Investigador de la Umag estudia el pasado y recuperación de la pesca artesanal de la merluza del sur
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a pesca artesanal de merluza posee una larga historia como modo de subsistencia en las regiones australes de Chile. Se dice que a fines de los años ‘80 la actividad de la pesca de merluza adquiere un carácter más formal con faenas mayores y en sitios más alejados de acuerdo con la movilidad estacional del recurso.
Con el paso de los años la pesca de la merluza comienza a verse afectada por diversas circunstancias. El biólogo marino e investigador de la Universidad de Magallanes, Jaime Ojeda, lleva casi 15 años estudiando la actividad de la pesca artesanal de la merluza austral, desde diferentes perspectivas. Hoy es un momento clave para el sector que, según sus propios protagonistas, está a poco tiempo de desaparecer si no se adoptan las medidas necesarias.
Jaime Ojeda señala que “la pesca de la merluza, antiguamente, tenía un vínculo asociado al poder de compra principalmente en España. Ese vínculo se empezó a cortar, por muchos problemas económicos de carácter mundial y hoy existe un bajo poder comprador para que los merluceros, que puedan hacerlo, puedan vender sus productos”.
Para el investigador de la Universidad de Magallanes, este hecho genera un peligro para la pesca artesanal de la merluza: “Cada vez hay gente de generaciones más antiguas y no hay renovación. Eso tiene que ver igual con políticas socio-ecológicas o de manejo pesquero, donde hay poca capacidad para que gente joven o que ya está establecida pueda entrar a la pesquería de la merluza”.
Los representantes de la Agrupación de Pescadores por Magallanes Marcos Leal y Juan Contreras, quienes han dedicado gran parte de su vida a sacar el recurso de la merluza – en distintos sectores de la Región de Magallanes- hoy se ven enfrentados a diversos problemas para salir a la mar y obtener el sustento para sus familias.
Marcos Leal advierte que “están todos los registros de pesca cerrados, uno puede ayudar a sacar la matrícula de pescador, pero no se pueden inscribir para sacar ningún recurso, porque no estamos incorporados en el sistema de cuotas”.
Reclaman que ha existido una falta de voluntad política para tener una solución a estos problemas, Juan Contreras señala que “ningún gobierno se ha puesto a ver el tema de fondo, que la pesca artesanal produce un alto número de trabajos y hoy en día debemos trabajar de manera no regularizada, donde estamos expuestos a sanciones por las autoridades”.
Baja participación de pesca artesanal en el recurso
Según datos recogidos por el investigador, en 2007 la pesca artesanal en Magallanes desembarcó 2.754 toneladas de merluza, mientras que en 2020 fueron desembarcadas sólo 6 toneladas. Hasta 2011 habían alrededor de 350 pescadores. Actualmente existen cerca de 15 pescadores activos de manera efectiva.
Ante la pregunta de ¿Cómo puede revertirse esta situación?, el biólogo marino, Jaime Ojeda, es claro en afirmar que: “El Estado puede potenciar y ser un agente revitalizador de esta pesquería, generar compra de merluza del sur, por intermedio de los colegios o la Junaeb, quienes dentro de sus menús alimenticios dan pescado, pero los traen desde Taiwán o Vietnam. Lo que nosotros debemos hacer es potenciar la compra de productos locales en las diversas instituciones, como la Armada o el Ejército, por ejemplo”.
Junto al desplazamiento y discriminación de los históricos pescadores artesanales y el deterioro económico de este sector productivo local, se suma la pérdida cultural del oficio y la fragilidad de la seguridad alimentaria en el sur del país.
Así lo resumen los propios pescadores artesanales que ven con preocupación el futuro de su oficio. Lo exterioriza Marcos Leal: “Lo que estamos pidiendo es que se nos reconozca como pescadores de merluza y se nos entreguen los recursos que nos corresponde para poder trabajar y sobrevivir más que nada. Nosotros ya no tenemos vuelta atrás, ya somos personas adultas y no hay nuevas generaciones de pescadores”.
En su trabajo, el investigador universitario Jaime Ojeda plantea un concepto que ilustra la relación que mantienen los pescadores artesanales con su entorno y el medio ambiente. “La socio-ecología lo que trata de entender es la complejidad de los vínculos de las relaciones entre el hombre y su entorno natural, esto nos permite una mejor interrelación y visión de cómo nos relacionamos en función con nuestro medioambiente, entendiendo los costos y beneficios que pueden existir”.
Finalmente, Ojeda insiste en proponer la generación de una cuota social para pescadores artesanales, la formación de cooperativas y fomentar un mayor poder comprador de merluza del sur en el mercado local y nacional entre otras medidas que apunten a revitalizar la afectada actividad.