El miedo de los residentes del Eleam del Senama y la incertidumbre por cambio de personal
“Una de las abuelas llorando me preguntó por qué me iba a ir del Eleam y yo ¿cómo le explico que todos debemos irnos? Trabajarán personas que no conocen a los abuelos, que no saben sus patologías, sus mañas, ni qué medicamentos toman o qué comen”. Es la voz de Teresa Velásquez, presidenta del Sindicato de Trabajadores que da cuenta de la situación que se vive tras la reciente decisión de reemplazar la administración del Establecimiento de Larga Estadía para Adultos Mayores (Eleam) Cristina Calderón, que se dio a conocer durante este sábado.
Esta noticia no ha hecho más que generar una profunda incertidumbre entre los residentes y el personal que los ha cuidado durante años. Este cambio, anunciado con poca anticipación, afecta directamente a quienes consideran el Eleam como su hogar y a los trabajadores, que han sido parte de sus vidas cotidianas, como familia.
Para Sandra Quezada, residente de 75 años que lleva 13 años en este hogar de calle Hornillas, el anuncio ha sido devastador porque perderán a un equipo humano con el que ya habían formado vínculos. “Que se vayan quienes nos cuidan es muy doloroso”, sostuvo. A los residentes no les han explicado absolutamente nada, sólo saben que todo cambiará, que atrás quedaron los planes de Navidad y de Año Nuevo con los cuidadores que conocen. “Ya conozco a las personas, formé vínculos. A los que vienen no los conozco, los que vienen son unos extraños”, expresó con evidente preocupación. Y, es que para ella, su kinesiólogo, por ejemplo, es fundamental para que la ayude a levantarse. Esta mujer admite que no han tenido comunicación con los nuevos equipos, quienes se integrarán en pocos días.
La llegada de un nuevo equipo de trabajo implica un cambio en las rutinas y relaciones, algo especialmente desafiante para los adultos mayores, quienes dependen del ambiente familiar y el cuidado personalizado que han recibido hasta ahora.
Ella reconoce los problemas que debió enfrentar la administración saliente, como la falta de insumos básicos. Sin embargo, destacó el esfuerzo y dedicación del personal directo: “Ellos siempre nos han atendido con cariño y compromiso, incluso en condiciones difíciles. No teníamos útiles de aseo, no teníamos sábanas, toallas… pero el personal no tiene la culpa. Aquí el personal administrativo, el de aseo, los cuidadores y los kinesiólogos siempre nos han atendido bien”, dice, implorando porque el personal se mantenga.
Destacó la relación cercana que han construido con los trabajadores: “Pasamos con los cuidadores desde las once de la mañana hasta las ocho de la noche, uno se acostumbra a sus rutinas, a cómo te cuidan y te conocen. Llevan años con nosotros, no son reemplazables”. Además, señaló que las cuidadoras y otros profesionales están organizados y conocen las necesidades de cada residente.
La adulta mayor expresó también su temor por el impacto del cambio en la rutina diaria. “Tenía disposición de levantarme temprano, me atendían, y a las cuatro y media, cinco de la mañana ya estaba acostada. Ahora no sé qué va a pasar. Si se va el kinesiólogo, quizás me quede en cama”.
La otra cara de la moneda
El impacto no es menor para los 70 trabajadores que se quedarán sin empleo en plena temporada de fiestas. Teresa Velásquez, presidenta del Sindicato del Eleam, calificó la decisión como intempestiva porque “todo fue a escondidas, sabían lo que hacían, fue de mala fe”. Los trabajadores solicitaron más plazo para garantizar una transición menos traumática tanto para los residentes como para ellos mismos, pero el Senama rechazó esta solicitud.
“Ayer tuvimos reunión y nuestra intencion era pedir más plazo ya que se vienen las fiestas y teníamos organizado celebraciones con nuestros residentes y también por el tema que si deben finiquitar no nos pagarán el sueldo de fin de mes y menos aguinaldos, pero la respuesta de Senama fue que era imposible dar plazo y bueno quedaremos todos sin trabajo, ellos ya tienen su gente aunque nos dijeron que éramos los primeros considerados eso es mentira porque cómo van a entrevistar a 70 personas el lunes para que empiecen el día martes. Es imposible. Ni siquiera pensaron en los abuelos el cambio para ellos es dañino o sea pasarán las fiestas con personas extrañas, porque para muchos de ellos nosotros somos su familia. Ya hay preocupacion entre ellos”
El testimonio de residentes y trabajadores deja en evidencia la urgencia de replantear las decisiones administrativas que afectan a una comunidad tan vulnerable. Sandra Quezada señala: “Yo no quiero que cambien a todo el personal. No quiero que cambie el personal de aseo, las cuidadoras y los terapeutas no. Aquí hay gente buena que trabaja muy bien. No es justo”.
Este cambio inesperado ha dejado más preguntas que respuestas, pues los residentes sienten que esta alteración se ha hecho sin escucharlos a ellos que viven las consecuencias de las decisiones de otros.