El último día de Baldovino Gómez en la educación pública
En una jornada cargada de emociones y recuerdos, este viernes Baldovino Gómez Alba, destacado educador y defensor de los derechos humanos, compartió su trayectoria de vida, marcada por la pasión por la enseñanza, el ajedrez y un compromiso inquebrantable con la justicia y la memoria histórica.
“Fue una jornada de sentimientos encontrados, con emoción, pero también con agradecimiento”, rememoró al hablar de su último marcaje como funcionario público. Baldovino inició su carrera en la educación en 1971, en la Escuela Rural de Cerro Sombrero, donde dio sus primeros pasos en el ámbito educativo. Su camino en la docencia se interrumpió abruptamente en 1973, cuando fue detenido en el marco de la represión política que siguió al golpe de Estado.
Tras su liberación, en 1990, Baldovino fue reincorporado al Ministerio de Educación, retomó con fervor su labor docente en diversas instituciones, incluyendo la Escuela Hernando de Magallanes, el Liceo San José y el Instituto Don Bosco en Punta Arenas. Además de su trabajo en el aula, también destacó como técnico deportivo en ajedrez, donde guió a sus alumnos a obtener importantes logros a nivel nacional. “Logramos una importante destacada participación allá en la línea nacional obteniendo varios títulos los alumnos de la cadena de ajedrez”, recordó con orgullo.
El ajedrez: una pasión
convertida en vocación
El ajedrez no sólo fue una actividad extracurricular para Baldovino, sino una puerta que lo llevó a descubrir su verdadera vocación. “Yo me inicié como técnico de ajedrez, y ahí me di cuenta que tenía habilidad y tenía vocación para enseñar”, explicó. Su primer contacto con el ajedrez ocurrió en su juventud, cuando un amigo, Fernando Hernández, a quien le decían “El Gitano”, le enseñó a jugar. La pasión por el juego creció en él, llevándolo a convertirse en campeón nacional de ajedrez en Punta Arenas.
A pesar de las dificultades de la época, como la falta de recursos y las restricciones impuestas por la dictadura, Baldovino logró ingresar a la Universidad de Magallanes en 1983, donde estudió Pedagogía. “En ese tiempo sin trabajo, con dificultad, con la dictadura, era difícil estudiar, o sea, yo no hubiese podido estudiar Pedagogía si la Universidad Magallanes no hubiese tenido Pedagogía en el año 82”, relata, subrayando los desafíos que enfrentó para formarse como educador.
Compromiso con la memoria y los derechos humanos
La vida de Baldovino también está profundamente marcada por su convicción con los derechos humanos y la memoria histórica. Como sobreviviente de la represión política durante la dictadura militar en Chile, Baldovino fue detenido en septiembre de 1973 y pasó más de un año en prisión. “Tuve un campo de concentración, imagínate que estuve con muchos profesores, hubo muchos profesores detenidos”, rememoró, subrayando el impacto que esta experiencia tuvo en su vida y en su visión del mundo.
La experiencia de haber sido víctima de la represión lo motivó a convertirse en un defensor incansable de los derechos humanos y a trabajar para asegurar que las nuevas generaciones no olviden lo ocurrido. “La única forma de cumplir alguna garantía de no repetición es a través de la educación, la pedagogía, la memoria y el fortalecimiento del sistema democrático”, sostiene Baldovino, quien en 2023 fue reconocido con el Premio La Paz, que entrega el obispado, por su labor en este ámbito.
Una vida dedicada
al servicio público
Baldovino fue gobernador de la provincia de Última Esperanza entre 1994 y 2000 y, más tarde, entre 2014 y 2018, ocupó el cargo de seremi de Gobierno en la Región de Magallanes. “Me invitaron a trabajar en la Secretaría de Educación en julio del año 90, en regreso a la democracia”, comentó sobre su retorno a la vida pública tras la dictadura.