Ganó Trump, pero…
El gran desafío para Donald Trump tras su aplastante elección, es si será capaz de cumplir su promesa de “hacer grande de nuevo a Estados Unidos: Make América great again”, MAGA. Más de la mitad de 140 millones de electores así lo creen. Pero hay también otra mitad -un poco menor- que rechazó sus propuestas y ahora se preguntan si la democracia sobrevivirá a un presidente que cuenta con un respaldo tan abrumador y cuyos partidarios controlan el Senado.
Lo primero, como lo hizo The New York Times, es destacar la forma en que triunfó: Trump “superó vulnerabilidades políticas aparentemente fatales (cuatro acusaciones penales, tres demandas costosas, condena por 34 delitos graves, un sinfín de alusiones imprudentes en sus discursos) y transformó al menos algunas de ellas en claras ventajas… Su foto policial se convirtió en una camiseta superventas. Su condena penal inspiró 100 millones de dólares en donaciones en un día. Las imágenes de su rostro ensangrentado después de un intento fallido de asesinato se convirtieron en el símbolo de lo que sus partidarios vieron como un mensaje del destino”.
En la vereda del frente está claro que Kamala Harris no perdió por falta de entusiasmo. Es evidente que su campaña partió tarde por las dudas del Presidente Biden antes de abandonar la competencia, pero -sobre todo- porque mientras defendía la democracia, un concepto valioso pero abstracto para muchos electores, había enormes sectores sólo querían que se fortaleciera la economía doméstica. Las guerras de Ucrania y de Gaza no les importaban realmente y probablemente muchos creyeron que Trump será capaz de imponer la paz.
El candidato republicano también tuvo éxito gracias a su tono desafiante, a menudo vulgar y ofensivo. Ello le dio el apoyo de quienes temen a los delincuentes y a los inmigrantes, a quienes metió en un mismo saco.
Aunque en el camino de retorno a la Casa Blanca perdió a muchos de quienes colaboraron en su primer gobierno, Trump fue enfático: “El éxito nos va a unir, y vamos a empezar poniendo a Estados Unidos en primer lugar. No los defraudaré”. Lo dijo en un discurso de menos de media hora en el centro de convenciones de Palm Beach en Florida. “Es una victoria que nunca se había visto. Gracias a los estadounidenses por elegirme como el presidente 47 de EE.UU. Voy a luchar por todos vosotros cada día. Hasta mi último aliento. No voy a descansar hasta conseguir un futuro perfecto para vuestros hijos. Esta va a ser una época dorada para EEUU. Una victoria increíble para nuestro pueblo, que nos va a permitir hacer América Grande de Nuevo”.
Según una primera encuesta, el análisis detallado de la votación es decidor: mientras el 54 por ciento de las mujeres votó por Kamala Harris, el 54 por ciento de los hombres lo hizo por Trump. La mayoría de los blancos (55 %) favoreció a Trump, pero los negros (86%), los latinos (53%) y los asiáticos (53%) confiaron en la vicepresidenta Harris.
Como otros países democráticos del mundo, Estados Unidos tiene una herida profunda que lo divide dramáticamente.
