Carlos Dittborn y sus 60 años de vida: un club humilde que nació grande
Parte I
Por Víctor Hernández Godoy
Presidente de la Sociedad
de Escritores de Magallanes
En varias oportunidades nos hemos referido a la creación del barrio 18 de Septiembre. En esta ocasión especial, no pretendemos hacer una síntesis histórica de cómo se levantó ese conglomerado humano. Recordemos que fueron sus propios pobladores que con gran esfuerzo, sin pedir ayuda ni nada a nadie, construyeron sus modestas viviendas.
Hacemos hincapié en este detalle por cuanto al momento en que redactamos estas líneas, en el Centro Interactivo de Juegos y Movimiento (Cijum) ubicado en Avenida Salvador Allende 0291 se presentará la obra de teatro “Duro de Reciclar”, producción de la Compañía de Teatro y Títeres “La Kalle”, preludio del estreno oficial de “La Cantata del Barrio 18”, que interpretará el grupo 7 de Julio, un proyecto artístico que ha demandado años de investigación y de ensayo al profesor de música, Fernando Alarcón. Se trata de una iniciativa cultural financiada por el Fondo Nacional de Desarrollo Regional 7% año 2022. Varias instituciones apoyan este significativo evento, entre ellos, el Barrio Comercial ubicado precisamente, en el barrio 18 de Septiembre.
Al respecto, no podemos dejar de mencionar un hecho objetivo. Tanto en la mencionada cantata como en otros proyectos artísticos, entre ellos, la obra de teatro “Pobladores” o en la historia iconográfica del sector plasmada en la Ruta Patrimonial, “Barrio 18 un barrio con historia”, los creadores de estas respectivas iniciativas, han concentrado su propuesta estética en resaltar una característica que es difícil de hallar en otras poblaciones de Punta Arenas. El espíritu autárquico, la autonomía de sus fundadores, que se proyecta en las generaciones posteriores con modestia, pero también con mucho de orgullo y algo de soberbia. Ser de la 18 de Septiembre, significa tener una identidad propia, lo que se refleja en cada una de las instituciones que forman parte de este populoso núcleo habitacional.
Por lo mismo, recordamos que esta hermosa actividad cultural se realizará en los precisos instantes en que se cumplen exactamente setenta años, -verano de 1953-, de la decisión adoptada por la Ilustre Municipalidad de Magallanes de entregar, en la hijuela N°20, ubicada en aquel entonces en un sector rural de la ciudad, 168 sitios de veinticinco metros de fondo por doce metros y medio de frente, a modestas familias, -en su mayoría procedentes de Chiloé-, las que se encontraban allegadas en distintos domicilios de Punta Arenas. Como sabemos, durante varios años aquellos pobladores edificaron y dieron forma a lo que hoy denominamos el casco histórico del barrio, compuesto originalmente por siete calles, numeradas de 1 a 7.
Muchas otras cosas pasaron en el transcurso de esos primeros años. Los vecinos se organizaron en un comité para buscar soluciones a los cientos de problemas que les aquejaban. A modo de una minga chilota, con unidad y esfuerzo erigieron una escuela, un policlínico, un retén de carabineros, una iglesia y otras instituciones culturales y deportivas. La vida comunitaria fue el alma y el verdadero pulmón del barrio, una actitud que contribuyó a suplir la carencia de bienes materiales y de infraestructura.
De cualquier modo, para fines de 1960, la población 18 de Septiembre estaba construida casi en su totalidad. Lo demuestran los testimonios de los pobladores, las crónicas periodísticas de la época y las actas municipales publicadas ese año. El barrio se extendía hacia el sur desde la calle 1, denominada Francisco Javier Reyna. En orden correlativo, aparecían los nombres de Juan Martínez de Rozas, Gregorio Argomedo, Gaspar Marín, Juan Enrique Rosales, Camilo Henríquez, Manuel de Salas, Diego Portales, Ramón Freire, Francisco Antonio Pinto, hasta llegar a la calle 11 Sur, denominada Mariano Egaña. Por el oriente, estaban las arterias 5 y 6 este, designadas con los nombres de Mateo de Toro y Zambrano y Fernando Márquez de la Plata. Por último, hacia el poniente se ubicaban las calles 1 oeste, o José Victorino Lastarria y 2 oeste, llamada también, Paula Jaraquemada.
