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Luces y sombras de la Casen en Magallanes

Por Alvaro Rondon Jueves 10 de Agosto del 2023

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Como bien saben los navegantes legendarios de estos mares del fin del mundo: se requiere de faros claros y luminosos para llegar a buen puerto. 

Los positivos resultados de la recién aparecida encuesta Casen, cuyos detalles seguirán desgranándose con entregas de datos por cada región hasta fin de año, no son tan iluminadores como se requiere para visibilizar y enfrentar la pobreza y la vulnerabilidad. 

La misma opinión pública se muestra sorprendida con los buenos indicadores, cuando la miseria es visible en muchos rincones de ciudades y campos. Y varios expertos serios y avezados en el tema están manifestando dudas sobre los resultados al punto de afirmar que pudiera ameritar una revisión de la metodología con que se está midiendo la pobreza en Chile. 

Que la pobreza por ingresos a nivel nacional haya pasado 10,7% a 6,5% es una muy buena noticia, así fue enunciada y recibida. Pero estos buenos indicadores no se condicen con realidades que son tan urgentes como indignantes. 

Por lo pronto, la encuesta no considera a las personas en situación de calle, porque se hace en hogares, a familias con domicilio conocido. Y no hay que ser un gran observador para darse cuenta de cómo se ha incrementado el número de hombres y mujeres viviendo a la intemperie. 

Si bien Magallanes y Antártica Chilena es la región del país con menores porcentajes en incidencia de la pobreza medida por ingresos con un 3,4%, este resultado debe ser motivo de preocupación, porque en nuestra región se rompe la tendencia del país a la disminución de la pobreza de las últimas décadas. Pre-pandemia, en los datos de la Casen 2017 había sólo un 2% versus el 3,4 % de 2022. Lo mismo sucede en el caso de pobreza extrema: de 0,7% en 2017 aumentamos a un 1%. 

Cuando hemos pasado días de nevazones severas, tormentas, bajas de temperatura históricas, ver la realidad cotidiana de los que menos tienen en Magallanes, afectados además por el alza del costo de la vida, el aislamiento, la escasa oferta disponible de casas y la carestía de los arriendos, no permite celebrar las buenas nuevas de la Casen 2022.

Son condiciones de precariedad extrema que no pueden ni deben observarse con los parámetros nacionales, puesto que pese a un avance nominal de los indicadores de pobreza, en la práctica muchos magallánicos y magallánicas continúan padeciendo una situación de vida que nos indigna y nos empuja a levantar alertas sobre cómo estamos mirando la pobreza. En especial si aspiramos a hacer de Chile un país más inclusivo, justo y solidario.

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