Necrológicas

¿Magallanes y sus aguas prístinas?

Martes 19 de Abril del 2022

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Nykol Jara Reyes
Curso Conservación de
Ambientes Australes
Magíster en Ciencias,
mención en Manejo y
Conservación de Recursos Naturales Subantárticos
Universidad de Magallanes

 

Magallanes es la región más extensa de Chile, albergando un intrincado sistema de canales, islas y fiordos. Se caracteriza por presentar una alta heterogeneidad de condiciones oceanográficas y ambientales que sustentan tanto una alta diversidad de invertebrados como de vertebrados. Ha sido identificado como una de las 14 ecorregiones marinas más prístinas de Chile e inclusive a nivel mundial, debido a las particularidades geográficas asociadas a las condiciones ambientales adversas y a que el 70% de la superficie terrestre permanece salvaje.

Un lugar es prístino cuando aún se conservan las condiciones originales, con poca modificación humana. La gran cantidad de islas y archipiélagos en la región son de difícil acceso, producto de la lejanía y de las condiciones climáticas, y parecieran intactas. Sin embargo, si afinamos un poco más los sentidos y conocemos la historia de nuestra región, veremos que gran parte de su territorio ha sido intervenido de alguna u otra manera. Pienso que el concepto prístino para la región, no se utiliza de la forma adecuada y lo voy a explicar usando el ejemplo del maritorio de la Patagonia.

Me indigna que hablemos de las aguas más prístinas de la Patagonia, cuando ni siquiera tenemos claridad del alcance de la contaminación que provienen, por ejemplo, de las embarcaciones. Una embarcación de entre 11 a 14 metros de eslora utiliza 200 litros de aceite por año, en cambio, una embarcación con más de 14 metros de eslora requiere 300 litros de aceite al año. Si este valor lo extrapolamos a la cantidad de embarcaciones operativas en el año, para 500 embarcaciones de 12 metros de eslora, se utilizarían 100.000 litros de aceite, de los cuales, sólo 20.000 estarían siendo gestionados de manera efectiva, es decir, trasladados a un centro de disposición final de residuos peligrosos. Lo más alarmante es que, en el caso de Puerto Williams, no se cuenta con un centro de disposición final de residuos peligrosos y éstos no pueden ser trasladados por las barcazas, complejizando la disposición final de los mismos y dejando a criterio del usuario la disposición final de estos residuos. Probablemente, estos residuos peligrosos terminan en el mar o dispuestos en tambores y dejados en algún islote, afectando la salud de los individuos y del medioambiente de manera instantánea y sostenida.

Yo creo que la culpa no la tienen estos sectores, sino que hace falta aplicar medidas eficaces de gestión de residuos. No es posible que, en el 2022, los terminales pesqueros de la región no cuenten con una gestión apropiada del aceite en desuso. Hace falta trabajar articuladamente entre las autoridades y el sector de la pesca artesanal para explorar una vía de solución.

Con estos antecedentes ¿seguiremos pensando que estamos viviendo en un sitio prístino? Si queremos mantener estos ambientes poco alterados debemos hacernos cargo del problema y tomar acciones proactivas para su conservación. El mar es uno solo, nos conecta y nos sustenta, cuidarlo y protegerlo es tarea de todos.