¿A quién creerle?
Estamos en un mundo que nunca en su historia, había tenido tal posibilidad de inter-comunicarse (¿y nos comunicamos en verdad?), y de poseer tal cúmulo de conocimiento e información, como nunca el ser humano había tenido a lo largo de sus millones de años sobre la Tierra.
Paradojalmente, en este tiempo de la post-modernidad, y con el advenimiento de la comunicación al instante, donde, desde cualquier rincón del Planeta puedo inter-actuar con cualquier ser humano o grupo de éstos, y donde como nunca antes en la historia se puede “crear realidades paralelas”, realidades virtuales en léxico de hoy, las que a través de lo que se denominan las “noticias falsas o fake news”, que sólo buscan la desinformación de los millones de potenciales receptores, que sin mayor preámbulo “consumen” esas “noticias” y las validan luego en la inter-acción con todas sus redes de contactos, son una arista de esto. ¿A qué creerle?
Lo anterior, es aplicable a las innúmeras materias que son interés del ser humano, desde la economía y los negocios, la política y la administración, la salud, y un largo etcétera (que incluye los chismes y los asesinatos de imagen de algo o alguien). Por otro lado, en momentos como éste, cuando el mundo está viviendo una pandemia que camina ya para el año desde su aparición o brote en Wuhan, China, las estrategias de cada lugar, región o país, van mostrando distintos resultados, con los gobiernos de los distintos países -los que en aras del combate a la pandemia-, tienen a miles de millones de personas en el “aislamiento” y el “confinamiento” y su nueva entrada a la pobreza.
Si esto lo traemos a nuestro país y nuestra región, dicha estrategia no ha dado los resultados esperados. Magallanes se acerca a tener cerca del 10% de su población ya contagiada en estos últimos 6 meses, con el Covid-19. ¡¡Nos demoramos 6 meses en comenzar a pedir exámenes PCR a la llegada a la región¡¡
Por otra parte, otros países como Suecia y algunas naciones europeas, han optado desde un principio, por generar la inmunidad a través de una circulación controlada, con ciertos cuidados, pues existe una importante cantidad de literatura científica y posturas más “sistémicas y holísticas”, que indican que el ser humano, tiene las herramientas, o las debe crear su cuerpo, para superar, en este caso, el coronavirus. Se ha destruido la economía (entiendo por esta no a la gran economía de los “grupos económicos” y su influencia para crear y crear más riqueza….para ellos, sino que a la normal necesidad, si hay algo normal a estas alturas, que tiene el ser humano para crear sus condiciones, para obtener lo suficiente para funcionar, valerse, y llevar adelante su proyecto de vida). Dos posturas. ¿A quién o a qué creerle?
Hoy, Chile y Argentina entre otros, en la golpeada Sud-America, han optado por modelos de confinamiento absoluto desde el comienzo, en el caso de Argentina, pero a éstas alturas extremadamente largo….y, sin obtener resultados o avances. Chile, con cierta lentitud en la primera ola (marzo a junio 2020), tuvo la oportunidad y el Estado de Excepción que dictó el gobierno, para haberla hecho “lo más corta posible”. Optó en cambio por modelos más laxos y “más de papel” (importaban más los papeles, salvoconductos “mulas” en cantidad y profusión en las ciudades, optando en preferencia por cuidar la economía más que la salud de las personas). Parece que les conviene tener-nos como estamos. Gana tiempo en el reloj. ¿A quién o a qué creerle?
Entretanto, en las últimas 96 horas, la oposición TODA, se ha endilgado las culpas, respecto de no haber llegado a acuerdo, ”SIN PROTECCIONES NI BLINDAJES” para las próximas elecciones de las primarias para elección de Gobernadores Regionales. (En Magallanes competirán sólo los candidatos de la senadora). Todo el arco de oposición, (Convergencia Progresista y la DC, Unidad por el Cambio y el Frente Amplio) han acusado que “El otro”, quería “proteger o blindar sus posiciones”, cosa que ha sido, acusación cruzada (y que es un mal precedente para las conversaciones en miras a la próxima elección presidencial). ¿A quién creerle?