Incidencia del
Mundial de 1962
A principios de la década del 60 del siglo pasado, la población del Barrio 18 de Septiembre superaba claramente los diez mil habitantes, la mayoría de los cuales eran niños y menores de edad. La práctica del fútbol constituía la principal actividad recreativa de los pequeños. Por aquel entonces, existían ya varios equipos, entre ellos, Palestino, fundado el 1 de agosto de 1953, club que hasta nuestros días aparece vinculado con la antigua población municipal ubicada a un costado de la desaparecida maestranza, en terrenos que hoy ocupa el Liceo Polivalente María Behety.
Tal vez el cuadro más representativo lo constituye el 18 de Septiembre, cuya acta de fundación data del 22 de enero de 1957 y que en la actualidad, además de poseer domicilio propio en calle Argomedo en pleno corazón del barrio, sede social conseguida hace varias décadas, se enorgullece de contar con otras ramas deportivas como el boxeo y la halterofilia.
A medida que surgían nuevos clubes de fútbol cobraba mayor fuerza la idea de pertenencia en ciertos sectores del barrio. Así por ejemplo, a la altura de las calles 6 y 7 Sur vivían los integrantes y simpatizantes del Coquimbo Unido; en la 8 y 9 los del Pedro Aguirre Cerda y en la 10 y 11 los del Estrella Roja, un elenco fundado el 12 de diciembre de 1962.
La influencia que tuvo en nuestro país la realización del Mundial de Fútbol, unido a la celebración de los famosos torneos amistosos conocidos como hexagonales y octogonales, en donde los principales clubes del país, Colo Colo, la U. de Chile y la U. Católica, reforzados con jugadores de otros planteles del medio nacional se enfrentaban a los conjuntos de Santos o Botafogo de Brasil, que aseguraban la presencia en el certamen de sus figuras máximas, Pelé y Garrincha; además, ocasionalmente venían las selecciones de la Unión Soviética o de Checoslovaquia y los elencos del Dínamo de Moscú, el Vasas de Budapest o la mismísima Estrella Roja de Belgrado.
Estos eventos deportivos y culturales, causaron gran repercusión en los medios regionales en particular, en el barrio 18 de Septiembre. Los partidos eran retransmitidos por las principales radios de Punta Arenas y reproducidos con detalladas notas en los diarios de la ciudad. No es de extrañar entonces, que 1963 marcara el cénit en la conformación de equipos en dicho sector. El 5 de enero nacía el club Carlos Dittborn; el 15 de febrero, el Reinerio García; el 9 de noviembre, el Camilo Henríquez y el 1 de diciembre, el Libertad. Así las cosas, con las excepciones de los cuadros de 18 de Septiembre y del Independencia, el 28 de diciembre de 1963, en casa de Daniel Galindo, ubicada en calle Francisco Javier Reyna esquina Márquez de la Plata, todos los clubes de fútbol existentes en el barrio procedieron a fundar la Liga 18 de Septiembre.
Un equipo humilde
que nació grande
Así tildamos a esta institución deportiva. Cuesta creer que un grupo de pequeños, cuya edad promedio no superaba los quince años, decidió organizar y fundar un club de fútbol. El miércoles 5 de enero de 1963, en calle Francisco Javier Reyna Nº0438, esos niños y jóvenes, después de una acalorada discusión, denominaron al naciente club como Carlos Dittborn.
Se esgrimió que el antiguo dirigente (1921-1962), cumplía con todos los requisitos para que la nueva institución llevara su nombre. Se le consideraba como un hombre austero, serio, estudioso, un soñador que logró lo que millones de chilenos consideraban imposible: Que se jugara un Mundial de fútbol en nuestra patria. Se tenía conciencia que ese hombre había fallecido días antes que se disputara en Chile el más importante evento deportivo jamás organizado. Pero lo más significativo, era reconocer que la célebre frase dicha por Dittborn en el Congreso de la Fifa en Estoril, Portugal, el 10 de junio de 1956, “Como no tenemos nada, queremos hacerlo todo”, interpretaba los anhelos de todos los muchachos allí reunidos.
