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  • Lorenzo Barrientos Vito

Ruso lleva 10 días durmiendo en el Aeropuerto de Punta Arenas

Lunes 27 de Mayo del 2024

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Los aeropuertos son conocidos como lugares en donde confluyen historias de muchas latitudes, de emotivas despedidas y bienvenidas. Y, de vez en cuando, son también el refugio para viajeros varados por distintas circunstancias, sin poder salir ya sea por alguna situación migratoria pendiente o por problemas financieros. La historia de Rimas Meleshyus, ciudadano ruso de 72 años que lleva ya 10 noches durmiendo en el Aeropuerto Carlos Ibáñez del Campo de Punta Arenas, combina un poco de todos estos últimos factores.

Su historia es tan particular como fascinante. Nació en Lituania por el año 1951, pero ha vivido más en Rusia y Hawai que en su país natal. En Moscú, estuvo hasta 1988, cuando viajó a Estados Unidos hacia las islas de Hawai, con pasaporte ruso, donde ha vivido las últimas décadas desempeñándose como traductor. Habla japonés, ruso, inglés y lituano con soltura, lo que le ha permitido dedicarse a aquel oficio, además de ser ayuda para sus viajes marítimos alrededor del globo.

El año pasado llegó a la Patagonia y a Sudamérica luego de haber naufragado en el océano Pacífico un 14 de octubre, en mares cuyas costas más cercanas eran las islas de Hawai. En su socorro acudió el crucero francés “Le Commandant-Charcot”, que viajaba destino a aguas australes. De este modo, viajó con la tripulación por más de 18 días hasta arribar a Punta Arenas el 3 de noviembre del año pasado.

Tras haber perdido sus papeles en el naufragio, quedó “atrapado” en el país, sin lograr subsanar su situación migratoria. Tiene el ingreso hecho, pero no cuenta con los papeles para salir. Sin preocuparse mayormente, desde noviembre en adelante se dedicó a recorrer el país, pasando por La Serena, Coquimbo, Valparaíso, para retornar a la Patagonia, embarcándose desde Chiloé a la región de Aysén y luego continuar por mar nuevamente hasta Punta Arenas. Para moverse por el país vendió algunos de sus equipamientos tecnológicos que alcanzó a rescatar, como cámaras e instrumentos de navegación.

En su nuevo arribo a la ciudad se ha cursado con nuevas dificultades: tiene tarjetas bancarias y el teléfono bloqueados. Sus viajes, que en parte son financiados por una comunidad de aficionados a la navegación que lo siguen en blogs y a través de su Facebook, ayudándolo con donaciones, se ha visto entrampado y así llegó hasta el aeropuerto, donde lleva días durmiendo porque lo encuentra seguro y además le han ayudado solidariamente. 

No es primera vez

No es un navegador experimentado de toda la vida, más bien se enamoró de esta afición de adulto por el 2012. Desde ese año en adelante, con más de 60 años a sus costas, ha emprendido numerosos viajes por el Pacífico, navegando siempre solo y con vagos conocimientos. “Me gusta una aventura fuerte, he estado largos periodos en el mar, con tormentas, espacios calmos y todo tipo de condiciones climáticas”.

Sufrió naufragios anteriores en tan variados lugares como en la isla Akutan de Alaska u otro en las costas de México luego de un viaje que inició desde el Estrecho de Puget, en América del Norte, cuando buscó realizar una circunnavegación vía Cabo de Hornos, lo que no llegó a buen puerto. Activaron una búsqueda que se canceló luego de 122 días tras aparecer en la Samoa Americana. “Nunca he tenido miedo, amo los océanos, el mar y navegar. Tengo muy buenas memorias de mis viajes”, relata Rimas.

Una curiosidad es que para estas incursiones los veleros los recibió gratis, donaciones de otros aventureros interesados en su historia y su estilo de navegación “Kon Tiki”, a quien el mismo referencia aludiendo al antropólogo Thor Heyerdahl que atravesó el Pacífico en una balsa de madera en 1947.

Actualmente tiene distintas opciones en mente. Busca retornar hasta el puerto de Vladivostok, cercano a Japón, Korea y China. “Me gustaría ir navegando bajo bandera chilena desde la Patagonia (…) Me gusta mucho navegar y me gustaría preparar para noviembre o diciembre del 2024 un viaje hacia las islas del Pacífico como la Juan Fernández y otras”.

En la comunidad de navegación es conocido por muchos aficionados por sus viajes extremos y por realizarlos con pocos conocimientos. Su determinación ha sido objeto de análisis en numerosas revistas especializadas que han dado a conocer sus viajes y naufragios alrededor del globo. Además, en diversos foros de internet se barajan teorías sobre sus apariciones y desapariciones, su paradero actual y entretelones de sus aventuras.

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