Como un “derroche de plata” que no frenará el ingreso de jóvenes al recinto, califican vecinos inversión en ex hospital
Un proyecto elaborado por el gobierno regional y que considera una inversión que alcanza los 500 millones de pesos, cuyo proceso licitatorio comenzará dentro de los próximos días, espera que entregue solución a una problemática de inseguridad que se viene acentuando con el tiempo desde hace más de una década, luego de que el viejo hospital dejara de funcionar, en 2011.
Hoy es un lugar sombrío, con gran parte de su fachada rayada con graffitis, vidrios rotos, con constante acceso de jóvenes que, según las denuncias, generan ruidos molestos con fiestas, en algunas ocasiones peleas, lo que ha llevado a gran parte de los vecinos a permanecer con una sensación constante de inseguridad.
El cierre del perímetro, que contará con una reja de 3 metros de alto, impediría el ingreso de desconocidos, incorporando, además, un proceso de desmalezamiento, desratización y la construcción de un muro y pintura completa para la fachada de la Escuela Arturo Prat (bastante afectada por la problemática debido a que es colindante) y la demolición de estructuras livianas dentro del recinto, lo cual llevará a que la “casa de la adolescente embarazada” tenga que ser desalojada por las personas que la ocupan ilegalmente.
Aunque el guardia de seguridad que lleva seis años cuidando el recinto, no quiso emitir declaraciones por miedo a represalias, asegura estar absolutamente consciente de la realidad que se vive día a día en el deteriorado edificio que se emplaza en el cuadrante de calle Angamos, pasaje Ancud, Carlos Condell, Zenteno y pasaje Doctor Fernández Villa.
La voz de los vecinos
Carlos Humberto Calisto, vecino del pasaje Goleta Ancud. “Tengo 73 años, llevo viviendo toda mi vida aquí y espero morir también aquí. Este sitio es insalubre, hemos reclamado varias veces con los vecinos porque salen ratas inmensas, y la maleza del lugar genera una pésima estética. Los jóvenes durante las noches vienen a romper vidrios y focos, a tomar, y todo eso uno lo escucha. La verdad nos han dicho tantas cosas distintas autoridades que no creo que sea muy rápido lo que están pensando hacer, sin embargo esperamos que lo hagan y que sea lo mejor para nuestra ciudad. Hay que vivir en este pasaje para conocer la realidad”.
Niní Bobadilla, vecina calle Carlos Condell. “Aquí en la casa conversamos sobre el proyecto y me parece que es un abuso durante estos tiempos gastar esa cantidad de plata. Creemos que una mejor opción sería poner casetas en las distintas áreas del hospital con guardias nocturnos y así se aprovecharía de generar empleo, y creo que el hecho de que pongan un cierre perimetral no creo que logre impedir que los cabros salten. La parte estética sin duda es compleja porque nosotros como vecinos tratamos de tener bonitas nuestras casas y esto genera que hasta la plusvalía de nuestras casas se vean afectadas, además de alterar nuestra seguridad. Estamos contentos como vecinos de que se va a hacer algo, pero también pienso que como ciudadana que paga sus impuestos, me da lata que el gobierno regional bote dinero que podría ser utilizado de mejor manera”.
Gladys Oyarzo, vecina y locataria de calle Zenteno: “Estoy contenta de que cierren el perímetro, pero me genera preocupación ahora porque creo que con el movimiento de tierra y maquinarias van a salir los ratones y ahí se va a generar otro gran problema porque se van a meter a las casas. Sin embargo creo que va a ser la única manera de terminar con todo este dolor de cabeza. Existe una sensación de inseguridad total, por mi parte no puedo hacer nada porque soy adulta mayor y mi marido se está recuperando de un infarto. En varias ocasiones he llamado a Carabineros pero derechamente no vienen, entonces creo que hace falta vigilancia, porque sobre este peligro a uno no le queda nada más que aguantar y esperar que no pase nada grave”.
Alfonso Huentelicán, vecino y locatario de calle Zenteno. “Recuerdo tres proyectos distintos en que se gastaron millones de pesos en consultoras y nunca pasó nada, entonces no logro entender cómo derrochan esa cantidad de plata en algo así, pero espero que funcione de la mejor manera. A mí me interesa mucho que se vayan esos chicos porque hasta yo mismo los he pillado pintando mi casa… Pero, ¿qué puedo hacer? No pienso pintar mi casa hasta que se vayan. Además hacen fiestas constantemente y por suerte a mí no me afecta tanto porque estoy un tanto protegido del ruido, sin embargo para los vecinos es un real problema. Esta gente no tiene respeto por nada, ni con la ley ni con los vecinos”.