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Antonio Skármeta, Pablo Neruda, Ramón Aguilera y Yaco Monti

Domingo 20 de Octubre del 2024
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Nuestras primeras noticias del escritor nacional Antonio Skármeta (1940-2024) datan de fines de la década de 1960 a través de sus columnas en la recordada Revista Ercilla, esa del equipo de Emilio Filippi con (entre otros) Abraham Santibáñez, el humor de Hernán Vidal (Hervi) Hernán Millas y Hans Ehrmann en la sección cultura. Neruda tenía su propia columna con el título “Desde Isla Negra” y Skármeta se explayaba sobre literatura y sobre cine (cuando no estaba Ehrmann).

Egresó de Filosofía en la Universidad de Chile y en 1966 obtuvo un Máster en Literatura en la Universidad de Columbia, Estados Unidos con una tesis sobre la narrativa del escritor argentino Julio Cortázar. Precisamente en Ercilla nos enteramos de la tercera de las cuatro visitas que Cortázar (que ya era CORTAZAR) hiciera a Chile (1970). En dicha ocasión Skármeta las ofició de “edecán” y nos cuenta: “A los 56 años (Cortázar) no rechazó cigarrillos ni arregladitos de borgoña, piscos sour, ni trasnochadas. Para colmo demostró poseer un espinazo flexible para acomodar su altura de basquetbolista en lúgubres citronetas”.

En esos años Skármeta ya ostentaba un cierto prestigio, había publicado sus libros de cuentos “El entusiasmo” (1967) y “Desnudo en el tejado” (1969). La historia de la Literatura Chilena lo clasificaría en la Generación de 1960 de temática urbana y con compromiso social, integrada principalmente por poetas y narradores. Entre los narradores más destacados de este grupo encontramos a:  Antonio Avaria (“Primera muerte”) Poli Délano (“Amaneció nublado”) Luis Domínguez (“Citroneta blues”) Ariel Dorfman (“Imaginación y violencia en América”) Carlos Olivárez (“Concentración de bicicletas”) Eugenia Echeverría (“Cambio de palabras”) Manuel Miranda (“El carruaje del diablo”) Fernando Jerez (“El miedo es un negocio”) y Mauricio Wacquez (“Toda la luz del mediodía”). Las obras señaladas entre paréntesis corresponden a las publicadas a fines de los sesenta por los autores citados.

Skármeta militaba en el Movimiento de Acción Popular Unitaria (Mapu) y fue simpatizante del gobierno del Presidente Salvador Allende. En dicho periodo el escritor se integra a la editorial estatal Quimantú, específicamente en el consejo de redacción de la revista cultural La Quinta Rueda, en cuyo Nº7 de junio de 1973 le hizo una memorable entrevista al legendario bolerista Ramón Aguilera. Al consultarle por el mote de “cebolla” adjudicado a su estilo, el cantante responde: “Mire, no me importa el nombre cualquier tubérculo que nos pongan. Si nos llamaran “papas” o “zanahorias” me daría lo mismo. Mientras el público nos estimule y nos sigan grabando, yo tranquilo nomás”.

En 1973 Quimantú publica la antología de cuentos “El ciclista del San Cristóbal”, texto que leímos a los trece años, volviendo a él de tanto en tanto, libro que es -a nuestro modesto entender y esto es una cosa de gustos personales- una muestra del mejor Skármeta, cuya obra literaria posterior es impecable, no obstante, se aleja de los cimientos de la generación de 1960.

Después del golpe de Estado de 1973, el escritor se va de Chile, vive un tiempo en Argentina y luego se radica en la entonces Alemania Occidental. Se inicia en la novela con publicaciones de alta factura: “Soñé que la nieve ardía” (1975) “No pasó nada” (1980) “La insurrección” (1982) y “Ardiente paciencia” (1985) editada también con el título de “El cartero de Neruda”. También incursiona en el cine como guionista y director, llevando al celuloide sus propias obras. El trabajo más significativo fue “Ardiente paciencia” (1983) inspirado en Pablo Neruda; aclaremos que primero fue el guión cinematográfico y después vino la novela. De este filme se hizo una segunda versión italiana en 1994 con el título de “Il Postino”. 

En 1988 Skármeta vuelve a Chile, sigue en lo suyo e impacta con el programa televisivo “El show de los libros”, espacio cultural emitido entre 1992 y 2002. Según recordamos, en uno de sus capítulos el escritor cuenta que a Pablo Neruda le gustaba la canción “Amor desesperado” del gran cantante argentino Yaco Monti y de hecho hay una referencia a la composición en la novela “El cartero de Neruda. Agrega que, estando en una Feria del Libro en Buenos Aires, de improviso se le acerca una persona que le pregunta: “¿Usted es Antonio Skármeta?” y ante su respuesta afirmativa le dice: “Mucho gusto señor, yo soy Yaco Monti” y a partir de ello conversaron de lo humano y lo divino. De si a Neruda efectivamente le gustaba la canción, no lo pudimos dilucidar con Skármeta pero, con ocasión de la última visita de Yaco Monti a nuestra ciudad en 2016, tuvimos la oportunidad de compartir con él y le consultamos al respecto. Monti recordaba el episodio de Buenos Aires con Skármeta y ante nuestra inquietud sobre Neruda y “Amor desesperado”, junto con demostrar ser un gran conocedor de su obra, nos dijo algo así como: “Imagináte ché, el tremendo honor…”   

El pasado martes 15 de este mes murió el escritor Esteban Antonio Skármeta Vranicic. Nació en Antofagasta el 7 de noviembre de 1940. Cuentista, novelista, dramaturgo, guionista de cine y ensayista, obtuvo entre otros galardones, el Premio Nacional de Literatura en 2014. Pertenece al selecto grupo de escritores(as) chilenos(as) que tuvieron y tienen proyección internacional y, como si esto fuera poco -según algunos que lo conocieron- fue además, un muy buen tipo, una gran persona.   

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