Meteorología escolar
Prof. Alfredo Soto Ortega
Gaia-Antártica Umag
Recuerdo de manera muy clara en la década del ’80 cómo la comunidad de Magallanes se instruía acerca de los acontecimientos referidos al comportamiento de la capa de ozono y en la que inicialmente fue visto con mucha inseguridad e incertidumbre porque noticieros internacionales daban a entender que el mundo estaba atento a qué ocurría en nuestra región con la exposición a los rayos ultravioleta, desbandados por el debilitamiento de la capa de ozono que era la que nos protegía, considerados casi como “conejillos de Indias”.
Con el tiempo eso fue mermando en la preocupación inicial catastrófica sin dejar de ser preocupante tal exposición la que resultó finalmente en una fuerte intención de las autoridades de la época y la comunidad científica de efectuar un plan de contingencia al respecto que, incluso, tomó en consideración en educar a la población a través de su alumnado, escolares y universitarios. A que lleva este recuerdo, a que en estos tiempos estamos siendo testigos de diversas manifestaciones climáticas que nos afectan no sólo a nivel regional, sino también a nivel nacional e internacional.
Es muy común hoy día estar revisando a través de los noticieros y redes sociales todo acontecimiento y fenómeno implicado en las observaciones atmosféricas y cada vez nos sorprendemos de que los plazos proyectados de incidencias como por ejemplo de olas de calor como así también de ondas polares, que sorprenden a comunidades supuestamente bien preparadas, y que eran preocupaciones para la segunda mitad de este siglo, estas se han acelerado en sus procesos y ya están encima nuestro, siendo esta incidencia más aguda y sorprendente en el Hemisferio Norte que en el nuestro.
Nuestra experiencia y siendo casi testigo de lo que ocurre afuera de nuestra región, es fundamental tomar una actitud preventiva y en mi caso recomendar de cómo se pueden plantear programas educativos y llevar este conocimiento del comportamiento de la atmósfera a nivel escolar. La observación directa de los fenómenos atmosféricos, así también en quienes impulsen todo con la adquisición de recursos tecnológicos que permitiría los registros de dichos fenómenos, no ofrecen gran dificultad a los alumnos de cualquier nivel, muy por el contrario, casi a nivel de juego para los mas jóvenes y pequeños, en el fondo se estaría creando una “cultura climática” compartida entre pares y así también comentada por el resto de la población. La actividad programada por diversas asignaturas en la observación diaria, haría que los alumnos tomen conciencia de los cambios más importantes y los estados de tiempo que mas se repiten en determinadas épocas del año.
Un seguimiento continuo, respaldado por plataformas oficiales de meteorología, permitiría incluso comprender de mejor manera los embates del cambio climático y del calentamiento global, que ya están quedando atrás como conceptos, tras el llamado de Antonio Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (Onu) las Naciones Unidas, quien afirmó que la era del calentamiento global terminó para dar paso al periodo de “EBULLICIÓN MUNDIAL”. No quiero detenerme en este último tema cuyo título, me suena más a concepto apocalíptico y de un llamado más radical que un llamado a la conciencia, de ahí que en el tema escolar, sería bueno considerar para alumnos de diferentes niveles que se familiaricen a realizar un registro sistemático de los estados del tiempo atmosférico, este proporcionaría a los alumnos una serie de datos que pueden utilizarse en comparaciones con otras escuelas locales o de la misma provincia, obtención de medias anuales, relacionarlas con otro tipo de actividades como las portuarias por seguridad, la ganadería, la pesca, el turismo o la geografía en sí misma, considerando que es un sello para nosotros los patagónicos tener en un día las manifestaciones más diversas del clima austral y que podría transformarse, nuestra atmósfera, en un elemento didáctico de primera línea.