Necrológicas
  • Tobías Velásquez Aguilar

Aulas que se vacían

Por La Prensa Austral Lunes 14 de Abril del 2025

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El reciente informe del Ministerio de Educación reveló una cifra inquietante: 995 estudiantes de la Región de Magallanes reprobaron o abandonaron el sistema escolar durante 2024. Detrás de ese número  -que representa casi el 4% del universo estudiantil regional- hay mucho más que un dato técnico. Hay historias inconclusas, procesos truncados y señales de alerta que el sistema educativo no ha logrado captar ni responder a tiempo.

Resulta especialmente grave que la deserción haya superado a la reprobación como principal causa de interrupción escolar. Si bien Magallanes mantiene buenos indicadores de promoción en comparación al resto del país, la región no está exenta de un fenómeno que tiene consecuencias duraderas en la vida de niñas, niños y adolescentes: la desvinculación temprana del sistema escolar reduce sus posibilidades de acceder a la educación superior, precariza sus horizontes laborales y deteriora sus condiciones de vida a futuro.

El Estado ha impulsado programas de retención escolar, tutorías y apoyos socioemocionales, pero las cifras siguen siendo un recordatorio de que esos esfuerzos aún no logran llegar a todos quienes lo necesitan. La falta de información detallada sobre las causas específicas de la deserción -salud mental, factores económicos, migración, brechas pedagógicas- solo refuerza la urgencia de establecer estrategias focalizadas que miren más allá de las estadísticas y comprendan las complejidades del abandono escolar en contextos reales.

Por otro lado, el bajo rendimiento de los alumnos de los establecimientos bajo el Slep Magallanes frente a los colegios particulares subvencionados -aún en diferencias sutiles como décimas de promedio- pone en cuestión la promesa de mejora que implicó el traspaso al sistema de educación pública. Si el nuevo modelo no logra revertir la inequidad ni retener a los estudiantes más vulnerables, es legítimo preguntarse qué tipo de educación pública estamos construyendo.

Ciertamente, en nada ha ayudado el reciente y prolongado paro de profesores, que tuvo a más de 12 mil estudiantes sin clases por casi un mes.

Las salas vacías son un símbolo de ausencias, pero, a la vez,  deben ser entendidas como un llamado de atención sobre las fallas estructurales de un sistema que, por más que sume logros globales, sigue dejando a demasiados estudiantes atrás. Y eso, en educación, es siempre una derrota colectiva.

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