La delgada línea del bien y del mal
El gobierno central mantendrá el cierre de las fronteras y la salida de los chilenos al exterior estará acotada y controlada.
Sin embargo, la mantención de la política de necesaria restricción con un plan más controlado a los desplazamientos de pasajeros sitúa al turismo en la delgada línea del bien y del mal. Por un lado se busca mantener un propicio escenario de control de la pandemia en el país, pero por otro no hay una certeza de reapertura de la próxima temporada turística.
Quizás habría que ser optimista y pensar que la medida será reevaluada en un mes más acorde a como vaya evolucionando la pandemia y sus índices de contagios.
De lo contrario la caída del turismo y sus consecuencias serán peores a las grietas que ya muestra el sector que se ilusionaba con una reapertura paulatina partiendo por un turismo internacional vía flujo aéreo y luego marítimo.
Incluso, con la necesaria creación de un cordón sanitario directo a Magallanes, porque es impensable que un turista ingrese y antes de recorrer los atractivos permanezca encerrado diez días.