Rápidamente eligieron un primer directorio conformado por Hermino Valderas, como presidente; Osvaldo Mansilla, vicepresidente; Carlos Navarro, secretario; Ana Valderas, prosecretaria; Blanca Ojeda, tesorera; José Navarro, protesorero; y como directores a Carlos Mansilla, Lautaro Quinteros, Sergio Candia y Arturo Mansilla. También se constituyó una serie infantil que sería la base de los futuros éxitos deportivos del club, entre los que destacaban los nombres de Pedro Gómez, Carlos Mansilla, Mario Soane, Hugo Torres, Carlos Alvarez, Delfín Valderas, Roque Mayorga y Ramón Aguila.
La mayoría de los equipos de la Liga 18 de Septiembre, veían al humilde club como el más modesto de todos los conjuntos del barrio, una especie de pariente pobre en el naciente certamen, pero lo cierto es que desde un comienzo el Carlos Dittborn adquirió fama como equipo aguerrido, combativo, de pierna fuerte, que solía imponerse en las rondas finales derrotando ante la incredulidad general, a los otros cuadros, que en teoría, contaban con jugadores más experimentados y de mayor calidad técnica.
Por lo mismo resulta verdaderamente sorprendente, que el Carlos Dittborn haya obtenido ocho títulos, de un total de catorce campeonatos, de la vieja Liga de la 18 de Septiembre. Los torneos ganados fueron logrados en las temporadas 1963-64; 1964-65; 1965-66; 1966-67; 1967-68; 1969-70; 1974-75 y 1975-76. Ya desde sus inicios, el equipo utilizó una indumentaria de color amarillo con pantalón y medias azules, que en ocasiones se remplazaba por una polera blanca con pantalón y medias negras.
Carlos Dittborn celebró trece años de vida el 5 de enero de 1976 cursando una invitación al elenco de Matadero de Río Gallegos para la realización de un partido amistoso. El cuadro argentino retribuyó las atenciones dispensadas, convidando al campeón de la liga de la 18 de Septiembre, a un hexagonal en la capital de la provincia de Santa Cruz, en Argentina. En ese periodo, Carlos Dittborn disponía además, de una rama de atletismo y otra de básquetbol en damas y varones, que competía con singular acierto en las competencias de barrios.
Primer campeón
regional oficial
Curiosamente, la transformación de la antigua liga en una organización regulada por la Asociación Nacional de Fútbol Amateur (Anfa) pareció no favorecer al club canario. Recién en 1990 después de catorce años, conseguirían un título bajo la nueva institucionalidad. Eso sí, la espera tendría un premio doble. A los pocos días de haber conquistado aquel logro, en una angustiosa final con triunfo 2-1 ante el favorito inicial del torneo, Unión San Felipe, elenco al que le bastaba un empate para gritar campeón, el Carlos Dittborn emprendió la aventura de jugar el Primer Torneo Oficial Regional de Clubes Campeones que en aquella época, sólo consideraba la participación de los vencedores de cada una de las cinco asociaciones de Magallanes: Prat, de Punta Arenas; Río de la Mano, de Barrio Sur; Bories de Puerto Natales; Tierra del Fuego, de Porvenir y el aludido Carlos Dittborn de la 18 de Septiembre.
Prat era el inmenso favorito para alzar el título. En el camino a la final, había superado cómodamente a los cuadros de Río de la Mano y de Bories. Por el contrario, Carlos Dittborn sufrió lo indecible para desplazar al siempre peligroso Tierra del Fuego. En el encuentro de ida jugado en la cancha de la 18 de Septiembre, logró vencer por un apretado 1-0. Ya en ese cotejo, Carlos Dittborn haría alarde de las cualidades que lo distinguirían en ese regional: la fiereza en la marca, el orden táctico y el impecable estado físico de sus jugadores. En la revancha disputada en Porvenir, el cuadro de Tierra del Fuego hizo valer la calidad individual de su plantel, y al cabo de los noventa minutos, vencía por 4-2. El reglamento estipulaba, en caso de igualdad de puntos, jugar un alargue de treinta minutos, divididos en dos tiempos de quince minutos cada uno. Carlos Dittborn demostró su jerarquía anotando tres goles, lo que revertía completamente la situación. Contra todo pronóstico, se clasificaba para la final.
