ya que esto afecta el aporte para las futuras jubilaciones. También se debe pensar en pagar la indemnización por años de servicio, ya que menos del 15% de los trabajadores logra cobrarla. Sería mejor pagar mensualmente la indemnización (1/12 del sueldo mensual) y que esta vaya a una cuenta en la AFP y que el trabajador la cobre cuando jubile y se termine la relación perversa entre trabajador y empleador.
Es necesario abandonar las ideas inadecuadas sobre los retiros, ya que van en contra del espíritu de las jubilaciones, las destruyen, y generan inflación y desequilibrios económicos en general. También hay que dejar atrás el paradigma de que el antiguo sistema era mejor, en el cual se aportaba un 20% y el gobierno de turno malgastaba los fondos, lo que luego obligaba a la emisión de billetes para cubrir las jubilaciones. Hoy en día, el dinero está disponible, y debemos asegurarnos de protegerlo y no malgastarlos nosotros.
La segunda parte del problema es cómo mejorar las jubilaciones de quienes ya están jubilados. Este es un tema crucial, tanto técnica como filosóficamente, ya que hoy se pretende hacer responsables a quienes están aportando para sus futuras jubilaciones de solucionar este problema, usando sus aportes destinados a mejorar sus propias jubilaciones. Esto es indignante e injusto, dado que el problema fue causado por la clase política en los últimos 40 años, al no realizar los ajustes necesarios, como aumentar gradualmente el aporte hasta llegar al 18% o 20%, entre otros. Por lo tanto, esta responsabilidad no recae únicamente en los trabajadores actuales, sino en todos los chilenos, y se debe abordar a través de la PGU (Pensión Garantizada Universal), financiada con impuestos generales, ya que es una responsabilidad de todos.
El sistema actual tiene aproximadamente 6.000.000 de aportantes mensuales con un sueldo promedio de $1.046.000, lo que genera un aporte de cotizaciones mensuales de aproximadamente US$ 658.000.000 (considerando una cotización individual de $100.000 y un dólar a $912). Esto da un total anual de US$ 7.895.000.000, lo que equivale a US$ 789.500.000 por cada punto de aporte anual del 10% previsional. Si consideramos que cada punto de iva equivale a US$ 2.000.000.000, esto representaría 2,5 puntos de aporte previsional. Es importante tener claro el orden de magnitudes.
Con un punto de alza del iva tendríamos 2,5 puntos de aporte para la PGU y gran parte del problema solucionado. Sin embargo, para esto, es crucial que los gobiernos y la clase política garanticen la eficiencia del Estado, ya que este se ha convertido en un barril sin fondo que absorbe todos los impuestos posibles y nunca es suficiente, y el Estado cada vez es más grande y soluciona menos problemas. Basta mirar lo que ha pasado con las contribuciones y cómo se han desbordado en los últimos años.
Para concluir, es bueno recordar una frase célebre que viene al caso: “Es muy fácil ser generoso, pero muy difícil ser justo”.