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La solución a la vuelta de la esquina

Por Hernán Rocha Domingo 20 de Octubre del 2024

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Hemos tocado fondo. El espectáculo que ha dado el Congreso de la República el último tiempo asegura que la política no tiene remedio, ha caído en el precipicio de la indolencia al no contar con un relato que le acerque a los habitantes, ha caído en la condición más baja que un poder del Estado puede caer, esto es, una lucha permanente por llevar la primera nota de una sinfonía que suena mal, se escucha mal, y por tanto está mal. El canto de uno y otro lado se siente como desafinado, pues no tiene tono y sólo se escucha un ruido ensordecedor con ambiente de trifulca barata que lucha por estar presente.

El espectáculo que han dado los congresistas es patético: comienza con las comisiones investigadoras, esas que no tiene mayor sentido, puesto que de ellas no resulta nada. “La Cámara de Diputados creará, con el acuerdo de a lo menos dos quintos de sus miembros en ejercicio, comisiones especiales investigadoras con el objeto de reunir informaciones relativas a determinados actos del gobierno” (tomado de una definición de la Cámara). Como son actos de gobierno, adolecen del principio general de toda investigación, el de ser imparciales. En efecto como está constituida por diversos “partidos”, parten con el sesgo de la parcialidad y sus conclusiones son votadas, es decir una “investigación” puede ser aprobada o rechazada dependiendo de la composición de la comisión. Según un informe de la Cámara, se han terminado cuarenta cinco “investigaciones” (2022-2026) de las cuales ¿sabe Ud. algún resultado?, ¿conoce Ud. el contenido de cada una?, ¿sabe Ud. quienes conformaron dichas comisiones?. Si su repuesta es NO, entonces estas fueron inútiles. Más aún ¿qué consecuencia tuvieron?. Si su respuesta es NO SE, entonces fueron inútiles.

Pero más allá de estas comisiones, están las acusaciones constitucionales. “Es una atribución exclusiva de la Cámara de Diputadas y Diputados. La Cámara declara si procede o no la acusación que presentan no menos de diez ni más de veinte, diputadas y diputados, en contra de las siguientes autoridades: Presidente de la República, ministros de Estado, magistrados de los tribunales superiores de justicia, Contralor General de la República, generales, almirantes, delegado presidencial y gobernadores. Para ello se constituye una comisión encargada de analizar la procedencia de la acusación, que presenta su informe a la Sala. Si la Sala declara que la acusación constitucional procede, entonces el procedimiento se traslada al Senado, que actúa como jurado” (Tomado de una definición de la Cámara). Estas ya son el abuso político de máxima envergadura. Las últimas fueron la acusación con la ministra de Interior, que se cayó no porque no vulneraba ninguna norma de Constitución, sino porque no tuvo los votos, y en el intertanto anuncian una al Presidente de la Republica. La segunda se trata de una chambonada, no vio la luz y lo justificaron con una niñería de “queremos dar una oportunidad más al diálogo”, como si no supiéramos que era eso, una chambonada. Por último se juzgó a tres miembros del Tribunal Supremo de Justicia del país, con resultados penosos. La primera del ministro Matus no tuvo los votos. La segunda y tercera, al contrario de lo que indica la lógica se juzgaron juntas, dos situaciones diferentes en un mismo paquete. Además la ministra (Vivanco) ya había sido juzgada, es decir se enjuició dos veces por la misma causa, lo que parece ser anormal por lo menos a los ojos de un lego en la materia.

¿Cuánto tiempo se ha perdido en esto?. Parece que la función Legislativa, la principal función que tienen los diputados y senadores se fue quedando de lado y más importa figurar en comisiones que funcionan de acuerdo a los votos, sin importar el argumento jurídico, porque no lo conocen, porque dan cuenta que no les importa, porque tampoco les importa el destino que tienen sus informes “investigadoras” es que la solución está a la vuelta de la esquina, quitar al Congreso la atribución de investigar y acusar porque para eso están los organismos pertinentes como la Fiscalía que acusa, la Policía de Investigaciones y Carabineros que investigan y los jueces que saben juzgar y no tienen sesgo político. Se supone.

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