En la primera definición jugada en la Bombonera, Prat llegó a estar en ventaja de 3-1. Montt abrió el marcador a los 33 minutos del primer tiempo. En el segundo lapso, aumentó Vidal a los 5 minutos. Ojeda descontó para Carlos Dittborn a los 10, pero Mansilla alargó las cifras para el Prat a los 16. Nuevamente Ojeda, descontó para los locales a los 33 y aunque el Prat pudo liquidar el encuentro mediante un penal a los 40 que su ejecutor, Inostroza, estrelló en un vertical, fue el equipo local que haciendo justicia a su tradicional garra y temperamento, consiguió empatar por intermedio de Zúñiga, en la agonía del partido.
La definición se consumó en un estadio Fiscal repleto el domingo 22 de abril de 1990. Miles de hinchas de todos los clubes de la Asociación 18 de Septiembre llegaron para alentar a Carlos Dittborn. Con arbitraje de Orlando Haro, la final se jugó ante más de cinco mil espectadores. Prat se fue al descanso con ventaja de 2-1. A la media hora del primer tiempo, Prat ganaba cómodamente por 2-0 con goles de Mansilla a los cinco minutos y de Montt a los treinta; Uribe, en buena acción de conjunto, descontó a los 38 minutos. En el segundo tiempo, Carlos Dittborn acometió con todo en busca del empate. A falta de diez minutos para que terminara el partido, Mansilla, el buen valor de Prat se fue expulsado, ventaja numérica que aprovechó muy bien Carlos Dittborn igualando el marcador en el último minuto del encuentro con gol de Alvarado. Aquello forzó un alargue, que se tornaría dramático. Montt volvió a adelantar al Prat a los 3 minutos del segundo suplementario. Sin embargo, a noventa segundos del final, el cuadro canario que esa tarde vistió unas desusadas camisetas prestadas por el club Estrella Austral (utilizadas por aquel equipo cuando se llamaba Estrella Roja) logró empatar el encuentro con un cabezazo de Alvarado, forzando una definición a penales, que fue resuelta a favor de Carlos Dittborn por 5-4. Comenzó marcando el Prat por medio de Arredondo, luego empató la serie Alvarado; El arquero Igor del Dittborn tapó el remate de Vidal, y si bien, después anotaron Fernández, Fuentes e Inostroza, para el elenco de la Asociación 18 convirtieron Zúñiga, Trujillo, Ojeda y Andrade.
Tal vez el mayor mérito de ese hito colectivo radica en la planificación de su director técnico, José Alvarez, que ideó una estrategia de juego con una formación base que incluía a José Igor, en el arco; Víctor Aguilante, Ricardo Aguila, Ernesto Gómez y Eduardo Mardones en defensa; dos volantes de contención, Carlos Trujillo y Nelson Andrade junto con dos mediocampistas de creación, como René Quinán y Jorge Ojeda; en el ataque, dos hombres en punta que jugaban abiertos, Juan Carlos Alvarado y Arturo Uribe. El propio Alvarez nos confidenció varios secretos en la preparación del elenco:
“Nos preparamos para la gran final durante toda la semana previa haciendo varios tipos de ejercicios. Corríamos subiendo por Avenida Independencia hasta el bajo donde empezaba la 18 de Septiembre, casi detrás del Regimiento Pudeto. En las tardes, trotábamos por Avenida Bulnes hasta Bahía Catalina y volvíamos haciendo lo mismo hasta la Diagonal Don Bosco. El sábado fuimos al estadio fiscal a patear penales. Ahí me di cuenta que si el partido se alargaba, tenía que hacer ingresar a Zúñiga que pateaba muy bien desde los doce pasos”.
El siguiente paso era el zonal sur. Empezaba el sueño de ser campeón nacional (finaliza el próximo domingo).